Es evidente, y no hay más qu e fijarse en el gobierno para verlo, que Sánchez, el Felón, les tiene pedido a sus componentes que hagan todo el daño que puedan. De entre los ministros los hay que se lo han tomado con más entusiasmo que el resto, quizá porque tienen más talento y lo han dedicado al mal. Entre estos está Mónica García, también conocida como la MEMA (médica y madre), que hasta que no hunda todo el sistema no ha de parar. En realidad, ella sabe que no lo va a conseguir, pero disfruta sacando de quicio al personal.
A esta MEMA se le han puesto de huelga sus compañeros médicos, porque realmente los deja desprotegidos frente a todo. No parecen dispuestos a ceder, pero ella tampoco da idea de que esté dispuesta a hacerlo. Estas situaciones parecen hechas a su medida. Es capaz de tener preparada una contrarreforma que deje en mantillas esta por la que ahora protestan. Durante la marcha se han lanzado cánticos con la finalidad de avergonzarla, cosa que seguramente es totalmente imposible. ‘Mónica, traidora, ¿dónde estás ahora?’. Pues en ninguna parte, claro. O quizá riéndose a mandíbula batiente, mientras escuchaba los trinos de los facultativos.
Los médicos también tienen sus sueños, sus ideales, sus planes, pero ahora llega una señora y los trata como si fueran basura, como si no tuvieran derecho a nada, como si España fuera Venezuela, y ellos se enfadan, quizá pensando que ahora o nunca, pero Mónica no presiente que nada le vaya a torcer el brazo, no lo ve posible y se maneja con la idea de torear la huelga, de hacer como que cede, como que ahora les da esto, pero enseguida les quitará aquello, y por ahí seguido. No parece que ella tenga los agobios que seguramente sí torturan a Sánchez, sobre todo por los casos de machismo que ha podido tapar hasta ahora.