Hay personas a las que les basta con que
alguien se identifique como de izquierdas o de derechas para
considerarlo de los suyos.
En este sentido, fue suficiente que
Zapatero lograra la Secretaría General del PSOE, y luego la
presidencia del gobierno en unas circunstancias extrañas, por
decirlo modo eufemístico, para obtener la fidelidad de un
considerable número de personas, a pesar de lo nefasta que fue su
gestión y de su maldad, que era imposible de disimular, hasta el
punto de que si hizo algo bien, debió de tener que pedirle perdón a
Satanás.
Hizo algo por los homosexuales, pero
seguramente su intención fue la de meter el dedo en el ojo a otros,
quiso hacer creer que se preocupaba por las víctimas del franquismo,
pero en realidad las utilizaba como balas contra los adversarios
políticos.
Volvió a ganar las elecciones, en parte
también por culpa del PP, pero el descalabro ya era más que
evidente y sólo cuando alcanzó proporciones considerables perdió
el favor de parte de sus seguidores.
Perdida parte de su capacidad de
influencia en España, entre otras cosas porque en el PSOE le ha
sucedido otro inútil, cuya aportación a la política nacional
consiste en incrementar más dosis de sectarismo, con lo cual su
campo de acción ha sido ocupado, se conoce que pasa buena parte de
su tiempo en Venezuela, pero no viendo como se violan
sistemáticamente los derechos humanos, se asesina de forma impune y
se encarcela arbitrariamente, sino tratando de ayudar al sangriento
régimen de Maduro y haciendo creer que hace de mediador, que en todo
caso lo será al estilo de los de ETA.
Y a pesar de tanta calamidad como ha
traído a España y de tanta maldad que es imposible no ver hay una
serie de personas que lo siguen defendiendo, con lo cual se dan a
conocer ellas mismas. Si pensaban pasar por buenas, ya es imposible.
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