Podría referirme a cualquiera de sus
grotescas intervenciones, como lo fue una de las últimas en la que
en lugar de disculparse de la torpeza e ineptitud del gobierno del
que forma parte, con las consecuencias que vamos viendo, que le han
servido como excusa para tenernos en condiciones de arresto
domiciliario, se dirigió a los niños como si magnánimamente los
dejara salir a la calle, explicando que podrían correr… saltar…,
sin que se le caiga la cara de vergüenza. Si no sabe ni lo que es…
Me refiero a los insultos que dedicó a
los diputados de Vox, que representan a muchos españoles, entre los
cuales les llamó ‘parásitos’. Tengo entendido que todos los
diputados de Vox han tenido otras ocupaciones anteriormente, y han
cotizado, no como otros. Y que todos ellos están en disposición de
volver a su actividad anterior cuando dejen la política, no como
otros. Se da el caso también de que respetan la Constitución, que
es lo mismo que respetar a todos los españoles, sin exclusión, no
como otros. Los que han sido recibidos de modo oficial en la Zarzuela
han acudido al acto vestidos para la ocasión, lo que también
significa que respetan a todos los españoles, sin exclusión, no
como otros.
El caso es que en una ocasión anterior,
Macarena Olona, diputada de Vox, que cada vez que habla demuestra su
competencia, no como otras, advirtió a Sánchez de que cabe la
posibilidad de que en un futuro no muy lejano ocupe el banquillo de
los acusados a causa de su nefasta gestión de la crisis generado por
el virus chino y que ella, en ese caso, formará parte de la
acusación. Eso mismo sirve para Iglesias, que también forma parte
del gobierno, y con un protagonismo destacado. ¿Recordará sus
insultos en esa tesitura?
Claro
que también hay que considerar la hipótesis de que Iglesias consiga
su sueño de convertir España en una dictadura, y que el miedo
cambiara de bando, como amenazaba. Pero para eso debería vencer
varias resistencias y le
falta inteligencia para
conseguirlo.
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