lunes, 20 de mayo de 2024

Albares, cabreado

 

Si ya daba risa cuando se disfrazó de solemne, porque es que tampoco su cara trasluce ninguna señal que hable de inteligencia, como cabreado ya es el no va más. Por sí mismo no es capaz de asustar ni a un gato.

Pero es que, además, se ha cabreado para que lo vea su jefe. Se ha cabreado mucho, mucho, mucho.

España ha tenido muy buenos ministros de Exteriores, del PSOE y del PP; y también pésimos, alguno de ellos del PP. Los peores de todos, los que ha puesto Sánchez, nefastos. Están a su misma altura, a su mismo grado de incompetencia.

Sánchez y sus ministros son unos seres que se dedican a difamar a sus rivales políticos, machaconamente, como predicaba Goebbels, pero si un juez quiere saber a qué se dedica Begoña, y otro se interesa por las actividades de David, se enfadan y dicen que eso no se hace.

Milei, que es uno de los difamados por esta gente, ha hecho uso de su libertad de expresión: «Las elites globales no se dan cuenta de lo destructivo que es implementar las ideas socialistas y el nivel de corrupción al que pueden llevar. Por ejemplo, cuando tienen la mujer corrupta y se toman cinco días para pensar».

«el socialismo conduce a la muerte y esconde a lo peor del ser humano: envidia, odio, resentimiento, el trato desigual frente a la ley y si es necesario el asesinato».

¿Qué problema tienen estos socialistas con la libertad de expresión?

En lugar de enojarse, podrían contestar con los hechos. Dar explicaciones convincentes sobre los casos de Begoña y David, por ejemplo.

Lo que ocurre es que también los hechos se les ponen en contra: mientras que Milei conduce a Argentina hacia la prosperidad, Sánchez lleva a España hacia la miseria. Justo lo que ha dicho Milei, por lo que se entiende perfectamente la rabia gubernamental.

Esos libros míos

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