Vaya
por delante, como he dicho tantas veces, que la Unión Europea es una
necesidad y que los nacionalismos tratan de destruirla o
desvirtuarla.
Los
mismos nacionalistas españoles (y me refiero a todos los
nacionalismos que hemos de sufrir dentro de España) que no saben
convivir civilizada y lealmente con los demás en nuestro país
pretenden hacer creer que se pueden integrar en la Unión Europea y
respetar sus leyes sin rechistar. Dicen que se sienten incómodos y
ni siquiera comprándoles un sofá, como sugirió Arcadi Espada, lo
estarían, porque viven en un mar de contradicciones y, por si
faltara poco, celebran las derrotas, con lo malo que es eso para la
salud.
Pero
es que hay muchos nacionalistas en el mundo y en Europa y es por eso
que la Unión no avanza al ritmo que sería necesario.
Incluso
muchos políticos españoles que teóricamente no son nacionalistas
están contaminados por el nacionalismo e incurren en su dialéctica.
Pero
si digo que nos van a salir caras las elecciones europeas es por el
chorro de dinero que nos van a costar. Tenemos una clase política
inconsciente, además de muy numerosa. Y lo que vamos a mandar a
Europa surge de esa clase política. Faltaría saber el grado de
convencimiento que tienen los candidatos sobre la Unión Europea y
hasta qué punto estarían dispuestos a llegar en pro de la misma.
Porque me temo que en lugar de hablar de la Unión y de la necesidad
de profundizar en ella nos van a bombardear con el sempiterno
partidismo, como si lo más importante fuera el triunfo de un partido
o de otro. Al final ya se ve que hay pocas diferencias. Zapatero
siguió la misma política económica de Aznar, sin darse cuenta de
que el ciclo había terminado hacía mucho, y Hollande hace en
Francia lo mismo que Rajoy en España.
Los
partidos españoles, para los que no hay crisis, han aumentado su
presupuesto. La inmensa mayoría de los ciudadanos españoles lo han
tenido que reducir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario