He podido saber que los dueños de dos
editoriales son admiradores de Podemos. No me extrañaría que no
fueran los únicos. No puedo poner los nombres, puesto que no lo he
averiguado directamente, sino a través de terceros y de deducciones
a la vista de su comportamiento. Entre otras cosas, he advertido en
ellos inquina sobrevenida. Tengo escrito que para votar a Podemos hay
que sentir odio, aunque algunos de los interesados puedan no
reconocerlo.
Varios millones de personas han votado a
Podemos, por tanto puede extrañar que me refiera a dos. El caso que
a la gente que trata con los libros se le ha de suponer apertura de
mente, gusto por la investigación y el convencimiento de que la
democracia es el único sistema político aceptable. En estas, es
obvio que nadie medianamente informado debería votar a Podemos, pero
una cosa es la teoría y otra la práctica.
Nada de lo que dice o hace Podemos
resiste el más somero análisis, por lo que los votos que obtiene
este partido refuerzan la tesis de que buena parte de los votantes no
se sirve del cerebro para hacer su elección, sino de otras zonas de
su anatomía situadas en lugares más bajos.
Todo lo que hacen los componentes de este
partido está encaminado a conseguir el poder, con la intención
indisimulada de quedárselo para siempre. Nada en ellos evoca, ni
siquiera remotamente, la democracia. Saben que si lograran la
presidencia del gobierno la Unión Europea no les permitiría llevar
a cabo sus deseos, por lo que su intención es sacar a España de
ella y de ahí sus continuas críticas al euro. Otra de sus
tácticas, que parece que han abandonado últimamente, es señalar a
Alemania como causante de todos los males y atribuirle la tentación
de volver al nazismo. Ellos, los populistas, serían los salvadores
de Europa. Esto es una atrocidad. El nazismo hoy en día presenta un
peligro insignificante. El peligro grave es el populismo, que nos
sumiría a todos en la ruina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario