Debe de estar horrorizado el otrora
conocido como ‘dios’ por los suyos. El presidente que más poder
ha tenido jamás en la historia de España. Ese al que en los mítines
le decían: «Felipe, capullo, queremos un hijo tuyo».
Podía hacer y deshacer lo que quisiera
sin que nadie se atreviera a chistarle. Él mismo lo dijo: «El que
me echa un pulso, lo pierde». Los resultados de tanta petulancia, de
creerse en posesión no ya de la verdad sino de todas las verdades,
se ven ahora. En realidad, ya se vieron con Zapatero, al que no pudo
descabalgar y tuvo que esperar a que cayera por su propio peso, por
su propia ineptitud. Y ahora resulta que otro, que es todavía peor
que Zapatero, puede convertirse en el nuevo Secretario General del
partido, con las consecuencias que son fáciles de prever. Alfonso
Guerra definió bien a Pdr Snchz, y de paso a sí mismo: «con el
odio a la derecha no basta, hay que poner algo más». Le parece bien
ese condimento del odio. Es lo que sembraron él y Felipe González,
y es lo que va a destruir al PSOE. Puede servir para conseguir muchos
votos durante un periodo de tiempo, pero todo lo que lleva el odio
dentro acaba autodestruyéndose. Así viene siendo desde el principio
de los tiempos.
Felipe González fue mucho en el PSOE, en
realidad lo fue todo, pero ha perdido todo el gancho que tuvo ante
las multitudes, y lo ha perdido porque no ha sido fiel a ninguna idea
que no fuera el goce del poder. Sigue conservando mucho de éste, por
sus relaciones, etc., pero su discurso ya no enardece a nadie, quizá
ni siquiera en su casa. De modo que su apoyo a Susana Díaz puede no
ser entendido, aparte de que la presidenta de Andalucía sólo es la
menos mala de los candidatos posibles.
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