Podría decirse que la aspiración más
común entre los socialistas es la de transformar la sociedad; pero
no sólo de los socialistas, también de otros tontos.
Esta pretensión delata a quienes la
tienen en el sentido de que se creen mejores, ellos sabrán en qué
se fijan para pensar eso; también es la prueba de que son
irresponsables, porque cuando se cambia algo el resultado final no
siempre es mejor que lo que había; muchas veces se empeora, otra
cuestión es que quienes han perpetrado el cambio se den cuenta de
ello.
Puesto que se creen mejores que los
demás, pretenden decirles qué lengua deben hablar. Como tienen
cogidos los funcionarios por la nómina, se ensañan con ellos,
incapaces de comprender que eso es un abuso, una vileza como la copa
de un pino.
Teóricamente, los políticos
socialistas, igual que los de los demás partidos, deberían
preocuparse por atender a los ciudadanos, por mejorar sus condiciones
de vida. En cambio, lo que hacen es complicarles la vida empujándoles
a hablar un dialecto -el catalán,
que según el padre Batllori es infame e infecto- que no es de su
interés.
Una
lengua viene a ser como un abrigo, un automóvil, o una olla a
presión para los ciudadanos, un instrumento que le sirva para su
vida cotidiana. Nadie
entendería que el gobierno de cualquier parte obligara a comprar una
determinada marca.
Cuando
alguien intenta imponer una lengua a los
ciudadanos no queda más
remedio que atribuirle mala intención. Los
manipuladores nunca pueden tener buenos propósitos. Si los
gobernantes fueran personas santas dejarían que los ciudadanos,
funcionarios o no, se entendieran en la lengua que fuera posible, que
alguna habría, y
comprenderían que lo que interesa a los baleares, con vistas a sus
negocios o profesiones, no es exactamente el dialecto catalán, con
el que apenas se pueden entender con cuatro gatos.
'2016.Año bisiesto'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Diccionario de elogios, piropos y voces galantes'
'Atlas del bien y del mal'
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'Diario de un escritor naíf'
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'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
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