Los señoritos catalanes llevan mucho
tiempo fomentando el victimismo, concretamente desde el reinado de
Felipe V, monarca con el que comenzó la prosperidad de su región,
porque le ha venido muy bien.
Les ha funcionado tan bien el lloriqueo
que hasta se han creído con derecho a llorar, con el resultado de
que se han pasado de frenada y ahora otean la ruina. Las grandes
empresas han trasladado sus sedes sociales, aunque se han dejado en
Cataluña sus oficinas centrales. Pero eso no significa que siempre
vaya a ser así. Cabe la posibilidad de que se lo tengan que llevar
todo, lo que sucedería irremediablemente si su región lograra la
independencia. Todas las empresas que pudieran se trasladarían a
otras regiones españolas y por supuesto que el Reino de Valencia
saldría muy beneficiado si se diera el caso. Lo que ocurre es que no
se puede dejar solos a los catalanes que desean seguir siendo
españoles.
Las clases pudientes catalanas, en
general, han estado fomentando el catalanismo y de pronto se han dado
de bruces con la realidad, han tenido que abrir los ojos. Pero ahora
quieren aprovechar la oportunidad que les brinda el hecho de que haya
un sinvergüenza en La Moncloa -un cursi diría en Moncloa- para
intentar salvar los muebles haciéndonos pagar al resto de españoles
la factura. Siempre igual. El hecho diferencial de los catalanistas
es el lloriqueo mediante el cual vienen consiguiendo una y
otra vez privilegios y ventajas sobre el resto de las regiones
españolas. Blasco Ibáñez cifró en su tiempo un coste de cien
millones de pesetas anuales para el campo valenciano. También en
otras regiones españolas se vienen dando circunstancias parecidas.
Esperemos que estas exigencias de los
despabilados no puedan llevarse a cabo y que las cosas transcurran
por los cauces que en justicia corresponden y, por tanto, que cada
palo aguante su vela.
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'La voz y el agua'
'Cavilaciones y melancolías'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'La voz y el agua'
'Cavilaciones y melancolías'
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