Vivimos unos tiempos tan fantásticos que
en ellos se viene demostrando que el conocimiento que tenía Orwell
de los comunistas era total y absoluto. Explicó las últimas
consecuencias de su doctrina, que no son otras que la imposibilidad
de revertir la situación una vez que el Mal ha alcanzado el poder
absoluto, tal y como se explica en ‘1984’.
Y en esta etapa de la historia tan
especial en que los amantes del pensamiento único etiquetan como
fascistas a quienes tenemos la osadía de no someternos a sus
directrices se nos llama fascistas. Es decir, por parte de ese sector
de la población, que se ha demostrado nutrido, se considera
fascistas a los demócratas, y ellos, felices en su unidad de
pensamiento y en su deseo de acallar del modo que les sea posible, o
sea, con impunidad, a quienes no se someten, se consideran a sí
mismos ‘demócratas’. Hay que entrecomillar las palabras
‘fascista’ y ‘demócrata’ cuando se ponen en boca de los
totalitarios, porque significan lo contrario de lo que dice el
diccionario.
En ese juego por alcanzar el poder, por
el simple placer de tenerlo y disfrutarlo, que caracteriza a los
esclavos del Mal, los ‘demócratas’ tienen ventaja actualmente.
Los demócratas, sin comillas, no adoran al poder, lo que pretenden
es servir a la sociedad. Y aunque es cierto que los demócratas puros
son escasos, sí que hemos conocido a muchos cuyas convicciones
democráticas sí que han sido suficientes para no tener que ponerles
las comillas. En cambio, en la actualidad tenemos un presidente del
gobierno apoyado por presidiarios, rufianes, comunistas, terroristas
y oportunistas de variado pelaje, que insta a la oposición a
rendirse incondicionalmente, aunque, lógicamente, lo expresa en su
neolengua. Sabe que su fuerza reside en el miedo que tienen sus
aliados a que gobierne el PP, y eso es lo que permite cabalgar el
tigre con desparpajo y suficiencia.
De momento, los ‘fascistas’ aún
tenemos esperanzas, todavía no está todo podrido
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Tránsito en la mirada'
'Te doy mi palabra'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Tránsito en la mirada'
'Te doy mi palabra'
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