No sigo a Eduardo Madina y no lo hago por
dos motivos concretos. Uno de ellos fue un artículo que escribió
contra Aznar. No fue una crítica de un personaje público, que dicho
sea de paso, y como se puede en la hemeroteca de este mismo blog,
tampoco es santo de mi devoción. Es que era un artículo lleno de
odio y alguien dominado por este sentimiento nefasto no puede ser
buen político. El otro motivo es que Zapatero lo presentó como
cómplice suyo en su traición a las víctimas del terrorismo.
Sin embargo, últimamente ha dado un
paso, mediante otro artículo publicado en El País, que resulta
esperanzador. Un gobierno del PSOE y el PP, presidido por Madina
vendría a ser como una bendición del cielo. Es cierto que Sánchez
desactivó todos los controles internos del partido, por lo que
resulta imposible destituirlo por ese medio, pero lo puede
inhabilitar por incapacidad, dada esa enfermedad mental que padece y
que lleva el nombre de narcisismo.
Madina debe tener en cuenta otro factor,
que, sin duda, se le ha escapado a Iglesias, porque lo sabe todo
sobre las técnicas bolcheviques, pero despierto no es. Al PNV no le
interesa en absoluto que España se convierta en una dictadura
boliviarana, así que cuando vea que puede perder el control de la
situación hará caer al gobierno, y además convencerá a los
nacionalistas catalanes para que le secunden.
Y aquí viene el otro problema para
Madina. Al PNV no le puede gustar que presida el gobierno una víctima
del terrorismo, por muy cercana que la sienta. La carga simbólica
que ello tendría le perjudicaría mucho. Por ese motivo, debería
pasar a la acción antes de que los nacionalistas tomen cartas en el
asunto, porque si lo hacen sabrán sacar partido. Debe saber que el
PP le va a apoyar en todo, y también lo harán los barones
socialistas e incluso muchos de los que ahora parecen entregados a
Sánchez.
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