El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha dado la razón a los saharauis en su pleito con el caprichoso déspota Mohamed, hábil en sobornos y tan aficionado a torturar como Maduro. Le consienten todo, atendiendo la doctrina es nuestro hdp, y él cada vez quiere más, amenaza y extorsiona más.
En los tribunales de justicia los asuntos se dirimen de otra manera, o sea, fundamentando las pretensiones y aportando argumentos jurídicos e históricos. Y Mohamed no tiene. Solo aliados y caprichos.
Es bochornoso que España, por medio de la abogacía, haya defendido la postura marroquí en este juicio. España tiene un compromiso moral ineludible con los saharauis y los está traicionando.
Lo hizo con el gobierno de Rajoy, que es un cobarde. Al acceder al gobierno debió haber cerrado todos los chiringuitos y todas las televisiones regionales, pero falto de valor decidió cargar el peso de la crisis en las espaldas de los indefensos, pensionistas, funcionarios y trabajadores. También le tuvo miedo a Mohamed y sacrificó a los saharauis.
Lo de Sánchez es otra historia. Es tan cobarde, si no más, que Rajoy, pero sobre todo es traidor, torpe e imprudente. ¿Qué sabe Mohamed de él y de Begoña? ¿Quién es él para regalar el Sáhara? ¿Por qué cree que es suyo? El Sáhara, antigua provincia española, fue robada mediante la inmoral Marcha Verde. Se la robaron a los saharauis, ante la inacción de España, con Franco moribundo. Pero la responsabilidad española sigue intacta. No debe dejar solos, bajo ningún concepto a quienes moralmente siguen siendo españoles. Y lo serán mientras no consigan temer el dominio sobre su país.
Sobre la actitud de Francia basta recordar que acogía a los terroristas que acababan de atentar en España. En sus negocios extranjeros es un país inmoral. Con respecto a la de Estados Unidos, también indefendible, conviene tener en cuenta que tanto Zapatero como Sánchez se han comportado de modo infame con este país.
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