Dejando aparte que el responsable de la tragedia es Sánchez, dado el férreo control que ejerce sobre todos los ministros y sobre todo el PSOE, que Mazón es poca cosa ya se viene demostrando desde que llegó.
Hay que tener en cuenta que la Comunidad Valenciana es la más endeudada de todas, por lo que requiere mano firme para aliviar las espaldas de los contribuyentes. No ha dado ninguna señal de que le preocupe la carga que soportan, más bien que está encantado de ser el presidente.
Sin embargo, una vez que se han evidenciado sus carencias, el PP piensa en la sustitución y descubre que no hay nadie que lo pueda sustituir, o eso dicen . Pero veamos, Mazón llegó al cargo debido a su amistad con Casado, que desplazó caprichosamente a la persona que ocupaba su lugar, que creo que era Isabel Bonig. El mismo Mazón desplazó a la que era alcaldesa de Calpe, Ana Sala, y tenía asegurada la reelección, para colocar a un amigo suyo. Como consecuencia, Ana Sala abandonó al PP, fundó su propio partido, y sigue siendo la alcaldesa. Con esta manera de hacer política es normal que los mejores se alejen de ella.
Estos males están generalizados en toda España. No hay más que fijarse en los políticos con los que se rodean Sánchez y Feijóo para comprender que así no vamos a ninguna parte. En la Comunidad de Madrid ocurre lo contrario. Isabel Díaz Ayuso ha encontrado personas valiosas que le ayuden en la gestión y se fía de ellas, motivo por el cual se atreve a tomar riesgos, como el de mantener la actividad en Madrid cuando en el resto de España estaba todo paralizado por la incompetencia y mala intención del gobierno en la gestión de la pandemia causada por el virus chino. Gracias a ella España no tuvo que ser intervenida.
Haría falta una renovación profunda del PP y una refundación del PSOE, pero no parece que vaya a ocurrir ninguna de las dos cosas.
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