El Rey es un señor muy educado, que sabe estar, cumple con su papel y corre riesgos cuando se da el caso de que conviene hacerlo. Gracias a él seguimos viviendo en democracia.
En cambio, Sánchez es un patán sin escrúpulos ni miramientos. Si vivieran otros socialistas de antaño se espantarían al verlo actuar. El problema es que el nivel del PP también ha bajado mucho. Feijóo ha elegido para portavoz a un tal Tellado que parece más dispuesto a enojar a los adversarios que a hacer oposición. Pese a lo que digan algunos periodistas gallegos que pretenden parecer imparciales, no hay color entre Ayuso y Feijóo. Esos mismos periodistas lo dicen. Ella sabe rodearse de un equipo valioso, mientras que el de él es de inútiles. O estos periodistas gallegos son tontos o nos quieren engañar.
También los hay que afirman, quizá porque están acostumbrados a deformar la realidad, que Sánchez es un genio. ¿Cómo lo va a ser si él mismo se encamina directamente hacia el calabozo? Quizá no llegue a entrar, pero es porque la Constitución deja indefensos a los ciudadanos frente a aventureros sin escrúpulos como él, apoyados por un PSOE en horas muy bajas en los campos de la cultura y de la vocación democrática. Además, ha necesitado del concurso de una serie de partidos que no deberían ser legales, puesto que su intención, manifestada públicamente, es perjudicar a España.
Sánchez es un niñato malcriado, volcado en la satisfacción inmediata de sus deseos y caprichos, que se comporta con absoluta crueldad con todo el mundo.
Evidentemente, es urgente reformar la Constitución, de modo que sirva para proteger a los españoles de políticos desalmados y golfos atrevidos. Claro que con la clase política que tenemos actualmente cualquier intento de cambio es sumamente peligroso. Habría que encargar esta tarea a profesionales de talla intelectual contrastada y equilibrio mental comprobable.
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