martes, 24 de septiembre de 2024

Diez activistas saharauis serán deportados

 

El Sahara era una provincia española que pretende robar Marruecos, como muchas otras cosas. Mohamed es un pájaro de cuenta y Pedro Sánchez, el enamorado de la mujer que siempre va un metro por detrás de él, a la carrera, su siervo.

Pedro Sánchez le regaló el Sáhara a Mohamed, como si fuera suyo. Alguien le dijo que es el puto amo, y se lo ha creído. Hay cosas que un felón no puede entender, y este felón nuestro es rematadamente torpe. ¿Qué puede saber un felón del honor, de la responsabilidad o de la deuda moral?

Los saharauis son españoles. Moralmente son españoles, y España no puede abandonarlos a su suerte, o sea, en manos de Mohamed, que es peor. Es posible que Estados Unidos, es posible que Francia (hay que recordar que protegía los etarras), es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta. Pero España no puede actuar de modo tan cínico, porque los saharauis son españoles. Ellos no tuvieron la culpa de la Marcha Verde, sino que para ellos eso fue peor que un terremoto que se junta con un volcán.

La ONU, esa vergonzosa inutilidad que paga sueldos exorbitantes por no hacer nada de provecho, siempre ha dado la razón a los saharauis, pero con una apostilla: tienen razón, pero no tienen fuerza para defenderla. Ahí tenía que estar España dándoles apoyo moral, defendiendo su pabellón. Ah, pero el presidente es un felón, y uno de sus ministros se dispone a entregar diez saharuis, por ahora a Mohamed. ¡Pobres!

Los infames podemitas, por su parte, han catalogado como hipócrita al gobierno del forman parte. Por nada del mundo dejarán los cargos. Bastaría con que se dispusieran a hacer caer al gobierno para salvar a esos diez saharauis y a los que quedan en el aeropuerto. O sea, que no les interesan tanto.

Esos libros míos

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