Seguramente es cierto que la economía
catalana representa la quinta parte de España, pero no lo es que si
Cataluña se independiza España perderá esa quinta parte.
Y no lo es porque si ocurriera tal cosa
todas las grandes empresas, incluso las que financian el
independentismo, emigrarían a lo que quedara de España. También lo
harían todas las pequeñas que pudieran. Y eso es así porque aunque
el nacionalismo funciona como una religión cuyos fieles tienen la fe
del carbonero, el dinero es el dios más venerado. Pocos le vuelven
la espalda.
España perdería entre la catorceava y
la quinceava parte de su economía, porque luego los catalanes
tendrían que seguir comprando los productos acostumbrados y habría
que importarlos de España. Esos catalanes que quisieran comprar
Gallina Blanca no entenderían que el gobierno catalán los gravara
con abultadas tasas.
Se pueden hacer proyecciones de futuro
cuando se prevé que los condicionantes se mantengan estables, pero
si ha de haber algún cambio grande hay que tener en cuenta las
repercusiones de ese cambio.
Por muy nacionalista que sea Isidro
Fainé, por decir uno que seguramente lo será mucho, y lo sean
también miembros del consejo de administración de su banco, al
final hay que hacer números y eso es lo que cuenta.
Y si se trata de empresas que están en
Cataluña por criterios puramente comerciales, el catalanismo ha de
ser un incordio para ellos, que si lo soportan no será de muy buen
grado. Si se vieran en la tesitura todavía les costaría menos
emigrar a otra parte.
Digamos, pues, que a los catalanes, nacionalistas o no, les conviene que el Estado no les permita satisfacer su capricho, totalmente infundado y carente de razón por otra parte. Cataluña no siempre fue igual de próspera; de hecho, durante muchos siglos fue la región más pobre de España. Puigdemont y compañía quieren que lo vuelva a ser.
Digamos, pues, que a los catalanes, nacionalistas o no, les conviene que el Estado no les permita satisfacer su capricho, totalmente infundado y carente de razón por otra parte. Cataluña no siempre fue igual de próspera; de hecho, durante muchos siglos fue la región más pobre de España. Puigdemont y compañía quieren que lo vuelva a ser.
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'La Guerra Civil y la Tercera España'
'Cantos al camino'
'Historias de la otra razón'
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