Es una buena noticia que el Tribunal
Constitucional haya rechazado suspender la prisión preventiva de
Sánchez, porque realmente este señor es un peligro público, como
demuestran sus andanzas anteriores, por algunas de las cuales está
en la cárcel pendiente de un juicio a resultas del cual le pueden
caer muchos años de cárcel.
Y mientras espera el juicio va
coleccionando castigos por mala conducta. Como para soltarlo, aunque
eso quisieran quienes lo han de soportar en Estremera.
Que lo hayan elegido candidato a la
presidencia de la Generalidad sólo demuestra torpeza y mala
intención por parte de quienes lo han hecho. La mala idea se les ve
de lejos a todos, y el desparpajo. Puigdemont no parará hundir de
forma irreversible el prestigio de Cataluña. Lleva en la sangre la
necesidad de hacer mal y aunque la enfoque hacia España, a la quiere
hacer creer a todos que odia, y muy a menudo lo personalice en Rajoy,
como si fuera el único español que no está de acuerdo con él, lo
cierto es que odia al mundo entero. Queriendo hacer daño a España,
perjudica sobre todo a los españoles que viven en Cataluña, que son
todos, lo quieran o no. Perjudicando a España, perjudica a Cataluña,
porque forma parte de ella, y además, como es tan burdo y risible,
la desprestigia, porque la gente del mundo piensa que los catalanes
que apoyan a ese botarate han de ser, por fuerza, igual de botarates
que él.
Y luego está la otra que va haciendo
daño a Cataluña, que nada más aterrizar en Suiza se ha quitado el
disfraz de antisistema, para ponerse el de capitalista, sin que los
suyos protesten por ello, sino que la sigan apoyando. Y esa también
intenta perjudicar a todos los españoles.
Menos mal que los jueces, en el
cumplimiento de sus funciones, tratan de evitar eso.
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