jueves, 10 de octubre de 2024

Feijóo debe dimitir

 

El hecho de que no haya aceptado la dimisión de quienes se la han presentado prueba que sabe que la responsabilidad es suya. Si la hubiera admitido habría sido como cargar en las espaldas de otros sus obligaciones.

Los diputados votan lo que se les ordena, de modo que a quien obedecen es al presidente del partido. Si éste ha delegado en otros la vigilancia de los textos que se han de votar y ellos han vigilado mal, quien los ha elegido para el caso debe dar la cara y dimitir.

En lugar de eso, y para distraer la opinión pública, hace piña con el partido y traslada toda la culpa al PSOE. Esa estrategia no sirve, porque no tiene ningún ascendiente sobre los votantes socialistas. Lo único que hace es engañar a los propios para que no se den cuenta de la barbaridad.

El error, descomunal, grosero, no tiene disculpa posible y si luego no tiene consecuencias pocas esperanzas podrá tener el ciudadano honrado en la regeneración de la democracia. Que ni uno solo de los diputados populares hubiera leído el texto -si lo hubiera hecho habría pasado aviso- es descorazonador. A grandes males, grandes remedios. No queda otra.

Feijóo ya jamás podrá echarle nada en cara a Sánchez, ni pedir su dimisión, porque se le reirá a carcajada limpia. El Felón no sabe hacer la o con un canuto, pero hay cosas que sí que entiende bien y una de ellas es la de saber cuándo le tiene ganada la partida al contrario.

Se ha mostrado a los suyos como un canalla redomado, un cínico sin escrúpulos y ha impuesto su ley con puño de hierro. La propia ministra Pilar Alegría teme decir algo que le moleste y prefiere hacer el ridículo con una mentira gorda.

De modo que si Feijóo pretende reprocharle algo, es mejor que deseche la idea.

Esos libros míos

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