Dicen algunos titulares de estos medios de izquierdas que el PP habla de Venezuela, pero lo que realmente pretende es incordiar a Sánchez. Con eso dan a entender que el Felón es cómplice de Maduro. Y a fe que lo parece, puesto que todo indica que procura hacerle ganar tiempo, para que pierda interés el asunto, para que se deshinche la oposición y el sátrapa vuelva a tener todo bajo control.
Hay que tener en cuenta que lo que ocurre en Venezuela no es para tomarlo con calma, requiere la acción urgente. Maduro está secuestrando niños, torturándolos y asesinándolos. ¿Cómo puede oponerse el PSOE a que se intente acabar con esa situación?
El gobierno español debería reconocer a Edmundo González Urrutia como presidente electo y convencer a los gobiernos de las demás naciones para que hicieran lo mismo. Eso sería un duro golpe para Maduro, como se ha demostrado por su reacción al pronunciamiento del Parlamento español, y como se verá cuando el de la UE haga lo mismo la próxima semana. Sería motivo de esperanza y alegría para los venezolanos que están pagando tan caras sus ansias de libertad.
Según las actas en su poder, el partido de María Corina Machado logró casi el setenta por ciento de los votos. Si se tienen en cuenta los intentos de amedrentamiento y las dificultades de todo tipo que impuso el gobierno a los votantes contrarios a su causa, se comprende enseguida que esa cantidad de votos tan grande es extraordinaria. Pero si se hubiera dejado votar a los venezolanos que viven en otros países y que suman casi ocho millones, se entiende que Maduro no tiene más allá que el veinte por ciento de votos, seguramente menos. Y en esas condiciones no se puede gobernar. La única opción consiste en tener al personal aterrorizado.
Eso es lo que promueve el PSOE para Venezuela.
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