Si Calígula hizo cónsul a su caballo, Sánchez no quiso ser menos y nombró ministro a Puente, que no diré que es burro, aunque muy listo no es.
Con el Felón cualquier ministro se obligado a simular incompetencia, para no despertar sus celos, aunque también hay que aceptar que la mayoría de ellos no necesita simular eso, porque francamente son incompetentes. No hay que dar más vueltas al asunto.
Uno de los ministros más inútiles, y que seguramente tiene más contento al jefe, es este homínido que se ha gastado dinero de los contribuyentes en una ridícula campaña mediante la cual espera que la gente opte por el transporte público. Se le escapa el detalle, a él, que presume de inteligente -la inteligencia es lo mejor repartido que hay, porque todos están conformes con la que tienen; hasta ese- de que la única manera de conseguir eso es que haya un ministro competente.
Otro detalle que se le escapa es que hay gente que viaja en Falcon, pero no después de haber pagado lo que vale el viaje, sino cargando el coste al erario. Eso de que lo inviten a uno a que utilice vehículos que nunca llegan a tiempo, o que se retrasan, o sufren constantes averías, mientras otros viajan cómodamente y por la cara, sin acreditar más méritos para ello que el uso constante de la insidia, la mentira, el engaño, la traición y el despotismo, cabrea mucho.
Esperar que un homínido comprenda estas cosas es ilusorio. Está para lo que está, y en este caso y siempre para hacer la pelota a su jefe, insultando groseramente a Ayuso, o criticando a quienes gastan su dinero como quieren. Él y su amo encontrarán excusas para quitárselo y gastarlo luego del modo que mejor les convenga y más satisfacción les dé. A ellos. ¿Lo pillas?
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