Exprime al máximo al PSOE, a sus ministros, a sus votantes, obligándolos a seguirlo por donde quiera que vaya, a pesar de que los caminos por los que transita son los de la desfachatez, la falta de palabra, el insulto grosero, la mentira y la difamación, por resumirlo en lo más llamativo.
Los socialistas parecen no haberse parado a pensar en lo que sucederá cuando se den cuenta de que la marca PSOE enfrenta una derrota segura en cualquiera de las elecciones a las que se presenten.
No hay que olvidar que Sánchez es Doctor en Economía, por lo cual debería debatir sin miedo con Milei sobre asuntos económicos, esos por los que lo critica, pero no lo hace por aunque su inteligencia no dé para mucho sí tiene la suficiente como para darse cuenta de que perdería siempre. No se chupa el dedo.
Recurre a otras artimañas para disimular su penuria intelectual y su falta de conocimientos de Economía. Y todos los que dependen de él se ven obligados a seguirlo, aunque habrá entre ellos quienes comprenden que su estrategia solo le favorece a él y perjudica a todos los demás.
Para entender al personaje basta con pensar en que ha conseguido asustar a algunos de los principales empresarios españoles. Eso de dar miedo no debería ser motivo de satisfacción para nadie y además es incompatible con la democracia, en dictadura sí que se entiende.
Miedo daban la ETA y los GAL, pero una persona civilizada debería sentir vergüenza si notara que alguien se lo tenía. Solo un cobarde puede sentir placer por dar miedo, puede atreverse a presionar a otros para que le obedezcan.
Pues ya tiene montada la crisis con Milei, y sabe perfectamente que éste no va a ceder, pero lo que le interesa es movilizar a sus forofos, o sea que los toma por tontos, los manipula y utiliza.
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