Puesto que el presidente del gobierno no da la talla, tampoco lo hace ninguno de sus ministros. Son personas que siempre tienen la palabra democracia en la boca, aunque de modo engañoso, puesto que no respetan a ninguna de las instituciones democráticas ni los procedimientos legales.
En esta ocasión, los indignos son Bolaños, Marlasca, Robles y el fiscal general del Estado García Ortiz, que después de haber comprometido su asistencia a un acto del Consejo General de Procuradores de España, no acudieron al acto, porque se enteraron de que se iba a dar un premio al magistrado García-Castellón, con el que parece ser que no están muy contentos.
Pero los españoles, que somos quienes les pagamos sus sueldos, no tenemos motivos para estar contentos con ninguno de los cuatro desertores del acto.
De Bolaños, últimamente, se ha quejado Reynders, porque le estuvo tomando el pelo. Pero no solo se lo tomó a él, sino también a todos los ciudadanos europeos, puesto que actuaba en su nombre, y sobre todo a los españoles. Que ni Bolaños ni ninguno de los integrantes del gobierno se hayan dado cuenta de que eso es propio de patanes es significativo. Y eso que Sánchez se cree el más inteligente del mundo.
Reynders sí que ha visto el detalle.
¿Y qué decir de los otros dos ministros y del fiscal general? García- Castellón hace su trabajo, que consiste en investigar actos o actividades que pueden ser delictivas. El hecho de que a ellos no les guste que investigue ciertas cosas debería ser motivo de que ponga más interés en el desarrollo de sus investigaciones. Esto parece de cajón, y es una nueva muestra del desprecio del gobierno por la democracia y del escaso talento de todos sus componentes.
No es casual que se sienta próximo a los Kirchner, a Maduro, Petro...
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