No
sé si fue Sancho Panza quien lo dijo, o si se le ocurrió a Pero
Grullo, pero es una verdad como un templo que lo que mal empieza mal
acaba. Así ha ocurrido con la llamada democracia española, que
puede que sea española, pero no es democracia, mal que le pese a
Gregorio Peces-Barba.
Este
sistema en el que el poder lo tienen unos pocos y no el pueblo no
puede ir más que a la catástrofe y ahí estamos; falta saber
durante cuanto tiempo y cuantos lograrán resistir.
Es
posible que la suerte de Rajoy esté echada y en tal caso su salida
más airosa consistiría en pactar con Rubalcaba para reformar el
sistema. Ambos desaparecerían luego de la escena política, pero al
menos habrían salido por la puerta grande. De otro modo, es bastante
posible que la fuerza de los acontecimientos se los lleve a los dos
de cualquier modo.
Lo
de la Unión Europea también se vio demasiado fácil al principio.
Todo era un enorme mercado. Todo parecía muy fácil y muy bonita,
cada una de las naciones miraba por sus propios intereses y todas
parecían salir ganando, hasta que ha venido el cataclismo y se ha
visto que todo eran castillos en el aire
Habrá
que comenzar a tener en cuenta que la patria es el último refugio
del bribón y comenzar a pensar en las personas, que son las que
soportan en sus espaldas todas las estupideces de los nacionalistas.
La Europa de las patrias y todo eso.
O
se hace la Unión Europea o no se hace. Eso de los simulacros y de
parece pero no es no conduce a ningún sitio bueno, como ya se ha
visto. En la sede de la Unión Europea hay multitud de Comités,
cuyos componentes perciben suculentos sueldos, pero que nadie pida
resultados prácticos. Ya sabemos para qué sirven.
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