Hay uno que ha demostrado tener una capacidad de resistencia fuera de lo común, pero como no es nadie no se le reconoce y por parte de amplios sectores se le ningunea. Obviamente, me refiero a Ortega Lara, que pasó nada menos que 532 días en un zulo y estaba, además, condenado a morir de hambre en el sitio. Gracias al empeño policial salió vivo del antro.
No creo que Sánchez hubiera podido soportar algo parecido. Todo en él era una puesta en escena con el objetivo de alcanzar el poder y no soltarlo ya nunca. Todo se va viendo ahora. Esas prisas por abrazarse con Iglesias, cuando el partido le pedía que se aliara con el PP. Ese tener tan estudiada la Constitución. Y ese arte suyo de descubrir un canalla con una simple mirada. Cualquier cosa que haga es catalogada enseguida como resistencia, pero no lo es. La tendrá que demostrar cuando ya no sea el presidente, porque aunque no quiera tendrá que dejar el cargo un día u otro y parece ser que eso ocurrirá pronto.
No es lo mismo ser prisionero de una banda de terroristas que no tienen principios, ni ética ni nada que permita tener un mínimo de confianza en ellos, que deber el cargo a unos terroristas, golpistas, degenerados, malnacidos, iletrados… No tiene ni punto de comparación una cosa con la otra. Si nos hemos de centrar en cosas meritorias habrá, o habría, que darle voz a Ortega Lara, y volver la espalda cada vez que hable Sánchez. Es un pájaro de cuenta que con tal de permanecer media hora más en la Moncloa es capaz de hundir a España.
Y ahora vemos que la Constitución permite que el saltimbanqui que se ha aupado hasta la presidencia pueda cometer todo tipo de desmanes porque la Ley Fundamental se lo permite. Y el pobre Feijóo sin enterarse.