Mariam Suárez Illana, una señora a la que nunca recuerdan las feministas, porque no les conviene, fue enterrada el 8 de marzo de 2004. Podría estar viva todavía, si se hubiera sometido al tratamiento contra el cáncer cuando se lo detectaron, pero para eso tenía que abortar y no quiso.
El aborto no se puede defender puesto que hay muchos métodos anticonceptivos y mucha información, pero en el caso de esta señora tenía justificación, pero ella, en un alarde de generosidad, prefirió salvar la vida del hijo. Hoy en día se fomenta el egoísmo y el hedonismo, y luego se quejan de que aumente el número de suicidios y depresiones.
Pasaré a hablar de María Corina Machado, otra dama que ha sacrificado su tranquilidad y la de sus familiares para librar a Venezuela de la tiranía de Maduro. Lo tiene que conseguir, lo contrario significaría el hundimiento de esta brava nación para siempre. Del mismo modo que las naciones de Europa se están desperezando para acudir en ayuda de Ucrania, brutalmente agredida por las huestes de Putin, las naciones de América se han de conjurar en contra del tirano caribeño.
Masih Alinejad arriesga su vida dando a conocer las arbitrariedades de la República Islámica, que tiene costumbres muy sádicas con quienes no se someten absolutamente a sus designios. Lógicamente, no vive en su país, puesto que si fuera así ya no estaría viva. Tiene sus fuentes de información y distribuye fotografías y reportajes.
Isabel Díaz Ayuso tiene madera de héroe y a su modo lo es, puesto que ha corrido muchos riesgos voluntariamente, para proteger a los madrileños y los sigue corriendo porque el presidente del gobierno le tiene un odio africano, y todos los bichos de la extrema izquierda también. Ella no se arredra, planta cara y responde adecuadamente. Si pudieran, la matarían, pero puede darse el caso de que se encadenen algunos acontecimientos y acabe presidiendo el gobierno. Ojalá.