Quizá
el bipartidismo no sea tan malo, sino que lo que ocurre es que en
España funciona mal. Los motivos, más que en el propio
bipartidismo, habría que buscarlos en el sistema de funcionamiento.
Sin perder de vista que es impropio hablar de bipartidismo en España,
puesto que ambos partidos han tenido que soportar la mayor parte de
las veces el chantaje de los nacionalistas.
En
los partidos políticos españoles hay una disciplina interna que
probablemente supera a la de los cuarteles, porque todos han
comprendido, sin necesidad de que se lo diga ningún gracioso, que el
que se mueva no sale en la foto. Esta es una de las causas por las
que no funciona el bipartidismo. Dentro de los partidos no puede
haber más creatividad que la que emana de la cadena de mando y
quienes la componen dedican la mayor parte de sus energías a mantener
su lugar en ella.
Otro
motivo por el que no funciona es que los dos partidos mayoritarios
han llegado ya a la situación de colapso. Hace tiempo que no dan más
de sí y no cabe esperar milagros de ellos. Todos sus centros de
decisión están ocupados por mediocridades a las que ni la bomba
atómica lograr despegar de sus sitios. Los dos partidos mayoritarios
son dos problemas gordos que tiene España. Y, sin embargo, no hay
modo de que otro partido logre desbancarlos, puesto que el sistema
está hecho para que el sistema sea imposible.
Estaría
bien el bipartidismo si todos los partidos compitieran en igualdad de
condiciones y hubiera dos que se hubieran impuesto de forma natural.
Pero
es que además, los partidos nacionalistas compiten con ventaja sobre
todos, incluso sobre los dos grandes. Y partidos que odian a España
participan en las elecciones españolas y hasta forman parte del
gobierno.
Es
obvio que hay que cambiar muchas cosas, pero a la mayoría de los
políticos no les interesa.
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