La
dirección del PSC ha remitido a la comisión de garantías
estatutarias del partido el informe con la actuación de tres
diputados, que se resume en que no votaron lo que tenían ordenado.
Eso
es una cacicada, por cuanto el artículo 67.2 de la Constitución
española dice lo siguiente: Los miembros de las Cortes Generales
no estarán ligados por mandato imperativo.
El
mandato imperativo es totalmente antidemocrático, por otra parte. No
es tan sólo que lo prohíba la Constitución.
No
obstante, esos tres diputados sí que se merecen que les abran un
expediente, pero no por el motivo por el que se les abre, sino por
traicionar el credo socialista. El socialismo y el nacionalismo son
claramente incompatibles. Mientras el socialismo tiene vocación
universal y pretende defender los intereses de los trabajadores, el
nacionalismo es local y empequeñecedor y mira por las conveniencias
de las oligarquías. Lo que que debería hacer el partido socialista
es invitar a los conocidos como 'los tres díscolos' a inscribirse en
un partido nacionalista, si esa es la opción que creen correcta.
Por
otra parte, merece la pena recordar que esa propuesta del Parlamento
catalán carece de sentido, es desleal con el resto de España y
totalmente insolidaria con los más desfavorecidos.
Hay
gente, y no poca, que lo está pasando muy mal. La calidad de una
nación se mide por el modo en que trata a los más necesitados.
Todos los políticos españoles deberían tener como prioridad a
estas personas, con el fin de mejorar en lo posible su situación. En
el caso de Cataluña parece mentira que se dediquen esfuerzos y
grandes sumas de dinero a asuntos banales y se descuide a los
menesterosos. Los oligarcas, por definición, nunca son solidarios.
Que los socialistas tampoco lo sean viene a resultar lo mismo que si
alguien se quitara la careta.
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