Javier Cercas, en su libro 'Anatomía de
un instante', cuenta un episodio en el que intervinieron Antonio
Hernández Mancha y Adolfo Suárez.
Yo recordaba ese episodio, pero creía
que había sucedido unos años antes, cuando Adolfo Suárez era
presidente del gobierno y militaba en UCD, y Antonio Hernández
Mancha por aquel entonces no estaba todavía en el Congreso, sino
quizá en el de Andalucía.
Finalmente
ha quedado todo claro, ocurrió en marzo de 1987, cuando Adolfo
Suárez pertenecía al CDS y
Adolfo Hernández Mancha ya era el presidente de Alianza Popular. Fue
así: 'Pone
usted de relieve frases buenas, como aquella que - 2300 - CONGRESO 27
DE MARZO DE 1987.-NÚM. 39 se atribuye a Santa Teresa de Avila y que
yo le gloso, tergiversándola en parte, para que el señor Guerra no
salga luego en un turno, como pasó ayer con «miles», «militantes»
y «mílites», pero sí, perdonando esa licencia política, 1: digo,
señor Suárez: «Qué tengo yo que mi enemistad procuras? ¿Qué
interés te sigue, Adolfo mío, que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas la noches del invierno oscuro?». (Fuertes y prolongados
aplausos en los bancos de la derecha.)'
Suárez
contestó: 'si todo su planteamiento de soluciones y de coherencia se
cifra en la cita final que ha hecho, diciendo que parafraseaba a mi
paisana Santa Teresa de Jesús, me parece que se ha equivocado,
porque se refería a Lope de Vega. (Rumores.)'
El
asunto se explica en el sentido de que Alianza Popular, que luego
pasó a llamarse Partido Popular, se erigió sobre los escombros de
UCD. Adolfo Suárez había plantado cara a las clases dominantes y no
se lo perdonaron. Había que acabar políticamente con él. En la
actualidad ha venido a ocurrir lo mismo con Rosa Díez, que es la
siguiente política que se ha atrevido a enfrentarse a los poderes
fácticos, aunque en este caso hay que tener en cuenta que ella ha
dispuesto de una serie de mentores y colaboradores de gran valía.
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