Una de las pocas cosas que sé de la
informática es que los sistemas tienen a menudo debilidades por las
que se cuelan los programas maliciosos.
Este hecho sirve como símil de los
sistemas políticos, porque también tienen debilidades. El sistema
español, por ejemplo, permite partidos antisistema, lo cual es un
contrasentido evidente, un juego sumamente peligroso, como vamos
comprobando.
Pero la debilidad de la que interesa
hablar ahora es de la que representan las religiones. Porque basta
que a cualquier cosa se le ponga el nombre de religión para que se
le otorgue un halo de respetabilidad y se le abran todas las puertas.
Se las abren de par en par y se cuela de todo, desde sectas
peligrosas hasta religiones no menos peligrosas.
Dije en el libro ‘1978. El año en que
España cambió de piel’, y perdón por la autocita, que debería
exigirse a las religiones que adaptasen sus estatutos o normas a la
Constitución antes de permitirles operar en territorio español. O
en cualquier otro país democrático, porque en los que no lo son,
como Venezuela, pongamos por caso, ya se sabe que el gobierno
funciona como una religión.
El asunto es muy lógico. Nada debe
quedar fuera de la Constitución. Salvo en el caso de las religiones
lo que queda fuera es delito. ¿Lo pillan, lo pillan?
Quizá a algunas religiones les costara
mucho adaptarse a esta norma, pero seguramente saldrían ganando,
porque lo que queda en ellas fuera de la Constitución es vano,
hojarasca pura, y a otras les resultaría imposible. Este dato es muy
importante.
Dado que se da el caso de que algunas de
estas religiones hechas para el mal, aunque muchos de sus adictos
sean buenos, tienen tantos fieles y tanto dinero, y tanta capacidad
para hacer daño, que no se las puede expulsar, tendrían que llevar,
al menos, una advertencia, como las cajetillas de tabaco.
Es decir, en un mundo más racional, como
el que reclamo, Plácido Domingo se habría evitado ese mal trago.
'2016.Año bisiesto' 'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Tránsito en la mirada'
'Te doy mi palabra'
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