No
cabe ninguna duda de que Iglesias, el infame
vicepresidente segundo, ha
obtenido un éxito notable en el sentido de que cualquiera
de las vilezas que viene cometiendo en el desempeño de sus
funciones, llevada
a cabo por cualquier otro político tendría consecuencias de forma
inmediata. Aunque hay que hacer la salvedad en el caso de Sánchez,
con quien se da la misma tolerancia, aunque
en este caso por que los socialistas con sueldo no tienen más
remedio si quieren seguir cobrando. Ya
quisieran muchos de ellos que el partido contara con los resortes que
tuvo hasta que los desarticuló el propio Sánchez y que permitirían
ahora que
se le pudiera destituir.
Ya
es evidente para todos los que lo quieren ver que pretende el
hundimiento económico de España, mientras él se procura una vida
tan desahogada como la que disfruta Maduro, porque cuanta más gente
hundida en la miseria y desesperada haya más
votos piensa captar, para lo cual no dudará en servirse de los
subsidios, limosnas que permiten malvivir, sin opción a nada más.
También
resulta curioso que reclamara para sí la gestión de las residencias
de ancianos y
que luego no hiciera nada por atenderlos, como si su intención al
reclamar estas competencias fuera la de asegurarse de que que no se
les proporcionara asistencia, como si fuera su deseo que los ancianos
murieran. Conviene
recordar que hay datos que permiten sospechar esto, puesto que ha
fallecido un gran número de ancianos, muchos
de ellos de forma cruel. Iglesias,
en cambio, sin base alguna, atribuyó unas intenciones a VOX que
están muy lejos de ser realidad.
Es
posible que la Unión Europea fuerce a Sánchez a prescindir de
Podemos y que en función de
esa hipótesis se esté preparando el terreno en orden a tener una
bolsa de votos fiel que le permita seguir haciendo el mal y vivir a
lo grande.
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