El gran fracaso español de la democracia es ETA. Es una organización hecha para matar, que mataba con saña y reiteración. Es cierto que con la cadena perpetua la banda no habría durado nada, pero al PSOE no le interesó esta medida y los acomplejados de la UCD no hicieron nada para imponerla. El odio de los socialistas a los centristas era tan fuerte que cuando Felipe González vio que con las herramientas legales no podía acabar con los terroristas no tuvo mejor ocurrencia que poner a los ciudadanos al nivel suyo.
Lo cuento así para que conste la ligereza con la que hablan muchos de la sanguinaria horda, en especial y por esta vez Inés Hernand. Parece que la boba está intentando hacerse la simpática con ellos, pero ya sabrá lo que hace. Son asesinos sin miramientos ni remordimientos de ningún tipo. Ir de copas con esta gente puede ser más que peligroso.
Se disculpa la chica alegando que condena todos los crímenes de ETA, para añadir a continuación que no toda la izquierda vasca es asesina o violenta. Que cuente a todos los que han tenido que abandonar el País Vasco para salvar la vida, y las repercusiones que ha tenido ese abandono en la política local. Claro que la ‘pacífica’ izquierda vasca ha tenido un gran papel en el porvenir de los terroristas. Pero yo le explicaría a Hernand, aunque no estoy seguro de que me fuera a entender, que con la cadena perpetua nada de eso habría sido posible, porque a los terroristas les habría costado mucho encontrar voluntarios para llevar a cabo la labor homicida. Hay que tener en cuenta que un condenado a cárcel de por vida no es nadie, ni interesa a nadie. No es lo mismo estar unos años en la cárcel y salir luego como un héroe que no salir jamás.