lunes, 31 de diciembre de 2012

En defensa de UPyD

Debo comenzar diciendo que, puesto que considero que no tenemos democracia, no voto a ningún partido y, por tanto, tampoco a UPyD.
Hay que convenir en que esta que llaman democracia española unos partidos tienen ventaja sobre otros, de modo que por aquí ya se empieza a vislumbrar que las cosas no están tan claras como nos quieren hacer creer.
Uno de los detalles que sirve para calibrar la calidad democrática de nuestra clase política es el trato que se le dispensa a Rosa Díez. Ni Zapatero, ni Rajoy pueden presumir en este sentido. Y si los presidentes del gobierno actúan con prepotencia con un partido que tiene representación parlamentaria puede entenderse que la prepotencia forma parte de su modo de ser. Poco tiene que ver la prepotencia con la democracia.
UPyD tiene muchos más votos que otros y sin embargo muchos menos diputados. No acaban ahí las desventajas. Esos otros partidos que tienen muchos más diputados con muchos menos votos manejan presupuesto, lo que conlleva que puedan manejar a la prensa, la radio y la televisión.
Unos partidos políticos pueden aprovechar las ventajas que les da el sistema político español, que quizá no sea tan democrático como dicen, para ir en contra del sistema en el cual medran y para chantajear a los partidos principales, que lo aceptan por intereses electoralistas. Luego, lo disfrazan como pueden, pero esto se lo cree quien quiere.
El juego sucio de unos y otros es palpable. Tampoco voy a decir ahora que UPyD sea un partido más limpio que los demás, sino, simplemente, que compite en desventaja.
Y para vergüenza de los demás partidos, si tuvieran vergüenza, ha sido UPyD el que ha presentado la querella contra Bankia. La interpretación que se da de este hecho es que a los demás no les importa el dinero de los ciudadanos.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Ah, el ajedrez

Salvador Domínguez me da unos consejos que, por una vez en la vida y sin que sirva de precedente, voy a intentar seguir, aunque no garantizo los resultados. Pero antes he de decir que creo que Salvador Domínguez ha sabido habilitarse una burbuja que tiene mucho de romántica y de poética, en la que entran, entre otras cosas, su concepción política, que nada que ver lo que los políticos profesionales intentan hacer, y sobre todo Isa Coronado, su mujer. Yo conozco a Isa y comprendo que Salvador sea feliz. Y me pongo ya manos a la obra:
Me confieso padre en que a veces entro en esos sitios que consisten en encontrar la mejor jugada en un problema de ajedrez. Y que al principio me sorprendía que esa mejor jugada, a veces, consistiera en hacerse matar la Dama o la Torre para que en la siguiente jugada el Rey no pudiera moverse. Y esta situación me lleva a pensar en el ajedrecista y médico Rafael Simón, que siempre ve cualquier cosa que se le presente como una oportunidad para mejorar personalmente.
También es ajedrecista Salvador Blasco, y tan noble como el otro Salvador citado anteriormente. Salvador Blasco es de esos a los que les gusta buscar la verdad en donde se encuentre. Y también es romántico. Si de ajedrez se trata, como es el caso, no se puede olvidar a Rafa Marí, tantas veces campeón. Ha hecho mucho y lo sigue haciendo por el ajedrez valenciano. Fernando Mancebo, inteligente psicólogo, también ha sido campeón. Sus rivales le temen por su genialidad.
Hay otro jugador de ajedrez, el Gran Mac, también conocido como José Clere, de gustos poéticos y gran finura intelectual. Al que se le parece a Karpov, Ramón Navarro, a quien no consigue ganar casi nadie, le da por la Física.
A dos grandes cerebros ajedrecísticos, José Antonio Garzón y Carlos Morenilla, tuve ocasión de saludarlos con motivo de la presentación de un libro del que el primero de los dos es coautor.
Yo creo que siempre que se habla de otra persona hay algo de poesía y he citado a varias. Y puesto que lo he hecho con cariño me doy por satisfecho. Convengo, por otra parte, en que el ajedrez, tomado con moderación, es una fuente de enseñanzas. ¡Hay que saber aprovecharlas!

sábado, 29 de diciembre de 2012

Los cuentos de la Fórmula 1 en Valencia

Hubo un periodista de estos que utilizan las posibilidades que ofrece un medio para medrar socialmente, aunque eso perjudique al medio que le paga, que se chuleaba con los críticos del evento en Valencia. A ver si va a resultar que es rentable, venía a decir de modo provocador. Pero, ahora que lo pienso, es posible que no fuera este el único periodista que se burlaba de sus lectores en este asunto. Probablemente hubo más. Ya no queda ninguno que lo haga, claro.
Lo que no ha hecho nadie todavía es presentar las cuentas de la Fórmula 1. Es muy bonito organizar un evento así y luego explicar: para que Valencia esté en el mapa. Puestos en ese plan, podemos imaginar que un pueblo cualquiera desee lo mismo: para que Murla esté en el mapa, e hipoteque a todas las generaciones venideras. Eso de desear cosas está muy bien, pero luego cada cual se ha de acomodar a dos cosas: al buen gusto y al dinero del que disponga. Embarcarse en proyectos quiméricos con dinero de los demás no parece propio de personas que se precien. Si encima, quienes lo han hecho presumen de católicos, la autoridad católica competente debería llamarles al orden. O por lo menos, desmarcarse de ellos.
Da envidia saber que en un país tan poderoso como Estados Unidos basta con pedir una factura a la Administración para obtenerla. En España, no hay modo. ¿Qué hay de los contratos de la Fórmula 1? Se complica la cosa cuando se tiene en cuenta a la empresa Valmor Sports. ¿Qué diablos puede haber entre esta empresa y la Generalidad Valenciana? ¿Qué culpa tiene un contribuyente cualquiera que a Valmor Sports no le salieran las cuentas como pensaba? ¿Por qué Valmor Sports, cuyos dueños no se chupan el dedo, se lanzó a esa piscina?
Un ciudadano español no es nadie para quienes cuecen las habas, quizá porque el ciudadano español está acostumbrado a no ser nadie y no se da cuenta de que debería ser alguien.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Sospechoso empeño en privatizar la Sanidad

En España hay muchas cosas que no funcionan como deberían. No es necesario esforzarse mucho para dar con la causa del problema, que no es otro que el tradicional dominio que las oligarquías vienen ejerciendo sobre la población.
El principal problema de España es la misma existencia de las oligarquías, y como son ellas las que lo tienen todo controlado, no es que se vaya a resolver, sino que cada vez se hace más grande.
Con la excusa de que la Sanidad no funciona, se privatiza, para que otros hagan negocio con ella. La Sanidad es patrimonio de todos españoles, para la mayoría de los españoles no pintamos nada.
Se podría ir a la raíz del problema convirtiendo a España en una democracia real, con lo cual las oligarquías perderían su poder. Parece utópico. No van a querer soltar su presa.
El hecho de la Sanidad no funcione bien no significa que no pueda funcionar bien. Significa que se hacen las cosas mal. Y esa realidad sirve de pretexto para que se quite a los españoles una de las cosas más preciadas que tienen al conceder su gestión a empresas privadas, cuya finalidad es ganar dinero. Nos van a querer convencer de que este modo se ahorra dinero, pero eso es imposible que sea así. La gente no se pone enferma voluntariamente y los fraudes y abusos que pueda evitar la gestión privada también podría impedirlos la pública. Hay medios más que suficientes para ello.
La opción lógica, que consistiría en intentar hacer las cosas bien, llenando las cadenas de mando de personas de valía, en lugar de enchufados con carnet, está lejos de las intenciones de los dirigentes de todas las Autonomías.
Los partidos políticos españoles, en cuando logran una parcela de poder intentan colocar a todos los militantes que pueden de la larga lista que tienen hecha con este objetivo. De ahí que la Sanidad, Correos, etc., funcionen mal.

jueves, 27 de diciembre de 2012

La casta política y la vaca

La relación de la casta política española con el pueblo, o sea con la gente que las pasa canutas o no las tiene todas consigo, es como la del vaquero y su vaca.
El vaquero, y me refiero al vaquero medio, procura gastar lo menos posible en su vaca, porque lo que quiere es ganar dinero con ella. Pero se da cuenta de que si no le da comida de calidad adecuada y en suficiente cantidad, da menos leche y peor. Por tanto, ha de averiguar qué es lo mínimo que necesita la vaca para poder obtener de ella el rendimiento adecuado.
Lo mismo hacen los políticos con los ciudadanos que las pasan canutas o no las tienen todas consigo. Los ricos, ya se sabe. Han de salir ganando siempre, o se llevan su dinero a otra parte.
Hay quienes dicen que pertenecer a la clase trabajadora y votar a las derechas es de tontos. Pero luego resulta que los líderes políticos de la izquierda y de los sindicatos, a excepción de Julio Anguita, viven en mansiones y se codean con los poderosos. Les gusta el poder y se identifican con quienes sienten la misma pulsión.
Un trabajador, productor en la época franquista, para los de la casta, y para la oligarquía dominante, no es más que parte de la vaca. Si le dan algo, no es porque se preocupen por él, o que sientan sus desvelos, o que deseen que disfrute de la vida. Simplemente es que quieren seguir ordeñándolo.
Pero, bien mirado, eso de ser parte de la vaca tampoco es tan malo. Hoy en día, a las oligarquías, entre las que está la casta política, se las denomina “elites extractivas”. Con respecto a la tilde que no he puesto en elite, me remito a lo que explicó Fernando Lázaro Carreter en El dardo en la palabra. Y con respecto a ser tildado de elite extractiva, si se diera el caso, lo cierto es que no me haría ilusión, pero algunos tienen la cara muy dura y les da lo mismo.

 



miércoles, 26 de diciembre de 2012

Episodio en una peluquería

Realmente, no ha ocurrido en una peluquería cualquiera, sino en la que voy desde hace decenios, no años. Mi peluquero me ha podido atender hoy, tiene una agenda en la que es difícil encontrar hueco.
Una de sus características, y no se si lo hace con todos, es que cuando me lava el cabello parece que quiera lavarme el cerebro, por el empeño que pone en clavar sus dedos hasta lo más hondo. Puede que quiera hacer gimnasia de dedos, conmigo que se lo aguanto, o quizá que piense que mi cuero cabelludo precisa ser estimulado. Esto último sería una buena metáfora de nuestra casta política, que se gasta todo el dinero de los contribuyentes y luego les hace daño y, tanto una cosa como la otra, por el bien de los contribuyentes.
Ya se sabe que en España los ricos no contribuyen, o contribuyen poco.
El episodio tampoco ha transcurrido en la peluquería. Al llegar me he encontrado allí al anterior dueño, que se jubiló hace dos o tres años y con el que he bromeado un poco pidiéndole que me corte el pelo, porque su discípulo, que se reía, no sabe.
El anterior dueño y yo nos hemos ido al bar y me ha contado que estando de visita en la peluquería, al poco de jubilarse, apareció por allí un inspector que lo amenazó con quitarle la pensión y ponerle una multa de unos cuantos miles de euros si lo veía con las tijeras en las manos. Ya sólo le corto el pelo a mi hijo, le dijo él. Pero hágalo en su casa, le respondió el inspector.
Y esa es la cuestión, el inspector le dijo todo eso sin venir a cuento en el simple ejercicio de su papel como Autoridad.
En España, un pobre está muy controlado y le puede caer la gorda si da un paso en falso y le pillan. El grueso del fraude fiscal está en las clases pudientes.

'Los penúltimos días'
'Pícaros, ninfas y rufianes'
'Los desorientados'
'Anécdotas de la Historia'
'La Biblia contada a los niños'
'¿Estás bien?'
'Imagino historias fantásticas'
'Las fabulosas aventuras del caballero Zifar'

martes, 25 de diciembre de 2012

La huelga de hambre de Willy Uribe

Se trata de una huelga de la que, aparentemente, no interesa dar noticia. Hay periódicos, o cadenas de periódicos, que dan noticias de hace más de un año como si fueran de hoy, quizá con el fin de rellenar páginas gratuitamente. Y tienen una noticia fresca, que tampoco les costaría dinero, y no la dan.
Willy Uribe está en huelga de hambre por los motivos que se explican en Change.org y que se resumen en que la arbitrariedad preside los actos de la política española en todos sus ámbitos. En este caso concreto se refiere a la política de los indultos, que nuestros gobernantes, que gobiernan en nombre de todos los españoles, hay que recordar eso, aplican como les viene en gana. Ni es la primera vez que niegan el indulto a un pobre, ni tampoco que se lo conceden a un rico o dos enchufados.
Empeora el asunto el hecho de que la oligarquía, en la hay que incluir a la casta política, domina también al llamado cuarto poder, puesto que éste, en España, nunca ha sabido vivir independientemente. Los medios españoles solían presumir de independencia en sus portadas y este detalle daba risa a sus competidores. En todos los casos. Hoy en en día esta presunción no pasa de ser una broma. El periódico subvencionado dicen y uno no sabe a cuál se refieren, aunque quizá el del conde sea el más subvencionado de todos. Eso de ser conde ya da más risa que otra cosa. Oiga, es que yo soy conde. Pues yo no.
En España, la arbitrariedad es la marca de la casa, de modo que el más idiota de todos los idiotas preside una comunidad autónoma, a la que va a llevar a la catástrofe y, de paso, a todas las demás.
Es urgente reconstruir España, para que reine la Justicia. ¿Qué miedo tienen los que pueden hacerlo?


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lunes, 24 de diciembre de 2012

Felicitar la navidad a Chávez

Hace poco, en una iglesia de La Habana, se celebró una misa por la salud de Hugo Chávez. El Señor lo permite.
Desear que los demás gocen de buena salud es, sin duda, un acto caritativo y, en principio, no habría nada que objetar. Ocurre, sin embargo, que la propia Iglesia Católica, si no estoy equivocado, admite que se mate a un semejante si es en defensa propia. Y esa es la cuestión, para que otros puedan recuperar su salud es necesario que el dictatorial Chávez pierda la suya. O sea, que muera. O que renuncie a su cargo de presidente de Venezuela y se quede para siempre en Cuba.
Mientras no ocurra ninguna de las dos cosas, la realidad nos la explica Francisco de Quevedo: “Donde hay poca justicia es un peligro tener razón”. Que se lo pregunten si no a la jueza María Lourdes Afiuni, encarcelada, tras un juicio grotesco, por haber querido cumplir la ley, en lugar de obedecer a los designios de Chávez. Las revelaciones sobre el caso Afiuni de la valiente venezolana Martha Colmenares hacen estremecer a cualquiera que guarde un ápice de sensibilidad en su persona.
Hasta hace poco, algunos españoles defendían a Hugo Chávez. Por aquello de que se ha puesto la etiqueta de izquierdas. Si leen lo que cuenta Martha lo tendrán más difícil, e incluso cabe la posibilidad de que se avergüencen por haberle apoyado anteriormente.
Pero Chávez, o sus secuaces, no se conforma con haber encarcelado arbitrariamente a la jueza, cosa que ha repercutido en su salud. También han condenado a José Amalio Graterol, abogado de la jueza. Como ha comentado alguien jocosamente “ahora falta condenar a la abogada del abogado de la jueza Afiuni”.
De todo son capaces los integrantes de esa numerosa legión llamada “Los Devotos de la Impunidad”, que en algunos lugares tienen campo abonado.

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domingo, 23 de diciembre de 2012

Dicen que Wert deja en desventaja al valenciano

Qué pena me da ver al valenciano llorando y gimiendo. Las lenguas no lloran, ni tampoco gimen, me ha dicho uno que me ha escuchado. Las lenguas son como las escobas o los coches, por ejemplo; instrumentos al servicio de las personas.
Y, entonces, ¿de qué se queja la Universidad valenciana?, pregunto yo. ¿Por quién tiene que velar la Universidad, por los alumnos o por los instrumentos?
En Estados Unidos, país en el que el dinero de los impuestos es sagrado y basta con pedir cualquier factura a un organismo oficial para que sea mostrada de inmediato, no hay ningún idioma oficial. En cambio, en España, país en el que las facturas de la Administración no se muestran, hay muchos idiomas oficiales. La conclusión es obvia. Estados Unidos es un país con larga tradición democrática y España es un país en el que nos dicen que hay democracia y algunos se lo creen, pero que está lleno de dictadores que gustan de imponer cosas a los demás y encima dicen que nos hacen un favor y también hay gente que se cree esto.
No es un favor que se empleen dinero de los impuestos y energías en imponer algo a los niños (el mayor tesoro de un país) que en el futuro no servirá para nada a la mayoría de ellos.
Me parece muy bien, e incluso de suma importancia, que se protejan algunas costumbres, no todas, y las lenguas vernáculas, pero de que se protejan a que se impongan va un trecho muy largo.
Se puede proteger una lengua otorgando algún tipo de premio a quienes la elijan y la estudien con aprovechamiento.
Creo que cada alumno, o sus padres mientras no llegara a una determinada edad, debería tener libertad para elegir dos lenguas, como mínimo, de entre las que tuviera en oferta su centro, para sus estudios.

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sábado, 22 de diciembre de 2012

Apuntes sobre la derecha

Hay una corriente según la cual no puede salir nada bueno de la derecha. Quienes así piensan deberían saber que esta idea no tiene base, puesto que los partidos de derechas son legales en todas las democracias del mundo.
La pregunta (¿Verdad, papá que los de izquierdas somos los que nos preocupamos por los demás, mientras los de derechas sólo se preocupan por ellos mismos?) de las hijas de Zapatero es todo un clásico.
Las cosas, lógicamente, no son tan fáciles. Tanto la derecha como la izquierda, al menos teóricamente y por eso son legales, quieren el bienestar general y cada una de ellas trae sus recetas para lograrlo. La cosa se complica cuando tenemos en cuenta que son personas las que han de desarrollar dichas recetas y al tener esto en cuenta entramos en una nueva fase. Es mejor un buen gestor con un mal programa que un gestor malo con un programa bueno. En esto creo que es fácil estar de acuerdo. Lo dramático, y no por ello menos frecuente, es que coincidan un mal gestor con un mal programa.
Por otro lado, eso de suponer que quienes optan por determinado credo político, sólo por este simple hecho, son malos o tontos, o cualquier otra cosa por el estilo, no es tomado muy en serio por la mayoría de la gente, como se comprueba cada vez que hay elecciones.
Sin olvidar que la necesidad de sentirse moralmente superior a otros, que se da tanto en sectores de la derecha como de la izquierda, es significativa. Hay dos opciones; una consiste en querer ser mejor que los demás; y la otra, querer creerse mejor que los demás.
Por otro lado, en muchas ocasiones, los programas de la derecha y de la izquierda son tan parecidos que sus responsables se ven en la necesidad de remarcar las diferencias en asuntos menores.

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