No
sé si será muy dura la tarea de ajustarse a lo políticamente
correcto, que de lugar a lugar da la impresión de que cambia,
aunque en realidad siempre es lo mismo. Para mí, desde luego que
sería tarea imposible.
Un
periódico que no sea libre y totalmente independiente del poder ni
siquiera debería llamarse periódico. Un periódico que dependa de
algún poder debería llamarse órgano propagandístico de tal o
cual. También hay periódicos que cuando el poder no lo ocupa su
partido favorito van a joder al que lo tiene, no a criticar lo que le
parece mal o informar de lo que hace, pero eso es otra historia.
En
España no hay periódicos libres, ni independientes, por más que
quieran hacernos creer lo contrario. Se ve a la legua que todos
dependen de unos poderes u otros. Y dentro de los periódicos
españoles, los más sujetos de todos a una servidumbre parecen ser
los catalanes, puesto que hacen editoriales conjuntos, etc.
Algunos
de sus columnistas, que tienen madera para sobresalir sobre el resto,
dan pena. Y la dan porque se empeñan en hacer creer que el agua es
vino, o porque son capaces de poner a caldo a los presidentes del
gobierno de España, pero a los de Cataluña ni los tocan, a pesar de
las buenas piezas que se suceden en la presidencia de la Generalidad.
Da la impresión de que sin el apoyo del gobierno de España la ruina
de Cataluña ya sería total.
Supongo
que el director del periódico del conde hará el ridículo una vez
tras otra, como el propio medio, pero yo me he fijado en su tonta
pretensión de hoy. La lengua une, no divide, lo ha titulado. ¿Se
creerá que ha descubierto el Mediterráneo? El uso que hacen los
políticos del asunto de las lenguas pasa de castaño oscuro. ¿Por
qué ha de haber una lengua oficial? ¿Por qué hay que obligar a que
se estudie en determinada lengua? Debería haber mucha más libertad
en este y en otros campos.
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