jueves, 27 de diciembre de 2012

La casta política y la vaca

La relación de la casta política española con el pueblo, o sea con la gente que las pasa canutas o no las tiene todas consigo, es como la del vaquero y su vaca.
El vaquero, y me refiero al vaquero medio, procura gastar lo menos posible en su vaca, porque lo que quiere es ganar dinero con ella. Pero se da cuenta de que si no le da comida de calidad adecuada y en suficiente cantidad, da menos leche y peor. Por tanto, ha de averiguar qué es lo mínimo que necesita la vaca para poder obtener de ella el rendimiento adecuado.
Lo mismo hacen los políticos con los ciudadanos que las pasan canutas o no las tienen todas consigo. Los ricos, ya se sabe. Han de salir ganando siempre, o se llevan su dinero a otra parte.
Hay quienes dicen que pertenecer a la clase trabajadora y votar a las derechas es de tontos. Pero luego resulta que los líderes políticos de la izquierda y de los sindicatos, a excepción de Julio Anguita, viven en mansiones y se codean con los poderosos. Les gusta el poder y se identifican con quienes sienten la misma pulsión.
Un trabajador, productor en la época franquista, para los de la casta, y para la oligarquía dominante, no es más que parte de la vaca. Si le dan algo, no es porque se preocupen por él, o que sientan sus desvelos, o que deseen que disfrute de la vida. Simplemente es que quieren seguir ordeñándolo.
Pero, bien mirado, eso de ser parte de la vaca tampoco es tan malo. Hoy en día, a las oligarquías, entre las que está la casta política, se las denomina “elites extractivas”. Con respecto a la tilde que no he puesto en elite, me remito a lo que explicó Fernando Lázaro Carreter en El dardo en la palabra. Y con respecto a ser tildado de elite extractiva, si se diera el caso, lo cierto es que no me haría ilusión, pero algunos tienen la cara muy dura y les da lo mismo.

 



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