sábado, 30 de noviembre de 2019

El Rey, de nuevo, da la talla

Por parte de fuentes oficiosas, se ha transmitido la información de que el descarado que viene ocupando la Moncloa desde hace algún tiempo, con nefastas consecuencias, que pueden empeorar considerablemente, pretende enviar al Rey, otra vez, a un lejano país, pero SM no se va a dejar tomar el pelo https://casarealdeespana.es/2019/11/27/el-rey-se-planta-y-le-dice-no-a-sanchez/.
«Usted no es decente», le espetó Sánchez a Rajoy, presidente del gobierno en aquel momento, y a continuación, en lugar de esmerarse y tener una conducta ejemplar, lo que ha hecho es poner cada vez más alto el listón de la indecencia. ¡A indecente no le gana nadie!
El Rey demostró que sabe estar aquel famoso 3 de octubre, cuando desmontó una felonía del propio Sánchez, que el día anterior se había lanzado, metafóricamente, al cuello de Rajoy, y se vio obligado a volver a la senda constitucional.
Los degenerados vieron entonces que el Rey es un dique que protege a los españoles honrados y desde entonces insisten en desacreditarlo. Le tienen planteada una batalla en términos muy duros, sobre todo porque juegan sucio, muy sucio, y cualquier idea decente les resbala. En ese menester están personas de la calaña de Colau, Iglesias, Rufián, Montero, Otegui, Sastre, etc., todos ellos aliados o aspirantes a serlo de Sánchez. En ese nivel está España ahora mismo.
El caso es que lo que ha hecho Sánchez con el PSOE no debería ser legal. Ni los socialistas debieron haberle consentido que lo hiciera, ni debería estar permitido por las leyes. Habría que exigir a los partidos políticos que tuvieran un régimen de funcionamiento interno que impidiera el caudillismo. No puede ser que alguien, como es el caso de Sánchez, haga y deshaga a su antojo sin que nadie en el partido, pese a la incomodidad que generan sus actos, pueda pararle los pies. Los partidos deberían exigir a sus afiliados un nivel alto de calidad democrática.

viernes, 29 de noviembre de 2019

Quizá Javier Cercas acabe por abrir los ojos

En el mes de junio, abrió uno al menos. Fue cuando reconoció, artículo mediante, que el nacionalismo es una estafa y que los separatistas los han traicionado. ¿Qué otra cosa podía esperar o pensar?
En ‘Anatomía de un instante’ lleva a cabo una magnífica labor de investigación, gracias a la cual se lleva a conocer con bastante aproximación lo que sucedió en el momento señalado. Pero además de dar a conocer esos datos explicó también su parecer, asunto en el que muestra su carácter acomodaticio y puede decirse que la traición tampoco es ajena a él.
Reconoce en el artículo mencionado al principio que al llegar a Cataluña se ad0tó al ambiente catalán e incluso aprendió su dialecto. Hay que recordar que es un invento de Pompeyo Fabra, que fue un sujeto que habría querido borrar la lengua española de la faz de la tierra. Empeño en el que siguen muchos otros no menos indecentes que ese.
No solo se acomodó al nacionalismo catalán, en su caso disfrazado de socialismo, sino que también lo hizo al socialismo, esto en el plano general y no local como el otro. Trataba de hacerse perdonar por los socialistas que sus padres fuesen de derechas, y esta es la traición de la que hablaba. Que además es del género tonto.
Como consecuencia de esa estupidez, ve a Adolfo Suárez, que se jugó la vida a diario para traer la democracia y se la volvió a jugar para defenderla y bajo su presidencia vivimos el tiempo más democrático de nuestra historia, como mezquino, y Felipe González, todo mezquindad y origen de todos los males que se ciernen sobre nosotros, como un gran hombre de Estado. Desde luego que Santa Lucía no ha tenido mucho cuidado con él.
Felipe González, sectario desde el primer día y que enseñó a demonizar a la derecha, se lamenta ahora de la política de bloques, como si no estuviera en su origen.

jueves, 28 de noviembre de 2019

La actitud del PSOE

La izquierda es necesaria. Me refiero a la izquierda democrática, porque la comunista está de sobra en todas partes.
Lo de demostrar superioridad moral, tan propio en gentes de la izquierda, es propio de personas que no tienen ninguna moral. Una cosa es que el PSOE sea necesario y otra muy distinta que haya quien piense que por pertenecer o votar a este partido pueda considerarse superior moralmente al resto. La superioridad hay que demostrarla con las obras.
Por otro lado, los dirigentes que ha venido teniendo el PSOE durante el periodo democrático, que aún disfrutamos y que los comunistas y los nacionalistas quieren que se termine, se arrogan una legitimidad frente a las fuerzas de la derecha que es indemostrable. Demuestran mala fe con esta actitud.
Quieren hacer creer que no tuvieron ninguna culpa en el estallido de la cruel guerra civil, que tan nefasta fue para España y tuvo consecuencias tan desastrosas.
Pretenden imponer el pensamiento de que su comportamiento en aquellos tiempos fue modélico y que sufrieron un atropello colosal. No se dan cuenta de que el comportamiento sectario y vengativo que vienen demostrando desde el advenimiento de la democracia induce a pensar otra cosa.
González, o Glez., como le llamaba Umbral, seguramente es peor persona que Zapatero y Sánchez, pero no es tan burro como esos dos. No se le ocurrió reescribir la historia, como pretenden estos, porque al hacerlo reconocen que no tienen razón. Si pensaran que la tienen, simplemente dejarían hacer a los historiadores, permitirían que las cosas sigan su curso, que la vida fluya. Como no es así, quieren imponer su versión de los hechos y si pudieran impedirían toda posibilidad las cosas de modo distinto al que a ellos les conviene.
El PSOE es necesario, pero necesita democratizarse, desprenderse de caudillos como Sánchez y de estúpidos como Zapatero. Y, sobre todo, desprenderse del nacionalismo que se le ha incrustado a causa de su pasión por el juego sucio y ventajista.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

Lo del cordón sanitario a Vox

Por parte de partidos que no tienen ningún empacho en tratar y pactar con otros que llevan terroristas en sus filas o que llevan a cabo prácticas tan inmorales y antidemocráticas como el acoso.
Los que acosan lo hacen porque creen en la impunidad, lo que les señala como malas personas, pero también como asesinos morales, porque como consecuencia de sus actos sus víctimas, o algunas de ellas, podrían tomar la decisión de suicidarse o caer en la depresión. Hago constar esto para situar el debate. Un partido político que entre sus armas tiene el acoso no está legitimado moralmente para criticar a nadie.
Pero es cierto que sería conveniente que se cambiaran las reglas de juego, para que solo se permitiera la participación en la política a partidos de intención constructiva que se obligaran, además, a respetar absolutamente el ordenamiento jurídico. Lo que no debería consentirse es que los contribuyentes les paguemos el sueldo a políticos que no quieren más que perjudicarnos. El hecho de que muchos votantes no se den cuenta de ello no es más que un peligro añadido, porque viene a demostrar que la capacidad de engaño que tienen los dirigentes de esos partidos es muy grande.
Habría que exigir, igualmente, que los partidos políticos tuviesen unos estatutos o reglas internas que limitasen el poder de sus líderes, porque el que ha logrado Sánchez dentro del PSOE lo convierte en dictador. Hay que recalcar la querencia que tienen Sánchez, Zapatero, Iglesias, Monedero y otros por los dictadores de izquierdas.
Muchas de esas cosas que propongo ya están en vigor en otros países, democráticos, por supuesto, porque en los no democráticos, como Venezuela, Cuba, Irán, no tienen sentido.
La catástrofe se cierne sobre España precisamente por tener unas reglas de juego tan laxas. Y cuando hablo de catástrofe me refiero a que crezcan las listas del paro y tengan que cerrar muchos pequeños negocios.

martes, 26 de noviembre de 2019

Rodrigo Lanza, condenado a cinco años de cárcel

La costumbre de imitar todo lo que viene de fuera, sin llevar a cabo previamente un detenido estudio sobre su conveniencia, no puede traer buenas consecuencias.
En este caso se trata de los juicios con jurado popular, puestos de moda por el cine. Para introducirlos en España se utilizó un argumento falaz: se trataba de involucrar a la sociedad en la administración de la justicia. Es falaz porque la sociedad está perfectamente involucrada a través de los profesionales de justicia.
Por algo es que el inocente prefiere ser juzgado por un juez profesional, acostumbrado a ver casos, a dejar de lado sus emociones y creencias y atender nada más que a los hechos, mientras que un jurado puede ser impresionable, no tiene pericia para valorar las pruebas, ni costumbre de evadirse de sus ideas previas. En resumidas cuentas, el error es mucho más probable en un jurado popular que en un juez profesional, aunque, lógicamente, nadie está libre de equivocarse.
A la vista de la condena que le ha caído a Rodrigo Lanza, es lícito moralmente el pensamiento de que le ha favorecido el ser juzgado por un jurado popular. Supongo que un juez profesional habría sido, porque su conciencia no le habría permitido otra cosa, mucho más severo.
Rodrígo Lanza se presentó ante el jurado popular con un corte de pelo totalmente diferente al que solía usar, con un aspecto general muy distinto del que tenía cuando perpetró su delito. Tampoco era el primero, y siempre sus agresiones tienen consecuencias graves para sus víctimas.
La violencia es profundamente antidemocrática y debe ser erradicada, puesto que está siendo utilizada profusamente, en sus modalidades física y moral, por partidos políticos antisistema, como son los nacionalistas y los populistas.
Como se comprueba una y otra vez, los juicios con jurado popular no sirven para erradicar la violencia. 

lunes, 25 de noviembre de 2019

El caso Lady Crocs

Suelo dar un pequeño repaso a Twitter y suelo fijarme en cuentas de gentes relacionadas con la justicia, porque o bien tienen anécdotas muy graciosas que contar o hacen comentarios precisos sobre asuntos de su ámbito.
Cuando alguien elige un pseudónimo para aparecer en las redes, hay que respetarle su deseo, siempre y cuando no se sirva de él para insultar, mentir o llevar a cabo actitudes inapropiadas. Ciertas cosas hay que hacerlas a cara descubierta, como era costumbre en tiempos en que el honor y la decencia todavía no eran vistos como antiguallas.
En la actualidad, totalitarios de distinto pelaje han invadido las vías pública y política, y como consecuencia el honor y la decencia han sido arrinconados vilmente.
Quienes no se pliegan a sus deseos y, por tanto, no siguen sus consignas corren el riesgo de convertirse en objetivo de sus desmanes. Exactamente, es lo que le ha sucedido a Lady Crocs. Ella se defendió de este modo: "El mes pasado, un diputado de las Cortes Generales, un miembro del Poder Legislativo, me señaló. Obvió mi deseo de permanecer en el anonimato e indicó dónde ejerzo". Cabe añadir que el tal diputado es un auténtico rufián y que su costumbre es ofender a los demócratas.
Pero puesto que la gente infame ya no disimula esta condición, tuvo que volver a defenderse: Un mes después, un medio de comunicación financiado por la Generalitat de Cataluña y la de Valencia, correspondientes al Poder Ejecutivo, reveló mi identidad, expresó cuál es mi juzgado y publicó una imagen mía sin mi consentimiento”.
La civilización es otra cosa, y ya sabíamos que el gobierno regional catalán es ajeno a ella, pero que también lo sea el gobierno regional valenciano es una mala noticia, porque de quienes lo componen no se pueden esperar más trampas, manipulaciones, imposiciones y juego sucio. Gastar los impuestos de los valencianos en estas guarradas está muy feo y es corrupción.

domingo, 24 de noviembre de 2019

Lo de la violencia llamada ‘de género’ es importante

Y lo es porque muchos votos, muchas subvenciones y, en definitiva, muchos modos de vida dependen de que cuaje el relato. Los datos del caso, pongo el enlace por si alguien tiene interés por la verdad, andan por aquí: https://twitter.com/DathosBD?lang=es
En esta etapa de la historia en la que, más que nunca, las cosas no son como son sino como cada cual las quiere ver: ‘Así es, si así os parece’, ¿les suena, les suena?, está de moda construir un relato sobre la realidad existente, sobre todo, por parte de aquellos que, hueros de ideología, de talento, de buenas intenciones, y de todo, al fin, necesitan agarrarse a un poste, a lo que sea, a un traslado de huesos, estéril, se mire por dónde se mire, para que no venga otro detrás y cambie el colchón, porque el colchón se cambia siempre que cambia el usuario. Luego ocurre que unos son más discretos, porque el colchón nuevo lo pagamos entre todos, y otros más bocazas, más desvergonzados, más chuletas, porque si tuvieran que pagar el colchón nuevo de su bolsillo ya veríamos.
La cuestión es que hay que hablar de violencia de género, como si fuéramos británicos, como si la lengua española no fuera capaz de proporcionar vocablos adecuados para explicar el asunto y haya que recurrir al concepto británico, y como si los españoles nos pasáramos la vida haciendo el mal a las señoras.
No estoy muy seguro de que este sea el camino para hacer una sociedad mejor. Más bien, me parece un subterfugio para que ciertos partidos, no diré los nombres, aumenten su caudal de votos, o quizá lo multipliquen. El modo en que se abusa del concepto, con pancartas en lugares inadecuados, por oficiales, invita a pensar en lo último. Al final, nos iremos todos a paseo, por bobos.