jueves, 28 de febrero de 2013

Los gobiernos y las enfermedades raras

Hoy, día 28 de febrero, se celebra el día mundial de las enfermedades raras. Su investigación, ya es sabido, no resulta rentable.
He aquí, pues, que se acusa a las industrias farmacéuticas de no prestar suficiente atención a unas dolencias que en muchos de los casos proporcionan grandes sufrimientos a quienes las padecen. También se acusa a estas industrias de ciertas prácticas nada honrosas. Mientras tanto se olvida la responsabilidad de los gobiernos en estos casos. Se dice que un gobierno debe llegar a donde no llega la iniciativa privada. Por ejemplo, en una ciudad grande resulta rentable un colegio, pero en un pequeño pueblo si no lo pone el Estado no lo va a hacer nadie.
Las industrias farmacéuticas, además, han de regirse por las leyes que dictan los gobiernos y éstos, además, deben vigilar que se cumplan. Si una farmacéutica actúa de forma inmoral, los ciudadanos deberían dirigir sus reproches al gobierno elegido democráticamente y que, por tanto, les representa. Hay que exigir a los políticos que cumplan su papel en este asunto tan importante. Las farmacéuticas son sociedades anónimas que no se inmutan por las críticas mientras sigan ganando dinero.
Por supuesto que son los gobiernos, como se ha apuntado antes, los que deberían investigar aquellas cosas que a las empresas privadas no les interesa hacerlo. Si se analiza la lista de subvenciones del gobierno, se comprueba enseguida que se dedican grandes cantidades a cosas mucho menos urgentes que la investigación de las enfermedades raras. Tienen suerte los gobiernos de que la gente critique a las multinacionales y no a ellos. A veces da la impresión de que la propia OMS trabaja a favor de alguna de esas multinacionales y no de quienes observan angustiados que no se producen avances en el conocimiento de sus dolencias.
Las enfermedades raras tampoco interesan a los políticos que prefieren fijarse en las grandes bolsas de votos.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Faltaba González Pons

El PP está haciendo el ridículo sin parar en el caso Bárcenas. El espectador tiene la sensación, dadas la chulería y la agresividad con la que se comporta el ex tesorero del PP, de que éste va a acabar mal.
Pero el espectador también tiene la sensación de que el PP le teme. No se puede pensar otra cosa de la dubitativa manera de actuar de este partido, que cree tener la sartén por el mango, pero ignora si queda algún cabo suelto.
Para acabar de enredar el asunto, ha aparecido en escena Esteban González Pons, no sé si llamarle Piquito de Oro o reírme. Este hombre, cuando tenía la posibilidad de aparecer diariamente en la prensa, tenía todas sus facultades intelectuales dirigidas a pensar titulares e inventar chascarrillos graciosos. Se conoce que conserva esas habilidades. Ha dicho esto: "El PP tiene la credibilidad que tiene y Bárcenas tiene la credibilidad que tiene, ustedes pueden elegir a quién creer". González Pons está totalmente confundido. La fe forma parte de la religión, pero él cobra un sueldo como político. El sueldo se lo pagan los contribuyentes. Debería ser honrado con ellos.
No es la única burrada que ha dicho. Hay que hacer constar, además, que en las fotos se le ve que aprieta los dientes en su intento de convencer. "Ahora ya estamos donde tenemos que estar el señor Bárcenas a un lado y el PP, a otro, en los tribunales de justicia", ha explicado el sin par paladín de la justicia ciudadana, obviando el hecho de que ha sido el propio Bárcenas quien ha puesto la demanda. ¿No le da vergüenza al PP? ¿No le da vergüenza a González Pons?
Habría que hacer hincapié también en que el concepto de la honradez, a la que ha aludido este político en otras de sus frases incluye el respeto al prójimo.

martes, 26 de febrero de 2013

El PSC y la disciplina de voto

Muchos titulares de prensa dicen que el PSC romperá con la disciplina de voto y la primera intención es aplaudir. ¡Por fin hay diputados que van a votar lo que les venga en gana!
Pero no es así. No son los diputados los que van a romper la disciplina de voto, sino el PSC. Es decir, los diputados del PSC votarán todos lo que les manden.
No me extraña la decadencia de España. Un país de pelotas, de chaqueteros, de sumisos. La casta política lleva el compás. Estos tipos, nuestros políticos, alardean de su capacidad de sacrificio por el pueblo, de sus deseos de favorecer a los ciudadanos, de sus desvelos por conseguir esto, y se quejan de lo mal pagados que están y de la mala fama que tienen, tan inmerecida, aducen. Y, sin embargo, todos votan lo que les manda el jefe. ¡Ah! O sea, que, en realidad, miran por su bolsillo. ¿Por qué sino entonces se dejan colgada en el perchero su dignidad cuando acuden a votar? ¿Por qué se queja alguien de que se vayan todos al bar cuando habla éste, ese o aquél? ¿Qué más da que estén en sus poltronas o no si ya se sabe lo que van a votar luego? Ellos están en sus sitios cuando les mandan que estén, porque habla el jefe, y hay que aplaudirle, o el rival, y hay que abuchearle. Todo lo que hacen en sus escaños tiene una finalidad, que no es otra que ganarse la confianza y la amistad del jefe, para que los vuelva a colocar en las listas cuando toque hacerlas de nuevo.
Así pues, España, en lo que a la política se refiere, sigue siendo un lodazal. Y los que votan a esos partidos tan poco democráticos lo que hacen es contribuir a que éste se siga engrandeciendo.

lunes, 25 de febrero de 2013

Bárcenas jugó en Bolsa

No sé si las cosas siguen igual, pero creo que antiguamente se podía invertir en Bolsa y se podía jugar en Bolsa.
Invertir en Bolsa era comprar acciones de una empresa, en la que se confiaba con la intención de obtener mayor rentabilidad que si se colocaba el dinero en la renta fija, pero sabiendo que también existe la posibilidad de perder. Jugar era otra cosa; consistía en comprar acciones para venderlas en cuanto se hubiera producido una subida. El riesgo en este caso es menor, lógicamente.
Al parecer, Luis Bárcenas hizo varias jugadas en Bolsa y en ellas compró y vendió en el mismo día, y obtuvo grandes beneficios en todas ellas, lo cual lleva a pensar a los investigadores que pudo servirse de información privilegiada.
El inversor necesita pensar que pisa tierra firme. Concretamente, el de Bolsa cree que hay organismos que regulan y controlan todo lo que ocurre en Bolsa. Y lo cierto es que esos organismos existen y quienes trabajan en ellos no están mal pagados.
Sin embargo, numerosos inversores de Bolsa, en no pocas ocasiones, sienten que han sido víctimas de algo parecido al timo de la estampita. O sin haber tenido esa sensación directamente han pensado que estuvieron a punto de caer.
Hay empresas, algunas de ellas financieras, que fueron dirigidas de forma penosa, e incluso que manipular el valor de sus acciones en Bolsa, sin que quienes debían controlar su funcionamiento y también su comportamiento, se dieran por enterados en ningún momento. Al final, el inversor lo pierde todo, o casi todo, opina que de forma fraudulenta, y por todo consuelo tiene la posibilidad de levantar su mirada al cielo.
Ahora se dice que Bárcenas pudo jugar con ventaja y el inversor nuevamente se ve burlado. ¿Quién controla todo eso? ¿Se llevará la investigación hasta el final y se castigará a quienes pudieron dar esa información a Bárcenas o el castigo recaerá únicamente sobre éste?

domingo, 24 de febrero de 2013

El supuesto juego sucio de Madrid

Las masas no suelen seguir a quienes usan la lógica y el sentido común. Las masas suelen seguir a aquellos a los que se les va la olla, quizá porque, con sus mentiras, entretienen más.
Si Tarradellas no podía ver a Jordi Pujol, no sé lo que pensaría de Artur Mas. Entre ambos dos, Jordi Pujol y Artur Mas, han logrado romper más amistades y más familias catalanas que ninguno de los que lo habían intentado anteriormente. Al menos uno de los dos ha arruinado a bastantes catalanes.
Artur Mas acusa ahora a Madrid de jugar sucio en contra de lo que él llama proceso soberanista. Menudo elemento este Artur Mas. El contribuyente español de a pie huele la corrupción. O sea, apesta. Y tiene que aguantar que le digan que no hay. Y aparecen informaciones sobre delitos económicos de este, aquel o el otro político, algunos de ellos catalanes, y ve que no se investigan, que se trata de hacer que esas informaciones pasen al reino del olvido.
¡Aquí nadie roba, señores!, se dice a los contribuyentes. El dinero desaparece y hay que reponerlo, pero de ahí a decir que se roba va un trecho. Eso lo han de decir los jueces.
Lo que no pide Artur Mas es la democratización absoluta del sistema, con la consiguiente independencia de los jueces.
Hace falta que los jueces sean independientes y que tengan un presupuesto propio y no dependiente de la voluntad del Ejecutivo, para ver si con eso presumen tanto de honradez (honestidad dicen algunos) esos políticos a los que les pagamos sus sueldos.
Abundan en la política española los pájaros a los que les gusta imponer, prohibir, amenazar y tergiversar. Y pretenden convencernos de que todo eso es democrático. En España hay más “demócratas” que demócratas.

sábado, 23 de febrero de 2013

José Luis Olivas se sale de rositas

Se anuncia que el FROB interpondrá siete querellas, en la Audiencia Nacional, contra los directivos del Banco de Valencia que llevaron a esta entidad a la quiebra y también contra varios empresarios.
En estas querellas, según los medios, cobra un protagonismo casi absoluto Domingo Parra y no se menciona a José Luis Olivas. Da la impresión de que el primero es el chivo expiatorio. Alegan que los demás no se enteraban de nada y que él hacía lo que quería y que no daba toda la información.
Estas excusas parecen ridículas. Los componentes del Consejo de Administración tenían la obligación de enterarse de todo. Y cobraban por ello. Si ahora dicen que no se enteraban, eso no debería ser un eximente, como pretenden ellos, sino un agravante.
Quizá, José Luis Olivas tenga muchos amigos en el PP, partido que gobierna en la Comunidad Valenciana y en España, de otro modo no se entiende que pueda quedar al margen de todo. Debió de sentirse muy fuerte o muy arropado cuando, ya en Bankia, desafió a Rodrigo Rato, que montó en cólera y como consecuencia dejó caer al Banco de Valencia, y a partir de ese momento el valor de sus acciones comenzó a desplomarse.
El máximo dignatario de la entidad no debería poder desentenderse de lo ocurrido, con la excusa de que el Consejero Delegado gestionaba el banco de forma personal.
El presidente es el máximo responsable de todo, incluso de lo que no se entera. En el caso de José Luis Olivas, además, se da la circunstancia de que las dos entidades que ha dirigido, que funcionaban muy bien antes de que se hiciera cargo de ellas, fueron a pique. En el Banco de Valencia, concretamente, ya estaba Domingo Parra cuando llegó él.
En Bancaja había un director general, al que destituyó, quizá porque le plantó cara en algún asunto.

viernes, 22 de febrero de 2013

Día Internacional de la Lengua Materna

Por supuesto que no tengo nada en contra de la lengua materna. Me parece muy bien que se protejan las lenguas minoritarias y que se incentiven su estudio y su uso.
Lo que ocurre es que algunos se pasan de la raya y confunden el derecho moral a estimular y defender con el de obligar, sobre todo si gozan de mando en plaza. El infierno está empedrado de buenas intenciones y cuando a la gente que le gusta mandar, y ha logrado encaramarse a un lugar en el que puede hacerlo, se le da una coartada ya tenemos la catástrofe a la vista.
Todo el mundo sabe que Camilo José Cela era gallego. Los había incluso que eso era lo único que sabían de él. De modo que cuando en España se instauró el Estado de las Autonomías comenzó a propagarse una fiebre, porque la idioteces se contagian muy fácilmente. Y a un periodista le dio por entrevistar a Cela, pero con el definido objetivo de sacar a relucir la lengua gallega. Y comenzó a hacerle preguntas en ese sentido y el escritor, que lo veía venir, a torearlo sin miramientos. Y llegó el momento en que el periodista creyó que lo iba a empitonar sin remedio, puesto que esta vez no se lo podría quitar de encima con un capotazo. ¿Pero, cuál es su lengua materna?, le espetó. El inglés, respondió el premio Nobel.
A los valencianos se nos ha dicho que nuestra lengua materna es el catalán, y nosotros sin saberlo. No sólo nos han dicho eso, sino que además nos han puesto una Academia Valenciana de la Lengua, que bien cara nos cuesta, ¡con poder normativo! No queríamos saber que nuestra lengua es la catalana, pero nos obligan a obedecer.
Incluso nos dicen que debemos usarla. ¡Ah!, los guardianes de lo políticamente correcto. Al final se creerán con derecho a decirnos hasta a qué horas hemos de ir al baño.

jueves, 21 de febrero de 2013

Bárcenas no existe

Dicho en sentido metafórico y apelando no a la persona de Bárcenas, sino a lo que Bárcenas representa en la actualidad en el imaginario colectivo.
Está por ver que Rubalcaba abogue por dar libertad a los jueces y junto con la libertad un presupuesto adecuado. En España, todo está bajo el control de los partidos, y así no hay modo. En la novela de George Orwell, 1984, Winston y Julia pretenden echar un polvo y luego pasa lo que pasa. No estamos tan lejos de eso. Un chivato quiso poner en la picota a Gallardón por algo parecido. ¡Al circunspecto Gallardón!
Hubo uno, Alonso Puerta, que pretendió denunciar un caso de corrupción en su partido y acabó saliendo de la política. Nadie más, de ningún partido, le ha imitado. Hay cosas que la gente aprende pronto. También hubo un juez, llamado Marino Barbero, que se empeñó en hacer su trabajo. No fue encarcelado, como sí le ocurrió a María Lourdes Afiuni en Venezuela, pero sí que puede decirse que lo que le ocurrió le produjo un gran desengaño. El golpe bajo que recibió fue contundente. Ya nadie habla de Marino Barbero, pero es seguro que los jueces recuerdan su caso. El ex juez Luis Lerga también anunció por televisión que dejaba la judicatura porque para investigar un caso el gobierno le daba todos los medios que necesitara, mientras que para otro de similar importancia no le daba nada. El hombre decidió entonces dedicarse a la abogacía.
El contribuyente siente que la corrupción está a la orden del día, pero ve que al final todo queda en nada. El contribuyente común, ese que no tiene más remedio que pagar y que sabe que le controlan hasta el último céntimo, tiene, en este sentido, la moral por los suelos. Piensa que cuando los políticos hablan de acabar con la corrupción, en realidad lo que quieren es ponerle una venda en los ojos.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Salva Ballesta se siente español

En lo que se refiere a esta crisis que se está llevando por delante tantas ilusiones y tanta gente los principales culpables están identificados: son los oligarcas financieros y políticos. También se les conoce como 'clases extractivas'.
Poco se habla, en cambio, del estado de opinión general que permite que esas clases extractivas campen a sus anchas. En un país en el que imperaran la lógica y el sentido común no se hubieran podido llevar a cabo las tropelías que nos han sumido en tan triste situación.
Hay que decirlo claramente: es la estupidez general la que permite que unos cuantos sean más ricos cada día, mientras la mayoría se empobrece a un ritmo galopante.
Una de las pruebas de esa estupidez general la proporciona el dato de que el futbolista, o ex futbolista, Salva Ballesta no ha sido contratado por el Celta de Vigo porque se siente español.
Es pecado sentirse español, pero no lo es sentirse vasco, gallego o francés. El asunto es grotesco. Hemos llegado a un punto en el que nadie se avergüenza de nada, ni se siente responsable de nada. Se veta a una persona, alegando un motivo descabellado, sin que al mismo tiempo surja la duda de si se ha hecho bien o se ha hecho mal. ¿Qué más da?, parecen pensar quienes le han vetado. Puesto que pueden hacerlo, se creen con derecho a hacerlo, esté bien o esté mal, sea una estupidez o una aberración como la copa de un pino.
Al mismo tiempo, la gente se cree demócrata, porque, al parecer, piensan que la democracia consiste en hacer lo que a uno le da la gana, no lo que debe hacer.
Las responsabilidades se les asignan a unos cuantos, a los que se ha señalado como malos. Los cómplices necesarios de esos malos no se sienten culpables de nada.

martes, 19 de febrero de 2013

Joan Tardá se inmiscuye

Una de las características de los españoles que no cambia es la que refiere a su carácter dictatorial. Y no cambiará mientras no tengamos democracia.
Raro es el español que no disfruta imponiendo normas a quienes puede. Cosa que también le obliga a pasar por el aro y obedecer las que ponen otros. Y todas estas cosas se hacen de modo natural, sin comprender que constituyen faltas de respeto a los demás.
Incluso entre los profesores universitarios, que deberían ser modelos de democracia, se da esta tendencia. Hacen sus estudios, llegan a una conclusión que quizá les conviene, y emiten un dictamen o norma con la pretensión de que todo el mundo lo acate.
Hay países, democráticos, que no tienen lengua oficial. ¿Por qué la tenían que tener? Las lenguas sirven para la comunicación y cada cual se comunica como sabe y puede. Resulta fácil convenir en que la lengua que se hable debe de hablarse bien y que el bilingüismo o trilingüismo son aconsejables. Pero lo de especificar cuáles han de ser las lenguas que se hablen invade la intimidad personal.
Claro que en España hay lenguas oficiales. ¿Cómo dejar pasar una oportunidad de imponer algo a los demás? En la Comunidad Valenciana, sin ir más lejos, se obliga a los alumnos a estudiar catalán. La mayor parte de ellos olvidarán lo estudiado inmediato y tirarán a la basura los libros en catalán que se han visto obligados a comprar. Nadie pedirá perdón por haber derrochado tanto dinero y tanto esfuerzo. Podrían obligar a estudiar dos o tres idiomas, dando premios a quienes elijan este o aquel, y dejar que cada alumno, o sus padres, decidan cuales son los que más les convienen. Pero eso sería un alarde democrático, en el que no están dispuestos a caer.
Que yo sepa, Joan Tardá tiene su radio de acción en otra Comunidad Autónoma. Pero tuvo que meterse con un guardia civil que presta sus servicios en la Comunidad Valenciana y que desconoce una de las dos lenguas oficiales de esta Autonomía. Ya no basta con ser buen guardia civil, buen cirujano, buen arquitecto. Hay que estudiar además la lengua que han decidido dos o tres que se estudie. Son ganas de complicar la vida al personal.