miércoles, 20 de febrero de 2013

Salva Ballesta se siente español

En lo que se refiere a esta crisis que se está llevando por delante tantas ilusiones y tanta gente los principales culpables están identificados: son los oligarcas financieros y políticos. También se les conoce como 'clases extractivas'.
Poco se habla, en cambio, del estado de opinión general que permite que esas clases extractivas campen a sus anchas. En un país en el que imperaran la lógica y el sentido común no se hubieran podido llevar a cabo las tropelías que nos han sumido en tan triste situación.
Hay que decirlo claramente: es la estupidez general la que permite que unos cuantos sean más ricos cada día, mientras la mayoría se empobrece a un ritmo galopante.
Una de las pruebas de esa estupidez general la proporciona el dato de que el futbolista, o ex futbolista, Salva Ballesta no ha sido contratado por el Celta de Vigo porque se siente español.
Es pecado sentirse español, pero no lo es sentirse vasco, gallego o francés. El asunto es grotesco. Hemos llegado a un punto en el que nadie se avergüenza de nada, ni se siente responsable de nada. Se veta a una persona, alegando un motivo descabellado, sin que al mismo tiempo surja la duda de si se ha hecho bien o se ha hecho mal. ¿Qué más da?, parecen pensar quienes le han vetado. Puesto que pueden hacerlo, se creen con derecho a hacerlo, esté bien o esté mal, sea una estupidez o una aberración como la copa de un pino.
Al mismo tiempo, la gente se cree demócrata, porque, al parecer, piensan que la democracia consiste en hacer lo que a uno le da la gana, no lo que debe hacer.
Las responsabilidades se les asignan a unos cuantos, a los que se ha señalado como malos. Los cómplices necesarios de esos malos no se sienten culpables de nada.

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