viernes, 30 de septiembre de 2011

La torpeza de Rafael Blasco

Teóricamente, los políticos son servidores públicos. En la práctica, y dada la configuración del sistema político español, se comportan como dictadores. Hacen lo que quieren con el dinero de los impuestos, no lo que conviene a los ciudadanos.
Así, por ejemplo, los políticos valencianos se sacaron de la manga, y por arte de birlibirloque, la Academia Valenciana de la Lengua, cuyos académicos son los mejor pagados del mundo. Y ese dinero con que se les paga, que supone un buen bocado cada año, sale de los impuestos de los valencianos. Nadie la había pedido, aunque es posible que lo hiciera Jordi Pujol. José María Aznar necesitaba sus votos.
Se ha reunido Rafael Blasco con la bien pagada presidenta de la citada Academia, y tal vez para justificar que siga existiendo a pesar de que Aznar ya no necesita los votos de Pujol, ha dicho que es no es un derecho sino un deber que todos los diputados valencianos conozcan la lengua básica de la Comunidad.
Hacen lo que quieren y dicen lo que se les ocurre. Naturalmente que Rafael Blasco puede obligar a todos los diputados valencianos a estudiar valenciano, aunque sus votantes no se lo exijan. Manda él, no los votantes. Le basta con insinuar que al diputado que no lo estudie no irá en las listas, por muy querido que sea por los votantes.
El propio Blasco presume de demócrata, porque después de hablar con la citada presidenta, lo hará también con los de otras instituciones que tampoco revisten ningún interés para los ciudadanos, sino que simplemente sirven para dar cargo y sueldo a una serie de personajes.
Lo democrático sería utilizar el dinero de los impuestos para hacer cosas que repercutan en beneficio de quienes los pagan, no de unos pocos.
Las lenguas, por otra parte, son instrumentos para la comunicación humana, no para la dominación.

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'El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde'
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'¿Cuándo y cómo acabará la crisis?'
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'La huella del hereje'

jueves, 29 de septiembre de 2011

El bulo del recorte de sueldos

Tenía que ser el diario El País el que acudiera en socorro de las justas aspiraciones electorales del desahuciado Rubalcaba (te das la vuelta y te la clava), lanzando la especie de que el gobierno valenciano se dispone a recortar el sueldo a 150 000 funcionarios. Y ha sido un medio mucho más modesto el que ha optado por contrastar la información. Estamos en un punto en el que no se puede uno fiar de nadie.
Otra cosa es que la Generalidad esté tan endeudada que a punto han estado de cortarle la luz al despacho de su actual presidente por falta de pago. Mientras tanto, el causante del desaguisado puede decirse que está de vacaciones en Consejo Jurídico Consultivo, puesto que si ha ingresado en este organismo no ha sido porque haya llevado a cabo anteriormente ninguna hazaña jurídica.
De todos modos, hay que conservar la respuesta del Consejero Vela, pues en los tiempos que corren las palabras se las lleva el viento. Lo del niño del poema Sur une barricade, de Victor Hugo, ya no está de moda.
De todos modos, sí que se están llevando a cabo recortes en la Comunidad Valenciana, al igual que en otras, puesto que Francisco Camps fue de los que no tomaron nota de las advertencias que vertió Pizarro en su debate con Solbes, y continuó con su política derrochadora. Resulta sospechoso y descorazonador que no se haya metido la tijera en Canal 9, por donde se nos escapa tanto dinero de los impuestos que debería ser gastado en Educación y Sanidad.
Tampoco es correcto que todos los diputados tengan móvil a cargo del contribuyente, ni que tengamos que mantener a la fenicia Academia Valenciana de la Lengua, al Sindic de Greuges, al Consejo Jurídico Consultivo ni al Consejo Valenciano de Cultura o la Fórmula 1. Se nos va el dinero a chorros en cosas que no benefician, interesan ni gustan al ciudadano.

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miércoles, 28 de septiembre de 2011

Alessio Rastani

Han causado revuelo las declaraciones que hizo el agente de bolsa Alessio Rastani días atrás. Incluso se han molestado algunos compañeros suyos de profesión y han dicho que no puede hablar en nombre de todos, porque no les representa. Pero no se trata de que les represente, sino que ve las cosas desde dentro.
Dice que en la bolsa sólo se va a ganar dinero, y parece que haya descubierto Catarroja. También las empresas farmacéuticas, las de telecomunicaciones, las bancarias, etc., tienen como finalidad ganar dinero. A ver si ahora nos vamos a morir del susto al descubrirlo. Son los políticos los que han de hacer que todos esos esfuerzos por ganar dinero acaben redundando en beneficio de la sociedad. Las sociedades deciden sus objetivos y prioridades internamente, siempre ajustándose a las reglas de juego que impone la clase política, y, como es natural, ésta debe vigilar para que se cumplan.
Porque son los políticos los representantes de los ciudadanos. Han sido elegidos para velar por los intereses de todos. Los políticos han de procurar no sólo que se cumplan las leyes, sino procurar además que éstas abarquen todos los supuestos, y cubrir también aquellas necesidades humanas que no atienda la iniciativa privada por no ser rentables.
Esperar que los laboratorios farmacéuticos se ocupen sin más de cosas económicamente no rentables, es hacer dejación de funciones.
Por otro lado, convendría dividir las declaraciones de Alessio Rastani en dos partes. De la primera ya se ha hablado, y la segunda corresponde a su inmersión en el campo de la futurología, en el que merece menos crédito, aunque tampoco hay que desdeñar del todo sus palabras.
Es cierto que en el mundo manda el dinero, pero es porque la política se ha dejado comer el terreno. En el campo de la política, la plaga nacionalista entorpece y dificulta todos los movimientos, mientras que el dinero persigue sin trabas sus objetivos. La batalla, por el momento, es desigual. Pero esperemos que la necesidad atraiga al sentido común.
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martes, 27 de septiembre de 2011

Está en Patente de corso

Los hay que no es que tengan un cerebro privilegiado, sino que creen que tienen un cerebro privilegiado, o por lo menos confían ciegamente en él, o quizá lo que ocurre es que toman, sin más, como verdades ciertas las cosas que piensan cuando creen que les conviene; lo cierto es que, al menos en algunas ocasiones, ni se molestan en comprobar si hay algo escrito acerca de algunas de sus ocurrencias.
Así, por ejemplo, el famoso grito de guerra ¡Santiago, y cierra, España!, queda convertido para ciertos personajes en Santiago y cierra España, o Santiago, y cierra España, puesto que al poner su, para ellos, privilegiado cerebro a trabajar, éste ha dictaminado que la frase no admite ninguna duda, puesto que el significado de cerrar es palmario. De modo que según esa línea de pensamiento, la frase ordena cerrar todas las puertas de España, porque ya se sabe que España tiene puertas y por alguna de ellas puede escaparse Cataluña, pongamos por caso. Al menos, así piensa cierto columnista frailuno que cuelga sus deposiciones en un periódico catalán. Ignoro si, además de hacer cuadrados los círculos, para encajarlos bien en la causa catalanista, amujera la voz. No me extrañaría.
Pero no es sólo él quien piensa que ese grito lo daban en aquellos tiempos remotos previendo lo que iba a suceder unos siglos más tarde. Por lo general, le secundan todos esos que utilizan mucho la frase “españolismo rancio” y piensan que el catalanismo es lozano, fresco y radiante. Y también lo hacen suyo quienes quieren pescar en determinados caladeros de votos.
Pues bien, en el artículo de Patente de corso del domingo pasado, figura el siguiente grito: “España, cierra, cierra”. La acción la sitúa en el año 1547 y en Mühlberg, a orillas del río Elba. ¿Qué tenía que cerrar España en este caso? ¿El río?

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lunes, 26 de septiembre de 2011

Discriminación laboral en un caso de reducción de jornada

Ha trascendido que un trabajador solicitó a su empresa la reducción de jornada de una hora para atender a su hija y se le han pedido, por escrito, algunos justificantes. Lo insólito es que se haya solicitado por escrito, señal de que la citada empresa no es consciente de lo incorrecto de su proceder.
El párrafo en cuestión es el siguiente: "por encontrarse la empresa sin medios que justifiquen concedérsela y no tener la certeza de que su mujer verdaderamente no puede atender al menor". Este texto presupone que la atención de los hijos es una obligación de la mujer que sólo recae en el hombre cuando aquélla, por algún motivo concreto, no puede hacer frente.
La empresa ha tratado de defenderse luego, dando explicaciones contando más detalles del asunto, pero por más que dé la única defensa que cabe es la de reconocer el error y admitir que no tenía bien interiorizado el concepto. Aunque esto último, aun admitiendo que es un avance, no es garantía de nada tampoco.
Cuestión distinta sería si la sociedad entera, individuo a individuo, hubiera meditado sobre el asunto y hubiera comprendido que discriminar no es bueno para nadie. En este caso, el citado modo de proceder sería más difícil, tanto si se hiciera de forma verbal, o sea , sin pruebas, como por escrito, como en el caso citado.
El afán de justicia está muy lejos de ser generalizado. Lo suele invocar quien se cree tratado injustamente, pero cuando la injusticia afecta a otros ya no tiene tanto interés.
Habría que ir desterrando esa idea de que media humanidad es superior a la otra media y habría que hacerlo no en beneficio de esa media parte pisoteada, sino en beneficio de todos, porque a todos nos conviene un mundo más justo.

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domingo, 25 de septiembre de 2011

Lo de Rus

El diario Las Provincias ha hecho las cuentas. En la Diputación 31 diputados y 37 asesores. Esas 68 personas nos cuestan a los contribuyentes 3173 millones de euros cada año. Lo que tiene que demostrar Alfonso Rus es que ese gasto es rentable. Es decir, que si se suprime la Diputación saldremos perdiendo. Difícil lo tiene, por no decir que imposible.
La respuesta del presidente de la Diputación a quienes insinuaron que éstas deberían abolirse tiene más de chulería que de razonamiento. Bien es cierto que la andanada que lanzó dio de lleno en el blanco, al demostrar la falta de coherencia de esos críticos. Pero ante los contribuyentes quedó peor, porque el debate no está ni mucho menos a la altura de los sueldos que cobran unos y otros. Pagamos impuestos para esto.
En el otro periódico editado en Valencia, el Levante-EMV, figuran entrecomilladas otras palabras de Rus: “Yo no me meto con ninguna institución y conmigo no deben meterse”. La proverbial pobreza argumental de este peculiar personaje ha vuelto a manifestarse una vez más. Objetivamente, no se entiende que haya logrado encaramarse hasta el cargo que ostenta, y que lo haya hecho demuestra que este organismo es prescindible. Porque si se dice que las diputaciones deben abolirse, en modo alguno puede interpretarse que se metan con Rus. Y desde luego ésta es una cuestión que merece ser debatida. Y no sólo esta. Hay muchos organismos que pueden abolirse tranquilamente sin que de ello resulte un perjuicio para los contribuyentes, sino más bien al contrario, porque lo más probable es que resulten beneficiados.
Si las competencias de las diputaciones fueran transferidas a los gobiernos autonómicos, los contribuyentes nos ahorraríamos muchos gastos tontos y un buen número de gestos histriónicos que no tenemos por qué soportar. Una de las “proezas” de Alfonso Rus, esta vez como alcalde, consistió en exigir al Príncipe Felipe que pidiera perdón al ayuntamiento de Játiva, en cuyo momento él pondría al derecho el retrato de Felipe V que unos falangistas pusieron boca abajo en tiempos de Franco.

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sábado, 24 de septiembre de 2011

El Faisán existe

La cuestión es que por muy abierta que dejen la puerta de la jaula para que se escape, el pájaro está ahí. Hay chivatazo y hay grabaciones. Lo de llamadme Alfredo no cuenta si la pregunta versa sobre el Faisán; en ese caso hay que decir Señor Rubalcaba. Sí señor, decía la canción de Ovidi Montllor.
Los españoles nunca hemos dejado de ser súbditos. En la actualidad lo somos de hecho. De ahí que nunca nos podamos enterar de la realidad de las cosas. Nunca sabremos quién fue Míster X, pese a que un juez dijo que tenía que existir necesariamente, nadie lo buscó. Eso de que somos ciudadanos es un eufemismo más. Nos atiborran de eufemismos, para que no nos enteremos de nada. Lo del Faisán, cuando nos descuidemos, o aunque no nos descuidemos, puede llegar a ser otro eufemismo. O sea, no ha pasado nada. Nada que nos importe a los súbditos.
Lo de contribuyentes sí que se ajusta dolorosamente a la realidad. Contribuye el que no tiene más remedio. Y como no tiene más remedio, lo paga todo, tenga o no tenga culpa del desmadre existente.
Dejaremos de ser súbditos el día en que la Justicia sea, en España, totalmente independiente. Para las calendas griegas, poco más o menos. La Justicia independiente, pongámonos en plan soñador, estaría, quizá, tan lejos de ser perfecta como ahora, pero al menos proporcionaría algunas esperanzas a los pobres que pugnan por salir de debajo de la bota de los poderosos. La Justicia independiente daría menos pie a que se pensara en pasteleos cada vez que toma una decisión. Lógicamente, la Justicia independiente precisaría también de los medios suficientes. Pero se hace muy difícil pensar que los políticos españoles vayan a permitir que algo escape a su control y encima le proporcionen por ley los recursos necesarios. Los políticos españoles conservan la impronta del franquismo.

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viernes, 23 de septiembre de 2011

Hemiciclo vacío

Rosa Díez ha presentado una foto en la que se ve al Hemiciclo prácticamente vacío mientras ella interviene. ¿Qué estarían haciendo Sus Señorías durante esa parte de su jornada laboral? No creo que sea muy aventurado pensar que buena parte de ellas estarían hablando por el móvil, a cargo de los contribuyentes, lógicamente, y más dudoso es suponer que dichas conversaciones sean interesantes para quienes las pagan.
Habría que establecer la comparación entre los medios de que disponen los jueces y los de Sus Señorías. Evidentemente, la labor de los jueces es mucho más importante. De ellos dependen muchas cosas, como la de evitar que sea asesinada una mujer que ha sufrido varias amenazas o que alguien vaya a la cárcel en el momento oportuno. En cambio, y como se ve en la foto, Sus Señorías ni siquiera tienen obligación de escuchar a los oradores, con que estén en sus escaños a la hora de votar es suficiente. Y además tienen prohibido expresamente pensar acerca del sentido de su voto, porque éste ha de ser exactamente el que se les ordene. Es evidente, pues, que el trabajo de los jueces es mucho más importante. Deberían tener, lógicamente, mejores medios que Sus Señorías para desempeñar su cometido. Y sería en este caso cuando podríamos exigirles mayor eficiencia.
Si nos fijamos en los maestros, la cuestión vuelve a ser la misma. ¿Qué ocurriría si la mayor parte de los maestros se ausentaran de sus clases durante un tiempo porque no les gusta la lección que se da en ese momento? Por otro lado, la función de los maestros no es que es más importante que la de Sus Señorías, es que es la más importante de todas. En sus manos está el futuro del país.
Los niños constituyen el mayor tesoro de la humanidad. Y no es descabellado pensar que los medios de que disponen Sus Señorías son mucho mejores que los de los maestros. El problema es que la llave que permitiría resolver estas injusticias está en manos de Sus Señorías.

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jueves, 22 de septiembre de 2011

La censura previa en RTVE

Las innumerables televisiones públicas españolas no sólo son un continuo e imparable, por ahora, chorro de dinero de los contribuyentes, sino que, además, no están al servicio de los ciudadanos, al menos en lo que a los informativos se refiere, sino que son instrumentos propagandísticos al servicio del gobierno de cada lugar.
Por otro lado, los ciudadanos nos vamos dando cuenta paulatinamente de la clase de engendro que es esto que llamamos democracia y que consiste básicamente en quienes hacen las listas son los que más poder tienen, y éste a veces es absoluto. Sobre todo si tienen las encuestas a favor, o acaban de ganar unas elecciones. Los políticos, desde luego, luchan por el poder, tratan de acrecentar el que tienen y lo usan, a menudo, sin miramientos. Cuando no tienen todo el poder, se ven obligados a transigir y pactar con los demás, y hasta a aguantar desplantes y golpes bajos. Siempre, y en todos los casos, los ciudadanos no pasan de ser los convidados de piedra, a los que se convoca a unas elecciones, en las que, cómo se sabe, las listas son cerradas y bloqueadas y quienes están en ellas han intentado más agradar a quienes las hacen que a los ciudadanos. Celebradas las elecciones, los ciudadanos pasan a ser, de hecho, súbditos.
En este contexto no es extraño que los Consejeros de RTVE hubieran establecido la censura previa. Les sale del alma, como se suele decir. Luego, se han vuelto atrás, como si tal cosa, quitando importancia al asunto. Lo que en modo alguno cabe esperar de ellos, ni de ninguna otra televisión pública española, es que la pongan al servicio de los ciudadanos. Eso en España, en las circunstancias actuales, es más difícil que el más difícil premio de lotería. No cabe esperar unos informativos de televisión totalmente independientes de los poderes públicos.

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miércoles, 21 de septiembre de 2011

López Tena, simpático

La Comunidad Valenciana, como todas, produce de vez en cuando individuos singulares. No creo que sea desafortunado catalogar como tal al notario Alfons López Tena, nacido en Sagunto y catalogado generosamente en la Wikipedia como político español; no es probable que a él le guste esto, ni a los españoles tampoco.
La Comunidad Valenciana a veces tiene suerte y algunos de esos personajes singulares, Alfons López Tena concretamente, se van con la murga a otra parte. A Cataluña, que tampoco está tan lejos. No cabe duda de que los colegios notariales, o sus sistemas, a veces tienen grandes aciertos. Cualquiera que haga el esfuerzo de imaginar al citado evacuando sus chorradas en la Comunidad Valenciana, comprenderá de inmediato que por estos lares no podía ir mucho más allá de lo que ha podido ir el llamado Eliseu Climent, cosa que tampoco está mal, pero que le ha costado mucho dinero a la Generalidad catalana. Si hubiera habido otro como él, o parecido, la sangría hubiera sido de órdago.
El caso de Alfons López Tena es distinto del de Albert Boadella, el genial dramaturgo catalán. Albert Boadella tuvo que irse con el teatro a otra parte, o sea fuera de Cataluña, y Alfons López Tena es allí en dónde actúa. En la última de sus funciones ha dicho que hay que a las Cortes para reventar España desde dentro. Es curioso enterarse de lo que pueden llegar a significar las leyes para un notario que se acoge a ellas para obtener un sueldo en primer lugar, y luego tratar de destruirlas con vistas a obtener un sueldo mejor. Ha añadido que su intención es hacer daño a los intereses españoles. Hay que agradecerle la franqueza, porque queda claro que el sistema español permite que gente que cobra un sueldo de los contribuyentes españoles actúe con la intención expresa de dañarles. Estas cosas, lógicamente, las puede haber aprendido en cualquier parte, no sólo en la Comunidad Valenciana.

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martes, 20 de septiembre de 2011

Lo de Rubalcaba

España es un país sin tradición democrática, de ahí que nos impongan una dictadura de partidos, le llamen democracia y nos lo creamos. ¡Pobre del pobre que no acata la ley en España y lo pillan! En España, los pobres, si van por libre y no bajo el manto de algún poderoso, han de ajustarse escrupulosamente a la ley, pero en ningún caso están a salvo de sufrir un atropello.
Los poderosos, en cambio, suelen hacer lo que les da la gana. A veces, la justicia pilla a alguno, y cuando ocurre el interesado, por regla general, no lo entiende. Se desconcierta. Quizá, luego escribe un libro tratando de explicarse.
Rubalcaba es poderoso. Durante mucho tiempo ha sido un poderoso en la sombra, alguien acostumbrado a mover los hilos entre bambalinas, pero últimamente se ha atrevido a dar el salto y aparecer ante la luz pública. Y lo que se le nota es el hábito del poderoso. Ese hacer lo que le da la gana.
Para los pobres, la única garantía es que haya una justicia independiente y respetada. Si no es así, los pobres se convierten en algo así como barquichuelos en alta mar, a merced de las corrientes y las tempestades. Si la ley no impera sobre todas las cosas, los pobres no tienen ninguna seguridad ni garantía.
He aquí pues que cuando el candidato del partido que dice defender a los pobres, Rubalcaba, incita a desobedecer a los tribunales de justicia en el caso de la conocida como sentencia del catalán, o de sortearla, o quitarle importancia, en el caso Faisán, lo que hace es darles una puñalada. Si Rubalcaba quisiera favorecer a los pobres, lo que haría es procurar la pureza y la independencia de la justicia. Ahora bien, si lo que quiere es manipular para que le voten, es muy libre. Tal vez, piensa que dando ese garrotazo a las espaldas de los trabajadores obtendrá algunos votos de más en Cataluña. Comportamientos propios de gente poderosa, que piensa en sí misma sin calcular las consecuencias que sus actos tienen en los demás.

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lunes, 19 de septiembre de 2011

Sobre la condena de Otegi

A una víctima directa del terrorismo tiene que resultarle muy grato que se atrape a un terrorista, se le juzgue y se le condene. A una víctima indirecta, y todos lo somos, también. Por el alivio que supone, por solidaridad con las víctimas directas y porque hay que procurar que no exista la impunidad.
Vincular una sentencia judicial al llamado eufemísticamente “proceso de paz” es antidemocrático. Los jueces deberían ser totalmente independientes de los políticos. Si no lo son, no somos todos iguales ante la ley. Si para unos delincuentes puede haber impunidad y para otros no, la democracia no existe. Un demócrata desea que todos lo que han incumplido la ley paguen por ello y también desea que si se ha de indultar a alguien que el motivo por el que se hace sea de aplicación general y, por tanto, que no obedezca más que a razones jurídicas, y no políticas.
Los eufemismos son engañifas, son modos de ocultar al público la realidad de las cosas, o de disfrazar su realidad. Llamar proceso de paz a una negociación con una banda de peligrosos delincuentes, con casi mil asesinatos a sus espaldas y otro número grande de atentados con graves consecuencias físicas para sus víctimas es un menosprecio a la sociedad entera y en particular a quienes han sufrido en sus carnes la violencia etarra.
Lo que quiere un demócrata es que la sociedad que está ayudando a construir con su esfuerzo demuestre su fortaleza no cediendo ante el chantaje de una banda de indeseables. Lo que desea un demócrata es que los únicos cauces válidos para exponer proclamas políticas sean los establecidos por ley, con los límites que señala la misma ley. A lo que aspira un demócrata es a que aquellos que han sido ofendidos por los facinerosos sean tenidos en cuenta en todo momento y se les evite cualquier otro tipo de ofensa. Un demócrata se alegra de que Otegi vaya a la cárcel y deplora que Bildu haya sido legalizado.

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domingo, 18 de septiembre de 2011

Otro desliz de Rita Barberá

No cabe duda de que ir en bicicleta de un lado para otro es más recomendable que hacerlo en vehículo motorizado; siempre que se trate de distancias prudentes, claro está. Ir en bicicleta, además, no sólo es beneficioso para el propio ciclista, al ayudarlo a mantener en buenas condiciones su estado físico, sino también para el resto de la población, puesto que las bicicletas no contaminan.
En este sentido, hoy se celebra en Valencia el Día de la Bicicleta, también conocido como Día sin Coche. Lo que ocurre es que bajo tan loable, a primera vista, objetivo se esconde una nefasta consecuencia, como es la de hacer creer a los ciclistas de que la razón está de su parte. Pues no.
Las ciudades se justifican por las aceras. Es en ellas en donde la vida se vuelve amable y llena de alicientes. Por las aceras es por donde la gente puede pasear tranquilamente, en soledad o acompañada, contemplando los monumentos, las fachadas, los escaparates, o charlando sosegadamente. En las casas se vive, pero en las aceras tiene lugar mucha vida social. Sin embargo, la invasión de las aceras por las bicicletas lo ha trastocado todo. Por las aceras ya no discurre la vida plácidamente, sino que la preocupación principal de los viandantes ha pasado a ser la de salir indemne del intento, la de preservar su salud. Para el corazón de los ciclistas invasores el pedaleo resulta saludable, sin duda, pero el corazón de los peatones con los que se cruza sufre mucho, a causa de la sucesión de sustos y de la indignación consiguiente.
Si el ayuntamiento de Rita Barberá permite concede la impunidad a los ciclistas que circulan por donde no deben, como viene haciendo, obtiene con ello otro efecto, ignoro si buscado, deseado o no tenido en cuenta, como es el que disminuya la educación en las calles, puesto que cada vez se nota más prepotencia en ellas.

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sábado, 17 de septiembre de 2011

Tipificar como delito el despilfarro

En lo que puede considerarse como un brindis al sol, la defensora del pueblo interina, María Luisa Cava de Llano, ha solicitado, ante el Pleno del Congreso de los Diputados, que se incluya en el Código Penal y se tipifique como delito el despilfarro del dinero público.
Es un brindis al sol, y ella lo sabe, porque lo que pide es imposible en España. Todos, o casi todos los ayuntamientos están endeudados hasta mucho más allá de lo razonable. Todas las Comunidades Autónomas están endeudadas hasta más allá de lo razonable. España está endeudada hasta más allá de lo razonable.
Para tipificar como delito el despilfarro habría que establecer las prioridades del gasto público. Para Rita Barberá, la prioridad puede ser la Fórmula 1, o las flores del Puente de las Flores; para Carod Rovira, sus viajes alrededor del mundo y las embajadas catalanas, sobre todo aquéllas en las trabajan sus familiares; es decir, sería mucho más difícil que el más bonito de los sueños, lograr que la clase política española un orden de prioridades en el gasto público idóneo para los ciudadanos.
La única manera de conseguir esto pasa por conseguir un sistema plenamente democrático. Puesto que lo que tenemos es una dictadura de partidos, nuestros políticos se comportan como dictadores, y las prioridades que valen son las suyas; las de ellos y las de sus partidos.
La petición de Cava de Llano ha motivado algunas críticas. Quienes no tienen empacho en fomentar la hispanofobia y suelen referirse al españolismo rancio, han dicho que el Defensor del Pueblo representa a la catalonofobia. Es decir, tenemos una clase política acostumbrada a enredar y a tergiversar. Esto es así porque en el Parlamento no se debate, puesto que cada uno de los diputados ya sabe de antemano lo que ha de votar. Puesto que los votos están decididos de antemano, no hay ninguna necesidad de convencer a nadie para que vote esto o aquello. Nuestra democracia no puede dar otra cosa de sí. Los cambios deberían ser profundos.



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