Data de febrero, pero lo ha desempolvado hoy, de forma torticera, Enric Juliana. Mucho más acertado que Juliana está el también catalán Félix de Azúa que, en El País, apunta que da la impresión de que Cataluña parece un lugar poblado por diccionarios y no por ciudadanos.
Le hicieron al historiador bilbaíno la siguiente pregunta: “¿Recomendaría la película Pan negro para acercarnos a la posguerra? “, y su respuesta fue la siguiente: “No la he visto. Pero al hilo de los Goya sí me parece dramático -y si no fuera así, poco respetuoso con un premio nacional- que el niño que recogió el galardón no pudiera expresarse con corrección en español. Nos adentra en ese gran problema que es la agresión al idioma común y que va en perjuicio de los propios hablantes catalanes. “
Vaya por delante que no me parece correcta esta respuesta de García de Cortázar, pero eso es en lo único en lo que concuerdo con el citado artículo de Juliana, puesto que en lo demás me parece lamentable. Estoy en desacuerdo con García de Cortázar porque en mi opinión no se debería obligar a nadie a conocer un idioma determinado y en los planes de estudio la obligación debería ser la de estudiar al menos dos, a elegir por los estudiantes o sus padres.
Enric Juliana es un nacionalista catalán que no oculta esta condición, y no sólo eso, sino que, como se puede comprobar en el citado artículo de hoy, no tiene empacho en decir que magistrados del Supremo vieron el vídeo en el que el niño Francesc Colomer, confunde una preposición. ¿Si es nacionalista catalán por qué no respeta la opción política que ha elegido Fernando García de Cortázar? ¿Por qué le llama inquisidor a él habiendo tantos, entre los nacionalistas catalanes? Los nacionalismos son una plaga. Todos.
Enric Juliana es muy buen periodista y Fernando García de Cortázar es muy buen historiador.
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