jueves, 31 de enero de 2013

Los supuestos sobresueldos del PP

Dicen que el PP como el partido y los implicados, personalmente, van a emprender acciones legales contra quienes estén implicados en la información que asegura que han recibido sobresueldos.
Esperemos que estas acciones legales no corran a cargo de los contribuyentes.
Puede ser verdad o puede ser mentira esa información de que han recibido sobresueldos, pero el caso es que a nadie le extraña. Esto debería hacer meditar a La Casta.
Hay muchos indicios que inducen a sospechar que las cosas no son como nos las quieren pintar quienes deciden las cosas en España. Los partidos se acusan de corruptos unos a otros, pero ningún político se decide a denunciar ningún caso de su propio partido. El caso Alonso Puerta abrió los ojos a todos. Son numerosos los escándalos que salpican la vida pública, pero muy pocos los políticos condenados y los que lo han sido han durado poco en la cárcel.
Un político catalán, cuya doblez es notoria, dijo que hay que tener cuidado, porque se podrían hacer daño todos. Se refería a los partidos, evidentemente. El hecho de que no se le investigue a él precisamente, a pesar de que está bajo sospecha, es indicio de que se le tiene miedo.
El afán de los partidos por tener controlada a la prensa y, sobre todo, a los jueces tampoco tranquiliza mucho a la opinión pública. Este afán parece ser que se ha exacerbado en el actual ministro de Justicia, no se sabe si por su compulsiva tendencia a hacer cosas que le pongan en el candelero o por necesidad del partido.
Sería conveniente para los ciudadanos, que son quienes sostienen el tinglado con sus impuestos, que quienes tienen la sartén por el mango se dieran cuenta de que va siendo hora de que haya democracia en España. Es un sueño que viene de antiguo.

miércoles, 30 de enero de 2013

Gallardón 'no sabía'

En la política española, gobierne el partido que gobierne, el hecho de que alguien demuestre sobradamente su ineptitud no significa que no pueda seguir medrando. Lo que se tiene en cuenta no es la idoneidad para defender los intereses de los contribuyentes, sino que se atiende a otros factores cuya enumeración podría hacer sonrojar a los espíritus sensibles.
Esa es la sensación que queda tras el desfile de ministros habido en esto que llaman democracia y que no es más que una forma sofisticada de prolongar el dominio de las oligarquías.
Rajoy puso a Gallardón al frente del ministerio de Justicia, y se da la circunstancia de que la gente, en España, no cree en la justicia, y eso es grave. Y todo apunta a que tras su paso por ese ministerio el descrédito de la justicia aún será mayor.
Ahora dice Gallardón que antes de conceder el indulto al kamikaze se ha fijado una completísima serie de detalles, pero entre ellos no estaba el más importante; ese lo ha obviado. El despacho que ha tramitado el indulto es en el que trabaja su hijo.
Debería haberse avergonzado y si en España hubiera democracia, lo hubiera hecho. Pero no depende de los ciudadanos, sino del dedo de Rajoy que le nombra.
Alega además que el anterior gobierno socialista concedió un indulto parecido, cosa que viene a ser como poner albarda sobre albarda. No se plantea este ministro si el anterior gobierno hizo bien o mal, sino que como usó una prerrogativa él también tiene derecho. Ese es el sentido de la justicia que tiene el ministro de Justicia.
Lo que debería hacer es eliminar esa prerrogativa y, sobre todo, luchar por la independencia de los jueces. O sea, lo contrario de lo que hace. Los políticos españoles tienen miedo de que la justicia sea independiente.

martes, 29 de enero de 2013

Podría haber sido un buen rey

El hecho de que la reina de Holanda vaya a abdicar ha generado un aluvión de opiniones en el sentido de que Juan Carlos I debería hacer lo mismo.
Olvidan, o tal vez lo desconocen, que lo que falla en España es el sistema. Habría que ver en su lugar a quienes critican al monarca español. En este sentido, cabe recordar la historia del anillo de Giges. Bastaba con darle la vuelta para que quien lo llevara puesto se volviera invisible.
En España no hay tradición democrática, sino deseos de vivir en ella. Le llaman democracia a algo que aparentemente mejora lo anterior y todo el mundo se lo cree.
Y luego resulta que esto que llaman democracia sirve para que un gran número de personas vivan a costa de los demás. Una tiene un funcionario para que le lleve el bolso y las gafas; otro tiene un funcionario para que le sirva café; otro quiere que el coche que le pagamos entre todos tenga determinado perfume. La lista sería larguísima. Hay que decir también que a causa de eso hay gente que se muere y otra que se mata, sabiendo que por mucho que se repita esta verdad las cosas van a seguir igual.
A quienes pueden cambiar el sistema no les interesa cambiarlo. Han de exprimir el limón mientras le quede una gota de zumo. Ellos no miran a quienes tienen necesidades perentorias, porque si les miraran les verían; si les miran es para ver si hay peligro de revuelta, eso es lo único que les importa. Lo que tratan es de aprovechar al máximo la situación ventajosa en que los ha puesto la vida.
¿Qué más da un rey que otro si el sistema es el mismo? ¿O un presidente del gobierno que otro? Y si se diera el caso de cambiar el sistema habría que buscar uno más barato, como es el estadounidense. España es un país pobre.

lunes, 28 de enero de 2013

Columnistas con pseudónimo

Por supuesto que estoy de acuerdo de que haya columnistas que firmen con pseudónimo. Recuerdo con mucho cariño a uno que escribía en El Confidencial, cuando estaba dirigido por su fundador, y que eligió como pseudónimo el nombre de un caballo famoso: Incitatus.
Alguna vez estuvo trotando por Valencia. Creo que fueron seis años los que tardó la gente en descubrir su identidad, o quizá fueron siete, no lo recuerdo con exactitud. Es posible que hubiera otro columnista con pseudónimo en El Confidencial que usase el copy/paste, cosa que nunca se le hubiera ocurrido a Incitatus. Es, porque sigue trotando, ahora en Tiempo, un prodigio de imaginación y conocimientos. Puede decirse que, más que lectores, tiene devotos.
Algunas de sus memorables columnas en El Confidencial, rescatadas por otros medios, siguen siendo leídas y aplaudidas.
Los motivos por los que Luis Algorri firmaba como Incitatus sus artículos en El Confidencial son lógicos y cualquiera los puede comprender. Supongo que sigue manteniendo con vida al caballo porque se ha ganado su derecho a vivir. Creo, además, que se lo pidieron.
La cuestión es que los directores de los medios se han responsabilizado, tácitamente, ante los lectores de las correrías del caballo. Nunca ha sido una tomadura de pelo. Ignoro cual es la tarifa de Incitatus por sus artículos, ¿por qué lo tenía que saber? Pero no creo que llegue a los tres mil euros que, por lo visto, cobraba alguien que también escribía con pseudónimo, pero en este caso sí que es una broma de mal gusto, de la que nadie se hace responsable.
En resumidas cuentas, estoy de acuerdo con los pseudónimos, pero con ciertas condiciones. El responsable de un medio es el director y su presencia garantiza a los lectores que todo es correcto. Si se descubre que un medio ha hecho un fraude, el director debe explicar de modo convincente cómo ha podido ocurrir eso. Lo más correcto es que presente la dimisión.

domingo, 27 de enero de 2013

La actitud de Carlos Floriano

Vivimos una grave crisis y en tal circunstancia resulta fundamental la confianza en quienes dirigen el país. Por tanto, la actitud ante los casos de corrupción, supuestos o reales, debería ser contundente. No debería caber ninguna duda al respecto. Por otro lado, no hay nadie imprescindible y cuando la permanencia de una persona en un partido resulta perjudicial para éste debería irse de inmediato. En la política no debería haber lugar para los egoístas.
No debería. Teóricamente, los políticos son personas que quieren servir a la sociedad. Por tanto, desde el momento en que se dan cuenta de que son una carga para el partido y no dimiten surge la evidencia de que en su caso no es así. Ya se puede pensar de ellos que no están en el partido para servir a la sociedad a través de él, sino para aprovecharse de la sociedad por medio del partido. No debería haber lugar para los egoístas, pero la experiencia va demostrando que ese modo de pensar en la España de nuestros desvelos es utópico.
Por de pronto, ante la escandalera que se está produciendo, y llueve sobre mojado, Carlos Floriano echa balones fuera. Se le nota que la intención del PP es echar tierra sobre el asunto e inducirnos a los españoles a que nos olvidemos del caso, puesto que no disponemos de cauces para cambiar el estado de las cosas.
Lo que dice Floriano es una tomadura de pelo. Lo serio, lo que realmente haría aumentar la confianza de los españoles en las instituciones sería que concedieran de una vez por todas la independencia a los jueces y que les asignasen por ley el presupuesto que necesitan. Y cuando los jueces sean totalmente independientes podrá presumir, si se da el caso, de que su partido no ha sido condenado por financiación ilegal.
Si es cierto que, como dice, quiere acabar con la corrupción, ya sabe el camino. ¿Por qué tienen tanto miedo los partidos políticos a que los jueces sean libres?

sábado, 26 de enero de 2013

Lo de Garzón sigue coleando

Sigue hablándose del ex juez Baltasar Garzón o, mejor dicho, de lo sucedido con él y eso es así porque en España nadie confía en la Justicia, como tampoco confía en las oligarquías políticas y financieras que intentan tenerlo todo bajo control.
Hay una propuesta para que la Justicia sea independiente que es de lo más razonable. Consiste en que sus miembros de gobierno sean elegidos por votación entre jueces, magistrados y funcionarios de Justicia, y que se les asigne por ley el presupuesto necesario. A las oligarquías no les interesa esto, porque perderían el control del país.
Fue Alfonso Guerra el encargado de enterrar a Montesquieu. Pero esto parece no bastarle a Alberto Ruiz-Gallardón, puesto que se ha empeñado en echar toneladas de hormigón por encima de su tumba.
Este Ruiz-Gallardón es un tipo muy inquieto y no para de hacer cosas, pero está por ver que haga una buena. Pero España es un país con gran tradición digital y los políticos que tienen un dedo capaz de elegir gente rara vez lo mueven en beneficio de la mayoría, sino que atienden a su propio provecho, o para pagar favores. De ese modo, y a pesar de que ya es sobradamente conocido, el dedo elector suele señalar a este político del que decían que era muy prometedor. No sé por qué lo decían.
He sabido que una juez amenazó con hacerle un expediente a un funcionario porque éste no se dejó pisotear. El colmo de los jueces es que un juez sea injusto. A ver cómo va un trabajador a decirle a un juez que lo maltratan en su trabajo, si ese juez no reconoce los derechos de los trabajadores, sino el de las jerarquías a pisotear a los subordinados.
Pero si en España triunfa el servilismo no se puede pedir a los jueces que no sean serviles y el juez que lo sea, por lógica, ha de exigir a sus subordinados que lo sean también.
Lo que se desprende de esto es que o se instaura la democracia en España o nos vamos todos a pique.

viernes, 25 de enero de 2013

La falta de elegancia de Fabra

En Castellón, a Alberto Fabra le llaman Fabra el bueno, para distinguirlo de otro Fabra; se comprende fácilmente que esa bondad está por demostrar y que no va más allá de la finalidad distintiva.
Están desmantelando con nocturnidad y alevosía al Banco de Valencia, y calla. Donde debe hablar, calla.
Han desaparecido Bancaja y la CAM, y lo han hecho de mala manera, y calla. Debería exigir responsabilidades. Debería señalar culpables. Han resultado perjudicados todos los valencianos. Debería preguntar a Francisco Camps y a todos los miembros de su gabinete que cómo ha sido posible que suceda eso. Y por qué consintieron que ambas cajas tomaran esa deriva que ha concluido tan mal. Quizá le interese más quedar bien con Camps que con los ciudadanos. De hecho, mientras va recortando a los ciudadanos ha colocado bien a Camps.
De modo que es un maestro, y debería reclamar el diploma en donde lo den, en callar donde no toca.
Y habla donde no debe. ¿Extraña a alguien que quien calla donde no toca hable donde no debe? Ha invitado a las empresas catalanas a que se trasladen a la Comunidad Valenciana. Resulta insólito que haya dicho eso. ¿Creerá que le va a hacer caso algún empresario catalán? Menuda estupidez la suya.
Tampoco se puede dejar de pensar que a raíz de esta descomunal metida de pata algún empresario catalán que estuviera meditando la conveniencia de hacer ese traslado se haya convencido de que es mejor no hacerlo. No merece la pena salir de una Autonomía en la que hay un presidente que no está en sus cabales para ir a parar a otra en la que el presidente es memo.
Cuando Mariano Rajoy se vio en la tesitura de tener que tener que sustituir a Francisco Camps, que menuda herencia dejó, podría haber tenido el detalle con los valencianos de elegir a alguien con talento. Eso, al menos.

jueves, 24 de enero de 2013

El verdugo que abrazó al reo

Se me hace un nudo en el estómago cuando hay un condenado a muerte en liza. Yo no podría ser juez en un país en el que rigiera la pena de muerte. Ni siquiera soportaría ver ajusticiar al peor de los etarras, que están en el escalón más bajo de la especie humana.
Y hoy he leído la noticia de que un reo que iba a ser ajusticiado en Teherán por un delito que en España se hubiera saldado con unos pocos años de cárcel se derrumbó emocionalmente y apoyó la cabeza en el hombro de su verdugo, que reaccionó abrazándolo.
Los mataron, a él y a su compañero, ahorcándolos, en nombre de Dios. Es curioso que haya tanta gente que se crea capaz de interpretar, de modo fidedigno, los designios de Dios.
Nadie ha visto a Dios. Si quisiera, se hubiera mostrado a los ojos de todos, para que no cupieran dudas. Y, sin embargo, parece ser que lo que quiere es fomentar la duda, puesto que no lo hace.
Para matar a alguien es necesario tener muchas certezas y para hacerlo en nombre de Dios, como mínimo, habría que haber hablado con él.
Se han dado casos, supongo que muchos, de personas a las que ha habido que llevar a rastras al lugar de la ejecución, lo que significa que las llevaban como quien lleva a un cerdo al matadero.
Se ha demostrado que la especie humana es capaz de lograr altas cotas de sensibilidad, pero también es obvio que esto no ocurre con todos sus componentes. Los etarras son capaces de matar del modo más vil. Y de la calidad de los etarras hay unas cuantas personas, por llamarlas de alguna manera, por el mundo.
Lo que estremece es que haya gobiernos y jueces que se pongan a la misma altura.

miércoles, 23 de enero de 2013

Quieren resucitar a los neardentales

No cabe duda de que hay gente que se aburre. A uno de esos, que se llama George Church, le ha dado por querer resucitar a los neardentales mediante la técnica de la clonación.
Lo habitual es que la gente intente justificar sus fechorías o insensateces y éste no iba a ser menos, de modo que ha dicho que el modo de pensar del neardental podría resultarnos beneficioso. Y puesto que “podría” resultarnos beneficioso, ya con eso tiene suficiente para plantear la propuesta.
No cabe descartar que por el camino hacia el disparate se descubriesen cosas beneficiosas para la humanidad, haciendo bueno el dicho que dice que Dios escribe recto con los renglones torcidos de los hombres.
Resulta que hay muchas cosas cuya investigación no “podría” resultarnos beneficiosa, sino que nos “resultaría” beneficiosa. Como la investigación de las enfermedades raras, pongamos por caso.
Resulta que los gobiernos del mundo asignan esa tarea al altruismo de las empresas privadas, cuya finalidad, como todo el mundo sabe, es la de ganar dinero y para ello han de concentrar sus esfuerzos en las enfermedades más comunes.
Los gobiernos, que manejan dinero público y también tienen a su cargo la sanidad, por lo que tienen dos motivos para investigar esas enfermedades. Por un lado, porque nunca se sabe a quien le puede tocar, de modo que genera confianza saber que quienes manejan el dinero se preocupan por los imprevistos; por el otro lado, porque tener las cosas investigadas supone un ahorro.
No sólo hay cosas por investigar en el campo de la salud, eso es obvio. Hay muchas cosas por hacer en beneficio de la vida en la Tierra y no sólo de la especie humana. Y todas esas cosas se pueden hacer siguiendo las pautas y procedimientos que ha venido siguiendo la ciencia hasta ahora. También se han hecho experimentos insanos, pero no creo que deban considerarse como ciencia, aunque los métodos utilizados sí que hayan sido científicos.

martes, 22 de enero de 2013

Nueva utilidad de la lengua castellana

“¡Que inventen ellos!”, dijo Unamuno, y la frase pasó a la posteridad. Sin embargo, hay españoles que sí que inventan.
La clase política española no para de inventar cosas y, como consecuencia, los españoles somos cada vez más pobres. Lo que inventan, claro, no es beneficioso para los ciudadanos, sino todo lo contrario, pero ellos no paran. Ahora se ha inventado Mariano una auditoría externa, o algo así. Probablemente, lo que quiere es ganar tiempo, para ver si mientras tanto la gente de la calle asume su impotencia y se conforma con lo que hay. Podría ocurrir así. Mediante una Carta al director, una lectora de El Periódico dice que quiere pagar el euro por receta.
Se rumorea, por otra parte, que la necesidad que tienen los partidos políticos de esas grandes sumas de dinero está ligada a algo de lo que no se habla. Necesitan cantidades industriales de piel de vaqueta, porque aunque la compran de la mejor calidad, el uso constante que le dan acaba desgastándola y han de reponerla muy a menudo.
Otra de las consecuencias de la inventiva de nuestros próceres ha venido a ser que algunos catalanes han dicho que, en señal de protesta contra su patronal, usarán la lengua castellana. Este invento, el del uso de la lengua castellana para este fin, no es de la clase política, pero sí consecuencia de otro invento similar, el de obligar a usar una lengua u otra.
Los políticos españoles, además de su afición a inventar cosas inútiles para los ciudadanos, quizá no para ellos, tienen otra afición: la de mandar e imponer. Piensan, y acaso estén en lo cierto, que la afición de los ciudadanos es pasar por el aro.
Resulta curioso que las lenguas, cuya función es que la gente se entienda, se utilizan para todo lo contrario. No cabe duda que la creatividad de los políticos españoles es muy grande.