martes, 1 de enero de 2013

Juliana da risa

Si escribo en Google Enric Juliana y pincho en Imágenes salen algunas fotos suyas. La verdad es que no le daría la espalda. No sé si alguien se atreverá a hacerlo, pero, si hay algo en juego, yo no. No descarto tampoco estar equivocado.
Si en lugar de fijarme en sus fotos, y en su mirada inteligente y en algunos otros detalles, me fijo en sus textos, echo a correr. Quizá yerre yo, todo es posible.
Sin embargo, cuando leo a personas inteligentes me percato de que el nacionalismo no es una buena opción. De hecho, leyendo a E.A. Murena supe que en los años cincuenta del siglo pasado los intelectuales argentinos no consideraban al nacionalismo como una opción decente. ¿Y seis decenios más tarde triunfa en España? En los recientes últimos días sostuve una interesante conversación con un mexicano muy inteligente para el cual el nacionalismo es una ideología contra natura. Se comprende que en tiempos hubiera que poner fronteras para defender cosas, pero ese sentimiento nacionalista ¿para qué? Se trata de un postizo, sin duda.
Conviene tener en cuenta, no obstante, que hay periódicos subvencionados, quizá algunos muy subvencionados. Acaso haya otros que estén atrapados por su casero, Dios no lo quiera, y que tengan que dar “informaciones” que no lo son.
Quizá haya por ahí algún conde que haya renunciado a luchar por lo más preciado que tenía su empresa y se haya acomodado a hacer lo que le manden, cosa que tampoco es insólita en este país todavía llamado España, a merced desde siempre de los caprichos de los oligarcas.
El pueblo obedece y asume, acostumbrado a ello desde hace siglos, los designios de los que mandan, lógicos o disparatados, y siempre hay voceros y eruditos, que por alguna extraña razón dan apariencia de respetable a lo que es claramente disparatado e injusto.



1 comentario:

Jesús dijo...

El nacionalismo en Cataluña es basicamente clientelar. Han tejido una red vinculada por la lengua y el carnet del partido que copa todos los extranctos de la administración y el mundo de la cultura.
Y tanto le han dado a la matraca que se lo ha creido, y lo que es peor otras muchas personas también.