martes, 29 de enero de 2013

Podría haber sido un buen rey

El hecho de que la reina de Holanda vaya a abdicar ha generado un aluvión de opiniones en el sentido de que Juan Carlos I debería hacer lo mismo.
Olvidan, o tal vez lo desconocen, que lo que falla en España es el sistema. Habría que ver en su lugar a quienes critican al monarca español. En este sentido, cabe recordar la historia del anillo de Giges. Bastaba con darle la vuelta para que quien lo llevara puesto se volviera invisible.
En España no hay tradición democrática, sino deseos de vivir en ella. Le llaman democracia a algo que aparentemente mejora lo anterior y todo el mundo se lo cree.
Y luego resulta que esto que llaman democracia sirve para que un gran número de personas vivan a costa de los demás. Una tiene un funcionario para que le lleve el bolso y las gafas; otro tiene un funcionario para que le sirva café; otro quiere que el coche que le pagamos entre todos tenga determinado perfume. La lista sería larguísima. Hay que decir también que a causa de eso hay gente que se muere y otra que se mata, sabiendo que por mucho que se repita esta verdad las cosas van a seguir igual.
A quienes pueden cambiar el sistema no les interesa cambiarlo. Han de exprimir el limón mientras le quede una gota de zumo. Ellos no miran a quienes tienen necesidades perentorias, porque si les miraran les verían; si les miran es para ver si hay peligro de revuelta, eso es lo único que les importa. Lo que tratan es de aprovechar al máximo la situación ventajosa en que los ha puesto la vida.
¿Qué más da un rey que otro si el sistema es el mismo? ¿O un presidente del gobierno que otro? Y si se diera el caso de cambiar el sistema habría que buscar uno más barato, como es el estadounidense. España es un país pobre.

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