Dicen
que el PP como el partido y los implicados, personalmente, van a
emprender acciones legales contra quienes estén implicados en la
información que asegura que han recibido sobresueldos.
Esperemos
que estas acciones legales no corran a cargo de los contribuyentes.
Puede
ser verdad o puede ser mentira esa información de que han recibido
sobresueldos, pero el caso es que a nadie le extraña. Esto debería
hacer meditar a La Casta.
Hay
muchos indicios que inducen a sospechar que las cosas no son como nos
las quieren pintar quienes deciden las cosas en España. Los partidos
se acusan de corruptos unos a otros, pero ningún político se
decide a denunciar ningún caso de su propio partido. El caso Alonso
Puerta abrió los ojos a todos. Son numerosos los escándalos que
salpican la vida pública, pero muy pocos los políticos condenados y
los que lo han sido han durado poco en la cárcel.
Un
político catalán, cuya doblez es notoria, dijo que hay que tener
cuidado, porque se podrían hacer daño todos. Se refería a los
partidos, evidentemente. El hecho de que no se le investigue a él
precisamente, a pesar de que está bajo sospecha, es indicio de que
se le tiene miedo.
El
afán de los partidos por tener controlada a la prensa y, sobre todo,
a los jueces tampoco tranquiliza mucho a la opinión pública. Este
afán parece ser que se ha exacerbado en el actual ministro de
Justicia, no se sabe si por su compulsiva tendencia a hacer cosas que
le pongan en el candelero o por necesidad del partido.
Sería
conveniente para los ciudadanos, que son quienes sostienen el
tinglado con sus impuestos, que quienes tienen la sartén por el
mango se dieran cuenta de que va siendo hora de que haya democracia
en España. Es un sueño que viene de antiguo.
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