No
cabe duda de que hay gente que se aburre. A uno de esos, que se llama
George Church, le ha dado por querer resucitar a los neardentales
mediante la técnica de la clonación.
Lo
habitual es que la gente intente justificar sus fechorías o
insensateces y éste no iba a ser menos, de modo que ha dicho que el
modo de pensar del neardental podría resultarnos beneficioso. Y
puesto que “podría” resultarnos beneficioso, ya con eso tiene
suficiente para plantear la propuesta.
No
cabe descartar que por el camino hacia el disparate se descubriesen
cosas beneficiosas para la humanidad, haciendo bueno el dicho que
dice que Dios escribe recto con los renglones torcidos de los
hombres.
Resulta
que hay muchas cosas cuya investigación no “podría” resultarnos
beneficiosa, sino que nos “resultaría” beneficiosa. Como la
investigación de las enfermedades raras, pongamos por caso.
Resulta
que los gobiernos del mundo asignan esa tarea al altruismo de las
empresas privadas, cuya finalidad, como todo el mundo sabe, es la de
ganar dinero y para ello han de concentrar sus esfuerzos en las
enfermedades más comunes.
Los
gobiernos, que manejan dinero público y también tienen a su cargo
la sanidad, por lo que tienen dos motivos para investigar esas
enfermedades. Por un lado, porque nunca se sabe a quien le puede
tocar, de modo que genera confianza saber que quienes manejan el
dinero se preocupan por los imprevistos; por el otro lado, porque
tener las cosas investigadas supone un ahorro.
No
sólo hay cosas por investigar en el campo de la salud, eso es obvio.
Hay muchas cosas por hacer en beneficio de la vida en la Tierra y no
sólo de la especie humana. Y todas esas cosas se pueden hacer
siguiendo las pautas y procedimientos que ha venido siguiendo la
ciencia hasta ahora. También se han hecho experimentos insanos, pero
no creo que deban considerarse como ciencia, aunque los métodos
utilizados sí que hayan sido científicos.
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