miércoles, 30 de enero de 2013

Gallardón 'no sabía'

En la política española, gobierne el partido que gobierne, el hecho de que alguien demuestre sobradamente su ineptitud no significa que no pueda seguir medrando. Lo que se tiene en cuenta no es la idoneidad para defender los intereses de los contribuyentes, sino que se atiende a otros factores cuya enumeración podría hacer sonrojar a los espíritus sensibles.
Esa es la sensación que queda tras el desfile de ministros habido en esto que llaman democracia y que no es más que una forma sofisticada de prolongar el dominio de las oligarquías.
Rajoy puso a Gallardón al frente del ministerio de Justicia, y se da la circunstancia de que la gente, en España, no cree en la justicia, y eso es grave. Y todo apunta a que tras su paso por ese ministerio el descrédito de la justicia aún será mayor.
Ahora dice Gallardón que antes de conceder el indulto al kamikaze se ha fijado una completísima serie de detalles, pero entre ellos no estaba el más importante; ese lo ha obviado. El despacho que ha tramitado el indulto es en el que trabaja su hijo.
Debería haberse avergonzado y si en España hubiera democracia, lo hubiera hecho. Pero no depende de los ciudadanos, sino del dedo de Rajoy que le nombra.
Alega además que el anterior gobierno socialista concedió un indulto parecido, cosa que viene a ser como poner albarda sobre albarda. No se plantea este ministro si el anterior gobierno hizo bien o mal, sino que como usó una prerrogativa él también tiene derecho. Ese es el sentido de la justicia que tiene el ministro de Justicia.
Lo que debería hacer es eliminar esa prerrogativa y, sobre todo, luchar por la independencia de los jueces. O sea, lo contrario de lo que hace. Los políticos españoles tienen miedo de que la justicia sea independiente.

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