sábado, 26 de enero de 2013

Lo de Garzón sigue coleando

Sigue hablándose del ex juez Baltasar Garzón o, mejor dicho, de lo sucedido con él y eso es así porque en España nadie confía en la Justicia, como tampoco confía en las oligarquías políticas y financieras que intentan tenerlo todo bajo control.
Hay una propuesta para que la Justicia sea independiente que es de lo más razonable. Consiste en que sus miembros de gobierno sean elegidos por votación entre jueces, magistrados y funcionarios de Justicia, y que se les asigne por ley el presupuesto necesario. A las oligarquías no les interesa esto, porque perderían el control del país.
Fue Alfonso Guerra el encargado de enterrar a Montesquieu. Pero esto parece no bastarle a Alberto Ruiz-Gallardón, puesto que se ha empeñado en echar toneladas de hormigón por encima de su tumba.
Este Ruiz-Gallardón es un tipo muy inquieto y no para de hacer cosas, pero está por ver que haga una buena. Pero España es un país con gran tradición digital y los políticos que tienen un dedo capaz de elegir gente rara vez lo mueven en beneficio de la mayoría, sino que atienden a su propio provecho, o para pagar favores. De ese modo, y a pesar de que ya es sobradamente conocido, el dedo elector suele señalar a este político del que decían que era muy prometedor. No sé por qué lo decían.
He sabido que una juez amenazó con hacerle un expediente a un funcionario porque éste no se dejó pisotear. El colmo de los jueces es que un juez sea injusto. A ver cómo va un trabajador a decirle a un juez que lo maltratan en su trabajo, si ese juez no reconoce los derechos de los trabajadores, sino el de las jerarquías a pisotear a los subordinados.
Pero si en España triunfa el servilismo no se puede pedir a los jueces que no sean serviles y el juez que lo sea, por lógica, ha de exigir a sus subordinados que lo sean también.
Lo que se desprende de esto es que o se instaura la democracia en España o nos vamos todos a pique.

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