sábado, 28 de febrero de 2009

Despedida por decir en Facebook que su trabajo es aburrido

Una joven de 16 años, Kimberley Swann, fue despedida de su trabajo en Marketing and Logistics, por catalogar de aburrido su trabajo en Facebook. Pero el tipo que la ha despedido no está en sus cabales, es notorio que su cerebro no funciona bien. En primer lugar, su comportamiento denota un complejo de superioridad sobre la joven a todas luces injustificado, puesto que el hecho de que sea el jefe de la joven no significa que sea superior a ella. La categoría laboral no presupone la categoría personal.
Entre las obligaciones de los trabajadores no está la de que le guste su trabajo. Un músico, cuya profesión es vocacional, puede verse obligado a tocar a menudo piezas que no son de su gusto, con lo cual podría estar en el mismo caso que Kimberley Swann. Pero si toca bien, no se le puede exigir nada más. A un arquitecto no tienen el porqué gustarle los encargos que le hacen.
Por otro lado, el hecho de que se husmee lo que hace un trabajador fuera de la jornada laboral explica bien a las claras que la Declaración Universal de los Derechos Humanos es un mito. No está interiorizado, por lo que quienes poseen algún tipo de poder sobre otros a menudo pisotean a sus subordinados con total impunidad. Incluso son capaces de explicar luego sus actos, en el convencimiento de que han actuado justamente.
La joven damnificada por la torpeza y la depravación de su superior escribió una nota en Facebook, en la que según ella ni siquiera daba los datos de su empresa. Hubiera podido ir con un grupo de amigos por la calle haciendo el mismo comentario y si luego hubiera llegado a oídos de su jefe el resultado hubiera podido ser el mismo.
La cuestión que queda en el aire es hasta qué punto tiene derechos un ser humano y cómo los puede defender. El hecho comentado también pone en evidencia a quienes exigen que se abarate el despido.

viernes, 27 de febrero de 2009

El fraude político

La banda terrorista ETA dice que las elecciones autonómicas constituirán un fraude político. Y por esta vez y sin que sirva de precedente hay que estar de acuerdo con la banda, aunque por motivos diametralmente opuestos.
Quien ha tenido que irse del País Vasco es
Emilio Gutiérrez. Le criticó Ibarretxe, alegando que hay que confiar en la policía. Pero Lazcano se ha llenado de pintadas en su contra. De modo que la afirmación de Ibarretxe carece de sentido, porque la policía no ha podido impedir las pintadas. Ni fue capaz de cerrar la ilegal herriko taberna. Por otro lado, el lendakari tampoco está en condiciones de pedirle al que ya se conoce como “El héroe de Guipúzcoa” que regrese a su pueblo, ya que puede confiar en la policía. Tampoco la policía supo impedir la manifestación pro etarra en su contra. Vistos los antecedentes, y sin aplaudir la violencia, hay que convenir en que Emilio Gutiérrez demostró tener mucho valor y hay que reconocer que tiene derecho a estar harto. Por cierto, mientras tuvo la maza, ningún etarra se le acercó. Si le matan, será por la espalda.
Cabe decir pues que la lucha se presenta desigual. Quienes no admiten contemplaciones de ningún tipo con los terroristas, UPyD y PP, son quienes peor parados salen en las encuestas. Pero es precisamente a estos dos partidos a los que deben votar los vascos que deseen acabar de una vez por todas con la banda asesina. Y en última instancia, mejor votar por el PSE que por el PNV, que no ha sabido o no ha querido acabar con el terrorismo.
Acabar con ETA es fundamental, este es el único modo de que la democracia se pueda instalar en el País Vasco, para que la gente pueda pensar como quiera, hablar como crea conveniente y coger la papeleta para votar sin temor de que le esté observando algún asesino. El pueblo vasco debe luchar por la libertad. En las urnas.

jueves, 26 de febrero de 2009

El Valencia en apuros

En los años anteriores hubo un momento en el que saltaron las alarmas del valencianismo y el motivo se debió a que Paco Roig estaba comprando muchas acciones y podía volver a la presidencia del club. Finalmente, Juan Soler lo vio todo de color de rosa y compró las acciones de Paco Roig. El valencianismo respiró aliviado. Pero hay cosas en esta vida que no se resuelven con dinero, o, al menos, no sólo con dinero.
Ahora Juan Soler ha salvado su dinero, o eso parece, y el Valencia está en peor situación que cuando compró las acciones. Y es que mientras tanto han ocurrido algunas catástrofes, todas al margen de lo deportivo, que tampoco ha ido bien. El club había acometido una ampliación ilegal del Mestalla, autorizada por el ayuntamiento. Tal vez sea éste uno de los motivos, sino el principal, por el que ambos, el ayuntamiento y el club se liaron la manta a la cabeza y se lanzaron a la construcción del nuevo estadio.
Eso es una barbaridad que modifica la fisionomía de dos barrios, únicamente con la finalidad de favorecer a uno de esos entes derrochadores de dinero, como son los clubes de fútbol. El ayuntamiento debería haberse mantenido al margen desde el principio y tener la legalidad por bandera. No lo hizo así y ahora se encuentra con dos papeletas en lugar de una. Hay un estadio que se amplió ilegalmente, y hay que derribar la parte ampliada, y hay otro campo en construcción que el club no puede terminar.
Para terminar de arreglar las cosas, el nuevo presidente del Valencia y encargado de llevar a buen término el proyecto parece un tanto crédulo. Se ha sabido que le han estafado un millón de euros y aunque logre recuperarlo los pormenores de la operación indican que algo crédulo sí es. Parece aquejado del mismo mal que Zapatero, el optimismo patológico, que cuando se descubre su naturaleza ya no es contagioso.
El Valencia está en una situación delicada y el ayuntamiento también.

miércoles, 25 de febrero de 2009

El suceso de Lazkao

De momento, alguien ha puesto una cuenta corriente 0081 - 5299 - 85- 0006079413 y un blog, http://justicierolazkao.blogspot.com/, en el que se explica todo, a disposición de quienes quieran ayudar económicamente a Emilio Gutiérrez, que perdió la paciencia al resultar su casa afectada en el último, por ahora, de los continuos atentados etarras.
Evidentemente, no se debe justificar la violencia, aunque en este caso resulte fácil comprender al protagonista. Ese acto hubiera sido indefendible si hubiera tenido lugar en un municipio de la Comunidad Valenciana, pero en el País Vasco las cosas son diferentes. Allí los pro etarras vienen imponiendo su ley, sin que el partido gobernante acierte a impedirlo. Ibarretxe, ha dicho que en un estado de derecho hay que confiar en la policía. Lo que piensa todo el mundo, incluso los votantes del PNV, es que si este partido queda fuera del gobierno tras las próximas elecciones, será más fácil confiar en la policía.
Algunos partidos del País Vasco se han desmarcado por completo del mundo de la violencia. Otros juegan la carta de la ambigüedad, para arañar algunos votos del entorno etarra. Es lógico que algunos se desesperen ante esta evidencia. Patxi López, a pesar de que el padre de Emilio Gutiérrez fue concejal socialista, ha optado por criticarle abiertamente y sin paliativos. ¿Cabe calificar esta actitud como electoral?
Rosa Díez y Antonio Basagoiti sí que han sido capaces de comprender que los nervios hayan jugado una mala pasada al que ya se conoce, en muchos ambientes, como el héroe de Guipúzcoa. Se sabe a ciencia cierta que el entorno etarra no puede esperar nada del PP ni de UPyD. Si estos dos partidos pudiesen formar gobierno, algo que desgraciadamente es utópico, podría pensarse en la desaparición de ETA en un plazo de tiempo muy corto.
Si esos dos partidos pudiesen formar gobierno, Pilar Elías, Consuelo Ordóñez, etc., tendrían algún tipo de satisfacción. Sólo por eso ya merece la pena desearlo. Y para que Ibarretxe deje de hablar de diálogo. ¡Qué poca vergüenza!

martes, 24 de febrero de 2009

Camps debe destituir al conseller

En un artículo titulado “Corrupción, corruptelas y comportamientos irregulares”, publicado ayer en el periódico El País, Bernardo del Rosal, explica que un conseller del gobierno de Camps debe ser destituido de inmediato. La frase no deja lugar a dudas: “Lo narrado por la prensa pone en evidencia, de una forma tan meridianamente clara, una falta absoluta de ética en el buen gobierno que es más que suficiente para que, si el interesado no dimite, sea fulminantemente cesado.” No merece la pena decir el nombre del conceller, ya que el propio del Rosal no lo ha hecho. Por otro lado, es público y notorio. Los lectores de periódicos valencianos saben de quien se trata.
Pero no es el único conseller que sobra, hay otros que también están de más. Sin embargo, el hecho de que Camps deba tomar esa medida no significa que la vaya a llevar a cabo. Una cosa es que él se sienta ofendido por una tontería y entonces toque a rebato y convoque a todos los que le deben algo y en su presencia cite a la madre Teresa de Calcuta, a Winston Churchill y a Bertolt Brecht, a éste indebidamente, y algo muy diferente es que se ofenda a los ciudadanos, esta vez de modo real, y en estos casos lo que suele decir nuestro presidente Camps es que ahí se las den todas.
Contrasta también la actitud de Bernardo del Rosal con la de Fernando de la Rosa. Cabe recordar que este último lloró de alegría cuando fue designado para formar parte del CGPJ. Quizá sea por esto por lo que le faltó tiempo para acudir en ayuda de Camps cuando a éste, utilizando la terminología de José Blanco, “le salpicó” la corrupción. Aunque la salpicadura diera risa, pero ahí estuvo de la Rosa. Pero a de la Rosa puede que lo haya elegido Camps, pero el sueldo se lo debe a los ciudadanos. Por tanto, al igual que del Rosal, de la Rosa debería exigir la destitución del conseller. De todos modos, cuestión harto difícil será que Camps les haga caso.

lunes, 23 de febrero de 2009

¿Conviene abaratar el despido?

Cíclicamente, y aprovechando cualquier coyuntura, la que sea, que se presente surgen voces que, con gran solemnidad y empaque, piden que se abarate el despido, o que éste sea totalmente libre, alegando que con ello se fomentaría la creación de empleo. Ante esa propuesta cabe recordar que estamos en crisis y que el sistema español tampoco ofrece garantías a los ciudadanos.
La crisis, todos, o casi todos, los analistas coinciden en ello es de confianza. Para que las cosas volvieran a funcionar sería menester que la gente creyese en el sistema, o sea, en sus clases dirigentes, principalmente las políticas. No hace falta explicar que, en esa cuestión, no vamos por buen camino. Las clases dirigentes españolas no se esfuerzan en conseguir la confianza de las gentes.
Por otro lado, cabe reconocer que el último responsable de la crisis ha sido el egoísmo, que ha llevado a vivir irresponsablemente y a querer exprimir la situación hasta la última gota sin tener en cuenta las consecuencias. Todos somos culpables de ella, pero unos más que otros. No puede tener la misma culpa el trabajador que, dejándose contagiar por ambiente, ha estirado el brazo más que la manga que las clases dirigentes, empresariales y políticas, cuyas posibilidades para imponer la cordura han sido mayores.
Abaratar el despido sería lo mismo que echarles la culpa a los trabajadores y además serviría para fomentar la desconfianza y el miedo. Los empresarios desaprensivos, que los hay, aprovecharían ese temor para explotar más a sus empleados.
Por otra parte, las garantías jurídicas de los ciudadanos españoles no pasan de ser teóricas, por cuanto la división de poderes también lo es. De hecho, el poder no lo tienen los ciudadanos sino los partidos. En España el poder judicial, el legislativo, el ejecutivo, e incluso el llamado cuarto poder, está mediatizado por ellos. Tampoco los sindicatos españoles ofrecen suficientes garantías a los trabajadores.
En estas circunstancias, proponer el abaratamiento del despido es una irresponsabilidad que sólo serviría para generar mucha más desconfianza y, en definitiva, empeorar la crisis. Más acertado sería aprovechar la ocasión para regenerar el sistema.

domingo, 22 de febrero de 2009

Francisco Camps, José Blanco

No deja de ser obsceno el hecho que a la mínima insinuación, sin que ésta tenga ningún fundamento, Francisco Camps haya convocado a su gobierno y en su presencia haya hecho una declaración institucional, o casi. Muchos valencianos sufren injusticias a diario, encontrándose en la más absoluta de las indefensiones y nadie se acuerda de ellos y, quizá, si alguien les dirige la palabra es para hundirlos más.
Ante una acusación tan baladí, aunque al ser coreada por El País resultara algo estruendosa, el presidente de los valencianos tenía otras opciones mejores que la de poner en ridículo a los consejeros. Y además de extemporánea, la reacción de Camps es cursi. ¿Cómo se le ocurre echar mano de esa cita de W. Churchill a todo un presidente? Él, que puede echar mano de todos sus Consejeros y de la TVV para su defensa, debería saber que eso es un sarcasmo. Por otro lado, nadie le ha obligado a meterse en ese cenagal que es la política española. Tampoco se puede olvidar que le atribuyó a Bertolt Brecht un poema de Martin Niemöller. ¿Es que no estaba Trini Miró, la Consejera de Cultura, para advertirle?
En este cenagal de la política española bracea también José Blanco, encargado de meter cizaña contra el PP y en el propio PP, si se deja. Habla en su blog de los escándalos que “salpican” al PP, y no de los escándalos del PP porque será malévolo, pero no es tonto. Lo escandaloso es que sean cinco personas las que manejan el sumario y todavía no se haya descubierto al culpable de las filtraciones. Cuando el PSOE accedió al poder por primera vez, sus líderes decían que su objetivo era que “España funcione”. Y ya vemos ahora, en el segundo mandato socialista, que lo que funcionan son las huelgas de jueces, las filtraciones interesadas en momentos oportunos, el hacer de la nada un mundo, las cacerías desvergonzadas, etc.
Dicen que José Blanco se está construyendo una casa en la Isla de Arosa, en una urbanización bautizada popularmente como Villa PSOE. De modo que al igual que él aprovecha simples indicios sin base aparente para tratar de llenar de dudas la honorabilidad de sus rivales, debe aceptar que otros piensen que no se merece la casa que dicen que se está haciendo.

sábado, 21 de febrero de 2009

Bermejo, un trofeo

Fuentes gubernamentales ven imposible que Bermejo pueda continuar al frente del ministerio de Justicia y dicen que su cese se producirá cuando no sea un trofeo para el PP o los jueces. Curioso y lamentable modo de entender la política, común a todos los partidos. Baste recordar el accidente de Metro de Valencia de 2006, en el que por respeto a los accidentados, aunque no tuviera culpa, debió dimitir el consejero de Transportes.
Eso de considerar al responsable de cualquier desaguisado como trofeo de caza sin duda proviene del hecho de que nuestra democracia no es tal, sino una partitocracia. Soy de la opinión de que más importantes que los programas son las personas encargadas de llevarlos a cabo. Creo que es preferible un político honrado y eficiente con un mal programa que viceversa. Sin embargo, en el actual estado de cosas, tal modo de pensar no encuentra acomodo.
Supongamos que un ferviente y antiguo socialista (no es mi caso) llegue a la conclusión de que Zapatero es un psicópata y que, por tanto, es peligroso que siga al frente del gobierno de la nación. Pues a pesar de eso debería aplaudir a Zapatero para no ser tildado de traidor y renegado por sus compañeros de partido. Ése es el tipo de política que se ha instalado en España y luego nos quejamos de que las cosas vayan mal.
Este estado de cosas no fomenta de ningún modo el sentido de responsabilidad de los ciudadanos, sino el sectarismo y la ceguera. Son muchos los ministros consejeros autonómicos los que a lo largo de los tiempos han dado motivos para destituidos de inmediato, pero como no responden directamente ante sus electores han seguido en sus cargos, generalmente dando más motivos para que los destituyan.
Zapatero no quiere que Bermejo sea un trofeo de caza, pero olvida que no vio venir la crisis, como tampoco la vio venir Camps, ni ninguno de los gobernantes españoles. Y ahora urge tomar medidas drásticas, como puede ser la de suprimir drásticamente los gastos políticos inútiles. El Estado debe ahorrar todo lo que pueda, para dedicar el dinero ahorrado al tratamiento de la crisis. Y para dar sensación de seriedad, debería remodelar por completo su gobierno y convocar a todos los partidos españoles a un pacto contra la crisis.

viernes, 20 de febrero de 2009

El escándalo Camps

No suelo prodigarle alabanzas a Camps, más bien encuentro motivos para criticarlo: esa beatería suya; ese rodearse de gentes absolutamente fieles, desdeñando a quienes tienen criterio (cosa que, sin ir más lejos, también hace Zapatero); ese derroche de dinero con la Academia Valenciana de la Lengua, tan necesario en otros ámbitos; ese actuar como si los ciudadanos fuéramos súbditos y no soberanos. Pero de que no esté de acuerdo con muchas cosas de Camps a que acepte que todo vale hay un trecho.
La filtración de un indicio tan débil que implica a Camps, junto al intento de desprestigiarlo basándose en él, deshonran a quienes los llevan a cabo. Quizá El País vende más ejemplares gracias a esta cuestión, acaso tiene más datos, que piensa ir desvelando poco a poco. En ninguno de los casos merece la aprobación pública.
Alarte hace muy mal en subirse a ese tren. Otros de su partido, más avezados, mantienen una prudente distancia con el asunto. Debería vigilar atentamente esta cuestión, no sea que le cueste la silla.
Cualquier indicio de corrupción, implique a quien implique, debe investigarse hasta el final y ha de tener las consecuencias previstas. Pero una investigación judicial no es un circo. Si se pretende limpieza democrática, Bermejo y Garzón deberían haber dimitido ya, al margen de lo que ocurra con quienes dicen que están implicados.
El problema más grave que tiene España en estos momentos es la crisis y los políticos, con el presidente del gobierno a la cabeza, deberían esforzarse en transmitir confianza y seguridad. Deberían hacer ver que los políticos tienen en cuenta las angustias de la gente y olvidan, aunque sea por un corto periodo de tiempo, sus diferencias para intentar resolver la situación conjuntamente.
Lejos de eso, desde instancias gubernamentales, se intenta desviar la atención de la crisis para sembrar de dudas sobre su moralidad al partido rival. De momento, lo que no hay es ninguna duda sobre la falta de moralidad del partido gobernante. Y en lo que concierne a las dudas, éstas se refieren a sí a todos los partidos se les investiga con el mismo denuedo.

jueves, 19 de febrero de 2009

La arrogancia de Bermejo

Cuando alguien se presenta de un modo tan arrogante y provocador como Bermejo no queda otra opción que preguntarse por los motivos que alientan esta actitud. Éstos no parecen proceder de la seguridad en las propias ideas, dado que de lo primero que es consciente quien se adentra por estos senderos es de la magnitud de su desconocimiento, por lo que tiende más bien hacia la humildad.
El sustento para esa actitud se lo ha de proporcionar, entonces, su posición social o profesional. Probablemente, antes ya era así, porque estas cosas no se improvisan de la noche a la mañana, pero, dada su naturaleza, su nombramiento ministerial le dio un motivo más. Guerra dijo en su día que su gobierno iba a cambiar España de tal modo que no la iba a conocer ni la madre que la parió. Este ex abrupto ha pasado a ser un juego de niños comparado con el que se trae entre manos Zapatero. Es manipulador, vengativo, inconsciente y taimado. Entonces, puede haber hecho ministro a Bermejo para una finalidad concreta y lo que dirá él cuando se termine la cuerda es que le quiten lo “bailao”.
Mientras tanto, con la ayuda de un juez adicto a su partido, va haciendo camino. Ha conseguido llevar hasta el primer plano de la actualidad un caso de corrupción que no se sabe cómo va a acabar y ni siquiera si va a acabar. No se sabe si el hecho de alguien filtre datos beneficia económicamente a algún medio, si se pretende provocar el error de alguien, con el de meterle una bala metafórica entre ceja y ceja, o si únicamente se busca la repercusión mediática. También cabe preguntarse si la cacería fue concebida con esta finalidad.
Zapatero, indiferente ante la crisis que tanto daño está haciendo a tantos, prosigue con su tarea de distorsionar, manipular, destruir a sus adversarios y, en definitiva, perpetuarse en el poder. La pregunta que queda en el aire es si Garzón investiga con el mismo afán la corrupción que afecta al PSOE. En el caso de que la haya.

miércoles, 18 de febrero de 2009

El desprecio a Rosa Díez

Resulta cargante el desprecio que muestra Zapatero por Rosa Díez cuando sube a la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados. Diríase que constituye una muestra de ordinariez y mala educación si no fuera porque el buen gusto y la buena educación, por lo general, brillan por su ausencia. La manipulación es más frecuente. Y tampoco faltan los intentos por desviar la atención general de lo realmente importante.
Pero ese evidente desprecio de Zapatero demuestra dos cosas. La primera es que Zapatero desconoce que el desprecio auténtico es el que no se manifiesta, el que queda en los adentros. El otro suele ser teatral y tiene por finalidad lograr un efecto. Esto último es evidente en este caso. Pero sobre todo revela el pensamiento de Zapatero. Sabe que su actitud con Rosa Díez ha sido absolutamente desleal y temiendo ser despreciado, simula que desprecia.
Rosa Díez tiene palabra. Puede gustar más o menos su programa, pero se sabe a qué va a dedicar sus esfuerzos. Si en algún momento cambia alguno de sus objetivos, se sabe que lo dirá claramente, para que nadie se pueda dar por engañado. No le importa a Rosa solidarizarse con gente de algún partido rival, si piensa que tiene razón.
Zapatero, en cambio, no vacila en realizar cualquier tipo de maniobra que le favorezca electoralmente. Va cambiando de parecer subrepticiamente y encima lo niega. De Rosa se sabe que siempre estará en contra de ETA y dispuesta a aliarse con quien la combata abiertamente y sin andarse con medias tintas. Zapatero hará lo que le convenga electoralmente. De ahí que Zapatero tenga mayor tendencia a aliarse con el PNV y Rosa Díez con el PP.
Rosa Díez es una política responsable y cuando Zapatero usa esta palabra le quita todo el sentido, puesto que es el colmo de la irresponsabilidad. No le importa que el mundo se hunda bajo sus pies, con tal de ir primero en intención de voto.

martes, 17 de febrero de 2009

Los cazadores buenos

Me gusta dar grandes paseos, de diez o quince kilómetros, por cualquier lugar. Creo que ésa es la forma más sana de hacer ejercicio. Nunca se me ocurriría llevar escopeta. Quien camina por los campos, o por los montes, observa el paisaje, cambiante o uniforme, el color de la tierra, las distintas gamas del verde, el aroma de los campos y de las plantas, las flores cuando las hay. Es de suponer que el cazador está más atento al mundo animal, probablemente tiene los sentidos en atención máxima, y sabe ver huellas y conoce las costumbres de bastantes animales. Por la necesidad que tiene de madrugar, suele tener el premio de ver la salida del sol.
Dicen que los buenos cazadores ayudan a la conservación de la naturaleza y de las especies. Recuerdo que Miguel Delibes, en Diario de un cazador, sostenía esta teoría. Y también recuerdo que el poeta valenciano, César Simón, le reprochaba su afición a la caza.
Me regalaron una gata siamés, que vivió 18 años y más tarde una perra Yorkshire, que llegó hasta los quince. Las echo de menos a ambas. La cuestión es que durante dieciocho años he tenido visitar la consulta del veterinario, por un animal o por otro. Allí he sabido de historias de cazadores y de perros. Hay cazadores que cuando un perro no responde a las expectativas que se había creado, lo abandonan o lo regalan, y así sucesivamente hasta que encuentran el que les gusta.
Una de las veces había un perro enfermo del corazón, con asma y casi ciego, al que su dueña cuidaba con mimo. Contó ella que había sido el mejor cazador de la comarca, pero que cuando comenzó a perder facultades fue abandonado por su dueño, momento en que lo recogió ella.
Naturalmente que no todos los cazadores son así, los hay que aman y miman a sus perros, sean buenos o no para la caza. Los hay que cuando consiguen un perro se lo quedan ya para siempre y lo cuidan como corresponde. Aunque no sea muy bueno cazando.

lunes, 16 de febrero de 2009

Elecciones vascas 2009

En democracia todos los votos valen lo igual. Lo mismo el voto de Juan Manuel de Prada que el de Baltasar Garzón. El de Mariano Fernández Bermejo que el de Juan Blánquez Román. No se trata de una crítica, puesto que la democracia no puede funcionar de otra forma. Pero viene bien recordarlo porque hay partidos que a la hora de buscar el voto no hacen ascos a los caladeros más nauseabundos.
Así, por ejemplo, el PNV. Todo apunta a que el partido más beneficiado por la ilegalización de las candidaturas pro etarras será este partido. No conformes con ello, Ibarretxe y compañía tratan de ganarse las simpatías de esa gentuza. Porque no cabe dar otro calificativo a quienes votan, o deseaban votar, a estos partidos.
La prioridad de todos los partidos en España, y fundamentalmente en el País Vasco, debería ser la de acabar con el terrorismo. Y ahí lo tenemos todavía, vivito y coleando y con De Juana huido. Este ciervo se le ha escapado a Bermejo, qué le vamos a hacer. El PNV, que es el partido que viene gobernando en el País Vasco ininterrumpidamente desde el advenimiento de la democracia, debería tener vergüenza de no haber logrado acabar con la banda y de que tenga un amplio respaldo social.
Como no ocurre así, habrá que pensar en la siguiente posibilidad, aquella que lleva a recordar lo del árbol y las nueces. Algo le deberá el PNV al entorno de ETA. Por de pronto, el mismo empeño que pone en criticar la ilegalización de estos partidos, lo dedica a descalificar al PP. Con tal de arañar algún voto, todo vale. El PNV puede tener un comportamiento infame, pero si sus votantes no lo perciben así es como si no lo fuera.
Y en lo que respecta a las posibles alianzas post electorales, también anda haciendo cuentas el PSOE y no sería extraño que decidiese que lo que le conviene es que siga gobernando el PNV, dadas las consecuencias que pueden tener en el resto de España las alianzas con unos o con otros. Todo resulta muy enrevesado y feo en el País Vasco.

domingo, 15 de febrero de 2009

Esos impresentables cazadores

Mientras algunos ven como se cierne sobre sus cabezas el fantasma del paro, que en la situación actual puede prolongarse de forma peligrosa, y otros muchos ya están inmersos en él, unos señoritos que se saben a salvo fueron a cazar a un cortijo. Se presume que Baltasar Garzón ha de estar muy satisfecho de haber sido portada en todos los medios, ya que esto es lo que anda buscando siempre. Tampoco cuesta mucho suponer, dados los antecedentes, que a Mariano Fernández Bermejo le da exactamente igual, por no decirlo de otro modo más expresivo. No sé si será necesario añadir que de tratarse de dos personas con vergüenza hubieran dimitido.
Por otra parte, esa afición a mata (probablemente, ellos dicen “abatir”) animales indefensos, criados como aquel que dice en granja, y en una zona en donde abunda la gente que vive en la miseria, es un dato más acerca de la sensibilidad de estos personajes, cuyas responsabilidades no son pocas y que encima tienen que ver con algo tan delicado como es la justicia. Entre tantas aficiones por las que podrían haber optado, jugar al parchís por ejemplo, les ha dado por los rifles de alta precisión. Pero para sentirse unos hombrecitos deberían haberse ido a la selva a cazar.
Hablando de estos dos personajes no cabe olvidar la gravedad de los hechos en investigación en estos momentos. Sin embargo, la forma en que se están presentando las cosas, más lo acostumbrados que estamos en España a la corrupción hace que todo resulte sospechoso. Por supuesto que es urgente erradicar la corrupción en España, ¿cómo no había de serlo? Hay que emplear todos los recursos en superar la crisis y la corrupción lo que hace es ahondarla. Pero los personajes encargados de esta tarea no parecen los más adecuados, ni los métodos tampoco.
La lucha contra la corrupción, como tantas otras cosas de suma importancia, pasa por un gran pacto entre los partidos políticos en aquellas cuestiones que sean de Estado y no de partido. Pero lo que impera es el egoísmo y la inconsciencia.

sábado, 14 de febrero de 2009

Luis Herrero expulsado de Venezuela

Los partidarios de Hugo Chávez van casa por casa exigiendo el sí. Entre los postulantes hay muchos funcionarios que efectúan esa labor porque les obliga el gobierno. Recuerdan a las gentes los favores que les hizo Chávez. Pero esos favores no los ha hecho personalmente, sino en su calidad de presidente. Llegados a este punto, se entra en el terreno de lo discutible, porque se refiere a fondos públicos y a la forma óptima de utilizarlos en beneficio general. Puede argüirse que en lugar de regalar casas a quienes no tienen hubiera sido mejor procurarles trabajo y ofrecerles la casa a precio de coste.
De todos modos, tomar la casa a cambio de la dignidad no parece un buen negocio. Y la pérdida de la dignidad no puede discutirse por cuanto a cada momento se les está recordando su deuda y porque sólo en democracia se tiene. Evidentemente, Hugo Chávez no es demócrata. Un demócrata nunca se cree guía del pueblo, sino servidor suyo. Por otra parte, las simpatías y antipatías suyas ponen de relieve que la democracia para él no es más que un estorbo.
Ahora plantea un nuevo referéndum, después de haberlo perdido hace un año. Eso lleva a pensar que si lo pierde de nuevo, volverá a plantearlo y así sucesivamente hasta que resulte lo que desea con tanto ahínco. Cabe dar por seguro, a la vista del personaje, que en este momento pararía la serie.
Los motivos alegados por este gobierno para expulsar a Luis Herrero y la forma de llevar a cabo la expulsión son ambas propias de un gobierno dictatorial. Si se atrasa la hora de cierre de los colegios y a la vista de las maniobras que se llevan a cabo, lo lógico es sospechar de los motivos y, como es lógico, decirlo. Un observador internacional no debe ser asertivo, ni tampoco dejarse intimidar. Chávez tiene mucho poder, obtenido gracias al petróleo y la indignidad de muchos gobernantes del mundo, cosa que le permite este comportamiento.

viernes, 13 de febrero de 2009

Las comisiones bancarias

Mientras ese profesional de la demagogia, el despilfarro, el chivatazo y el proteccionismo dice que el gobierno está harto de los bancos, como si él fuera el gobierno (luego ya se vio que no, porque lo desmintieron), los bancos, o por lo menos algunos, han aumentado las comisiones.
Estamos en lo de siempre, los bancos necesitan ganar mucho dinero, porque si no es así los accionistas se desprenden de sus acciones. La subida de comisiones, como es sabido, repercute sobre todo en quienes más problemas económicos tienen. No es de suponer, por ejemplo, que el propio ministro Sebastián pague comisión alguna. Lo habitual entre los pudientes es exigir que se les retire de inmediato, aunque el importe signifique poco para sus economías. El prurito les impide consentirlas. Con lo cual no queda más remedio que cobrárselas a quien no puede protestar.
Dicen que eso es así porque los bancos obtienen otro tipo de compensaciones de estos clientes. Pero eso es dudoso, porque si nos atenemos al crédito que firmó Zaplana para comprarse el pisito en Madrid, no se ve el beneficio de aquella entidad bancaria por ningún lado. Además, siempre se ha dicho que los bancos prefieren cien clientes de cien que uno de mil, porque éstos subastan el dinero al mejor postor.
De modo que mejor haría el ministro Sebastián en buscar alguna solución para este caso y una solución no es una salida de tono. Vivimos tiempos muy angustiosos para mucha gente a la que ver como se le escapa una parte, para ellos muy importante, de dinero por este motivo. Una solución, podría ser, por ejemplo, que los partidos devolvieran a los bancos todo el dinero que les deben. O sea, una solución seria y real, nada de gestos para la galería. La contrapartida sería que los bancos renunciaran a cobrar comisiones a los pobres. Tendrían plena libertad para cobrárselas a los ricos.

jueves, 12 de febrero de 2009

La UE contra el urbanismo español

Como suele decirse, de aquellos polvos vienen estos lodos. Hubo un tiempo en que el partido socialista dominaba totalmente la Comunidad Valencia. Gobernaba en la Generalidad y en los ayuntamientos y ese dominio tenía visos de ser perenne. Fueron ellos mismos, los socialistas, quienes se empeñaron en perder, ya que en lugar de servidores del pueblo se consideran conductores. Los populares padecen del mismo mal, pero el camino por el que conducen a los valencianos resulta más suave para éstos.
Lo cierto es que el partido socialista, lejos de hacer autocrítica y acomodarse al gusto de los ciudadanos, intenta desacreditar a los partidos rivales, aunque con ello perjudique a los ciudadanos. Siguiendo esta estrategia ha denunciado repetidas veces al “urbanismo salvaje” valenciano, no el de otros sitios, en la UE. El partido socialista podría haber puesto orden en los ayuntamientos que presidía y sobre todo debería haber propuesto medidas contra la corrupción y la exagerada fiebre urbanizadora. Ahora, la UE ha emitido un devastador informe contra el urbanismo español, lo que puede causar graves perjuicios a la campaña turística.
Independientemente del daño que ese informe puede causar a España, hay que considerar el daño que el propio urbanismo ha venido causando ininterrumpidamente, desde hace mucho y que, evidentemente, nadie se ha propuesto atajar. En la estupenda novela de Rafael Chirbes,
Crematorio, se da cuenta cabal de la situación y sus consecuencias. Pero antes de que se publicara esa novela ya había, a disposición de quien lo quisiera leer, un informe de José Luis Luri, extraído de la vida real, de un lugar no muy alejado de aquel en el que reside Chirbes.
Gentes que venden terrenos a muy bajo precio y aun piensan que hacen un gran negocio, puesto que desconocen la finalidad por la que se les ha comprado. Extranjeros que venden a sus compatriotas parcelas y construcciones sin base legal. Parajes que cambian súbitamente su aspecto. Y todo a la vista, porque obviamente estas cosas no se pueden esconder. Y quienes mejor conocen todo lo que ha venido sucediendo, sin necesidad de acudir a la literatura, son los políticos. La moraleja de todo esto es que los ciudadanos hemos salido perdiendo y quienes se han enriquecido indebidamente reciben tratamiento de señores.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Bahamas y Girona

Pocas cosas, salvo la proximidad del mar, parece que tengan en común Girona y las Bahamas. Sin embargo, el Patronat de Turisme Costa Brava, no ha tenido ningún inconveniente en utilizar la foto de una playa de Bahamas para promocionar el turismo en la Costa Brava. Las fuentes de este patronato consultadas alegan que se ha retocado el color. El detalle viene a ser una perfecta muestra de las costumbres de los nacionalistas. Toman algo que no es suyo, Tirant lo Blanch, por ejemplo, lo maquillan un poco y, ¡hale-hop!, ya es catalán.
Lo que ocurre es que esta práctica no es exclusiva de los nacionalistas, sino de todos los partidos políticos españoles e, incluso, diríase que de todas las clases dirigentes españolas. Allí en donde mandan crean una realidad a su gusto y conveniencia, y la superponen sobre la auténtica. Ésta ni se tiene en cuenta y puede que ni siquiera existe. Todo lo que las clases dirigentes deciden ignorar es como si no hubiera ocurrido y aquello en lo que deciden poner el ojo es lo que pasa a tener relevancia, y además en el sentido que esas clases quieren darle. Los políticos españoles no tratan de averiguar el deseo de los ciudadanos, para tratar de hacerlo realidad, sino que tratan de llevar a los ciudadanos al abrevadero que ellos han establecido como óptimo.
Lo que se deduce de todo esto es que la democracia española no es tal. Habrá que acabar dándole la razón a Antonio García-Trevijano. La democracia española no surge del pueblo, no va de abajo hacia arriba, sino que es otorgada por las clases dirigentes, que, ladinas, se reservan el poder para sí. El poder no lo tienen los ciudadanos, sino los partidos. Los partidos españoles lo mediatizan todo, influyen en la judicatura y en la prensa. Los medios se financian en gran medida con los anuncios oficiales y con las compras masivas de ejemplares por parte de las Administraciones Públicas. Esto permite a los políticos mandar avisos a los medios que tanto les deben cuando publican lo que no les gusta. No puede decirse que haya división de poderes, ni medios independientes, etc.
Y todo esto ocurre porque los españoles tampoco tenemos asimilado el concepto de la democracia. Nos adaptamos fácilmente a los sectarios intereses de los políticos. Si alguien se sale de la norma, como Albert Boadella, por ejemplo, se le estigmatiza y punto.

martes, 10 de febrero de 2009

Consideraciones acerca de Eluana

Durante los últimos días hemos asistido a un intenso debate acerca de la suerte que debía correr Eluana Englaro. Ella ya ha muerto, por lo que previsiblemente el asunto pasará a segundo plano. Durante el debate, unos exigían que se la mantuviera con vida, por caridad cristiana y otros que se la “ayudara” a morir por cuestiones humanitarias.
Unos y otros dan a entender que su preocupación por el prójimo es algo fuera de duda. La realidad, no obstante, está
aquí. Son muchos los que tienen noticia de este asunto: clérigos y políticos de la Más Alta Graduación, y también los de menos, y como es lógico suponer, toda clase de público.
La realidad no es un secreto para nadie. Lo que impera en el mundo es el egoísmo, responsable final de la grave crisis que padecemos. El debate no puede entenderse, pues, más que pura retórica. Este caso debió tramitarse a través de la legislación ordinaria. Las leyes surgen de los pueblos, por lo que quienes desean que las leyes sean mejores lo que deberían hacer es irradiar bondad con sus actos. Si todos los que se ha preocupado por Eluana, por fines humanitarios, en un sentido u en otro, se preocuparan por las injusticias que se hacen a su alrededor, el mundo sería un poco más justo, también las leyes.
En lo que a mí respecta, el caso de Eluana me ha llevado a recordar a A. Podría poner la segunda inicial también, pero entonces puede que lo reconociera alguien y ello quizá no tuviera buenas consecuencias. A. está en coma desde hace años. Sus familiares se turnan para que en cada momento haya alguien con él. Me lo comunicó una cuñada suya, que sabe encontrar tiempo para hacer su trabajo, atender a su marido y sus hijos y hacer las guardias que le corresponden. Cuando me lo contó me informó de que A. llora a veces y mientras me lo decía casi llora ella. A. llora y eso les permite pensar que se entera de lo que sucede. Entonces, quien está con él le habla, teniéndole al corriente de los asuntos de la casa, o le lee un libro.
Digamos que éste es un modo no retórico de participar en el debate. Estas personas que se esfuerzan para llevar a cabo esa bella acción, sin duda, mejoran el mundo en el que vivimos.

lunes, 9 de febrero de 2009

Calomarde arrima el ascua a su sardina

Se conoce que Joaquín Calomarde, que en algún momento apuntó alto en el PP, disfruta arreándole estopa a su ex partido. Faltaba que apareciera el episodio del espionaje para que asomara enseguida la cabeza, recordando que dimitió por tal y por cual asunto. Lo que no se sabe es cual hubiera sido su actitud ante esos mismos asuntos si hubiera ostentado algún cargo. Es cierto, no obstante, que los dos motivos que alega el boicot al grupo PRISA y el eslogan España se rompe, fueron dos errores estratégicos de su partido, pero no lo es menos que la actitud del grupo PRISA hacia el PP es lamentable y que la política del gobierno, en todos sus aspectos, es preocupante.
Por otra parte, quizá lo haya hecho, pero yo no recuerdo que haya criticado nunca al PSOE; y si lo hiciera, puesto que publica en El País, quizá su alegato no vería la luz. Puede alegar no obstante, que sus críticas al PSOE están implícitas en sus artículos, dado que se postula como de centro derecha. Pero en este partido que se dice de izquierdas, y que trata mejor a los ricos que a los pobres, también se cuecen habas.
También se refiere Calomarde a la palpable lucha por el poder en el PP, que él, que pudo estar enredado en ella en otros tiempos, debe conocer muy bien, por dentro y por fuera. Pero debería fijarse en el PSOE y tratar de explicar la quietud total en el seno de este partido. ¿A qué puede deberse ese control tan absoluto por parte de Zapatero y Blanco? A lo mejor, si lo piensa un poco, Calomarde puede encontrar la explicación.
La solución de los males de España no pasa por la refundación del Partido Popular, sino por la refundación de nuestra democracia. Urge quitar el poder a los partidos y devolvérsela a los ciudadanos. No parece muy adecuado que los diputados deban sus cargos a los aparatos de los partidos. Deberían responder ante sus votantes.

domingo, 8 de febrero de 2009

Cuando Correos funcionaba

Se dice que las empresas privadas funcionan mejor que las públicas y suele ser verdad. Pero, al menos en el caso de Correos, esta no es toda la explicación. Hubo un tiempo en que el funcionamiento de Correos era incluso impensable en la empresa privada. Se podía mandar una carta poniendo cualquier cosa en la dirección y era casi seguro que llegaba a su destinatario. La prensa dio cuenta de algunas de esas cartas que los carteros habían logrado entregar.
Yo mismo recibí alguna, con las señas (las mías) incompletas. El mérito no era sólo del cartero, que quizá recordaba mi nombre, sino también de los clasificadores de la central que se la habían hecho llegar. Valencia no es una ciudad pequeña. Yo no recibía mucha correspondencia ni el aguinaldo que le daba al cartero por navidad salía de lo corriente. Quizá la cuestión se debiera a que el cuerpo de Correos tenía un espíritu, que imbuía ese afán de servicio a todos sus componentes.
Ese espíritu se ha perdido y algún culpable debe de haber. Ya hace bastante tiempo que no queda ni rastro de él. Desde que se perdió, una carta ha de llevar todos los datos para que sea depositada en el buzón correspondiente. Y ni siquiera llevando todos los datos es seguro que vaya a su destinatario. Tampoco se puede esperar que el cartero, cualquier cartero, pierda unos segundos leyendo los nombres que figuran en los buzones, para asegurarse de que no se equivoca. Si en el sobre pone “no doblar”, doblan para que quepa por la ranura del buzón. Si el sobre contiene un libro, que se puede estropear al introducirlo por la ranura, lo introducen de todos modos. No cabe esperar tampoco que llamen por el telefonillo avisando, para que bajen a recogerlo, porque eso significa perder demasiado tiempo.
Si uno va a una oficina de correos, a cualquiera, se desespera viendo como los funcionarios que atienden las ventanillas tardan adrede todo lo que pueden. Cuando terminan con un cliente simulan que hacen algo y hasta que dan el turno al siguiente pasa mucho tiempo. Una de las veces en que tuve que ir a correos, desesperado y enfurecido al observar esa práctica común a todas las oficinas de Correos, tuve que soportar además que todos los funcionarios de las ventanillas, excepto uno, se fueran a almorzar al mismo tiempo. Con lo que mi espera, que ya era larga, se prolongó durante media hora más.
Una cosa es que se haya perdido aquel espíritu y otra que los ciudadanos que utilizan los servicios postales no merezcan el menor respeto.

sábado, 7 de febrero de 2009

Xenofobia

En lo que respecta a España, y en lo que respecta únicamente a la situación actual, hubo un tiempo en el que se pudieron tomar medidas adecuadas. Eran tiempos en los que gobernaba José María Aznar y la afluencia de extranjeros era incesante. Fue entonces cuando debió hacerse un estudio para ver cuántos trabajadores extranjeros podía absorber España. No se hizo nada de eso, probablemente por egoísmo, porque esos extranjeros resolvían muchos problemas inmediatos.
No se trata de negarle nada a nadie, sino de tener en cuenta que lo que no se tiene no se puede dar. No se debería haber consentido que muchos se arriesgaran a una aventura que no podía salir bien. Y como consecuencia, muchos de ellos sufrían unas condiciones laborales infames, sin que el gobierno español lo pudiera impedir. Hay que suponer que lo intentó. Su vida, como es lógico suponer, transcurría en precario.
El gobierno de Zapatero, en ésta, como en tantas otras cosas, cumplió ese refrán que dice que “el infierno está empedrado de buenas intenciones”. Lo de papeles para todos hizo el mismo efecto que el de apagar un incendio con gasolina.
Y ahora se nos echa encima la amenaza de la xenofobia, que no es exclusiva de España, sino que está en la condición humana. Empleos británicos para trabajadores británicos se dice en Inglaterra. El propio Obama, de quien tanto espera el mundo, también ha estado tentado de caer en la tentación proteccionista.
En los tiempos complicados sale a relucir lo mejor y lo peor del género humano. Es indudable que hay empresarios grandes y pequeños que están haciendo sacrificios, en su intento de salvar todos los empleos que puedan. También hay muchos trabajadores que se sacrifican lo indecible.
Pero no faltan aquellos en los que lo que rige es el sálvese quien pueda. Ese egoísmo, que es la seña de cualquier nacionalismo que se precie. De él surgen todas esas medidas que llevadas hasta el final, significarían el colapso total. Ocurre que quienes mejor aplicaran esas medidas egoístas serían los últimos en sucumbir.
Qué añoranza de Europa, ésa que no supimos construir cuando se podía y que ahora puede irse a pique.