Se conoce que Joaquín Calomarde, que en algún momento apuntó alto en el PP, disfruta arreándole estopa a su ex partido. Faltaba que apareciera el episodio del espionaje para que asomara enseguida la cabeza, recordando que dimitió por tal y por cual asunto. Lo que no se sabe es cual hubiera sido su actitud ante esos mismos asuntos si hubiera ostentado algún cargo. Es cierto, no obstante, que los dos motivos que alega el boicot al grupo PRISA y el eslogan España se rompe, fueron dos errores estratégicos de su partido, pero no lo es menos que la actitud del grupo PRISA hacia el PP es lamentable y que la política del gobierno, en todos sus aspectos, es preocupante.
Por otra parte, quizá lo haya hecho, pero yo no recuerdo que haya criticado nunca al PSOE; y si lo hiciera, puesto que publica en El País, quizá su alegato no vería la luz. Puede alegar no obstante, que sus críticas al PSOE están implícitas en sus artículos, dado que se postula como de centro derecha. Pero en este partido que se dice de izquierdas, y que trata mejor a los ricos que a los pobres, también se cuecen habas.
También se refiere Calomarde a la palpable lucha por el poder en el PP, que él, que pudo estar enredado en ella en otros tiempos, debe conocer muy bien, por dentro y por fuera. Pero debería fijarse en el PSOE y tratar de explicar la quietud total en el seno de este partido. ¿A qué puede deberse ese control tan absoluto por parte de Zapatero y Blanco? A lo mejor, si lo piensa un poco, Calomarde puede encontrar la explicación.
La solución de los males de España no pasa por la refundación del Partido Popular, sino por la refundación de nuestra democracia. Urge quitar el poder a los partidos y devolvérsela a los ciudadanos. No parece muy adecuado que los diputados deban sus cargos a los aparatos de los partidos. Deberían responder ante sus votantes.
Por otra parte, quizá lo haya hecho, pero yo no recuerdo que haya criticado nunca al PSOE; y si lo hiciera, puesto que publica en El País, quizá su alegato no vería la luz. Puede alegar no obstante, que sus críticas al PSOE están implícitas en sus artículos, dado que se postula como de centro derecha. Pero en este partido que se dice de izquierdas, y que trata mejor a los ricos que a los pobres, también se cuecen habas.
También se refiere Calomarde a la palpable lucha por el poder en el PP, que él, que pudo estar enredado en ella en otros tiempos, debe conocer muy bien, por dentro y por fuera. Pero debería fijarse en el PSOE y tratar de explicar la quietud total en el seno de este partido. ¿A qué puede deberse ese control tan absoluto por parte de Zapatero y Blanco? A lo mejor, si lo piensa un poco, Calomarde puede encontrar la explicación.
La solución de los males de España no pasa por la refundación del Partido Popular, sino por la refundación de nuestra democracia. Urge quitar el poder a los partidos y devolvérsela a los ciudadanos. No parece muy adecuado que los diputados deban sus cargos a los aparatos de los partidos. Deberían responder ante sus votantes.
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