Mientras ese profesional de la demagogia, el despilfarro, el chivatazo y el proteccionismo dice que el gobierno está harto de los bancos, como si él fuera el gobierno (luego ya se vio que no, porque lo desmintieron), los bancos, o por lo menos algunos, han aumentado las comisiones.
Estamos en lo de siempre, los bancos necesitan ganar mucho dinero, porque si no es así los accionistas se desprenden de sus acciones. La subida de comisiones, como es sabido, repercute sobre todo en quienes más problemas económicos tienen. No es de suponer, por ejemplo, que el propio ministro Sebastián pague comisión alguna. Lo habitual entre los pudientes es exigir que se les retire de inmediato, aunque el importe signifique poco para sus economías. El prurito les impide consentirlas. Con lo cual no queda más remedio que cobrárselas a quien no puede protestar.
Dicen que eso es así porque los bancos obtienen otro tipo de compensaciones de estos clientes. Pero eso es dudoso, porque si nos atenemos al crédito que firmó Zaplana para comprarse el pisito en Madrid, no se ve el beneficio de aquella entidad bancaria por ningún lado. Además, siempre se ha dicho que los bancos prefieren cien clientes de cien que uno de mil, porque éstos subastan el dinero al mejor postor.
De modo que mejor haría el ministro Sebastián en buscar alguna solución para este caso y una solución no es una salida de tono. Vivimos tiempos muy angustiosos para mucha gente a la que ver como se le escapa una parte, para ellos muy importante, de dinero por este motivo. Una solución, podría ser, por ejemplo, que los partidos devolvieran a los bancos todo el dinero que les deben. O sea, una solución seria y real, nada de gestos para la galería. La contrapartida sería que los bancos renunciaran a cobrar comisiones a los pobres. Tendrían plena libertad para cobrárselas a los ricos.
Estamos en lo de siempre, los bancos necesitan ganar mucho dinero, porque si no es así los accionistas se desprenden de sus acciones. La subida de comisiones, como es sabido, repercute sobre todo en quienes más problemas económicos tienen. No es de suponer, por ejemplo, que el propio ministro Sebastián pague comisión alguna. Lo habitual entre los pudientes es exigir que se les retire de inmediato, aunque el importe signifique poco para sus economías. El prurito les impide consentirlas. Con lo cual no queda más remedio que cobrárselas a quien no puede protestar.
Dicen que eso es así porque los bancos obtienen otro tipo de compensaciones de estos clientes. Pero eso es dudoso, porque si nos atenemos al crédito que firmó Zaplana para comprarse el pisito en Madrid, no se ve el beneficio de aquella entidad bancaria por ningún lado. Además, siempre se ha dicho que los bancos prefieren cien clientes de cien que uno de mil, porque éstos subastan el dinero al mejor postor.
De modo que mejor haría el ministro Sebastián en buscar alguna solución para este caso y una solución no es una salida de tono. Vivimos tiempos muy angustiosos para mucha gente a la que ver como se le escapa una parte, para ellos muy importante, de dinero por este motivo. Una solución, podría ser, por ejemplo, que los partidos devolvieran a los bancos todo el dinero que les deben. O sea, una solución seria y real, nada de gestos para la galería. La contrapartida sería que los bancos renunciaran a cobrar comisiones a los pobres. Tendrían plena libertad para cobrárselas a los ricos.
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