miércoles, 18 de febrero de 2009

El desprecio a Rosa Díez

Resulta cargante el desprecio que muestra Zapatero por Rosa Díez cuando sube a la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados. Diríase que constituye una muestra de ordinariez y mala educación si no fuera porque el buen gusto y la buena educación, por lo general, brillan por su ausencia. La manipulación es más frecuente. Y tampoco faltan los intentos por desviar la atención general de lo realmente importante.
Pero ese evidente desprecio de Zapatero demuestra dos cosas. La primera es que Zapatero desconoce que el desprecio auténtico es el que no se manifiesta, el que queda en los adentros. El otro suele ser teatral y tiene por finalidad lograr un efecto. Esto último es evidente en este caso. Pero sobre todo revela el pensamiento de Zapatero. Sabe que su actitud con Rosa Díez ha sido absolutamente desleal y temiendo ser despreciado, simula que desprecia.
Rosa Díez tiene palabra. Puede gustar más o menos su programa, pero se sabe a qué va a dedicar sus esfuerzos. Si en algún momento cambia alguno de sus objetivos, se sabe que lo dirá claramente, para que nadie se pueda dar por engañado. No le importa a Rosa solidarizarse con gente de algún partido rival, si piensa que tiene razón.
Zapatero, en cambio, no vacila en realizar cualquier tipo de maniobra que le favorezca electoralmente. Va cambiando de parecer subrepticiamente y encima lo niega. De Rosa se sabe que siempre estará en contra de ETA y dispuesta a aliarse con quien la combata abiertamente y sin andarse con medias tintas. Zapatero hará lo que le convenga electoralmente. De ahí que Zapatero tenga mayor tendencia a aliarse con el PNV y Rosa Díez con el PP.
Rosa Díez es una política responsable y cuando Zapatero usa esta palabra le quita todo el sentido, puesto que es el colmo de la irresponsabilidad. No le importa que el mundo se hunda bajo sus pies, con tal de ir primero en intención de voto.

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